XVI- Mala fama

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Una solicitud de última hora obligó al Limón a retrasar su regreso a Konoha una semana, cuando por fin lo hizo los silencios y murmullos, ahora tan descarados le hicieron saber que algo iba mal.

Aunque nunca esperó lo que pasaría.

Y es que el anbu que la acompañó entendió que si no podía escribirlo, podía decirlo, fue así como el chico le informó lo que vio a Kakashi y Shikaku,

-Oye 'Muñeca' recuerda que si estás recibiendo ingresos extras debes reportárnoslos- dijo Kakashi al verla en la oficina donde siempre la citan.

-¿Qué?- respondió confundida suponiendo que tal vez se equivocó al escribir cuánto le pagaron en los lugares en los que estuvo y es que eso debe informárselo a Kakashi.

-También debes de ir al Hospital para que te hagan tu tarjetón y cada tres meses tienes que ir a revisión. Aquí también nos preocupamos por las chicas de consuelo- dijo burlón Shikaku y entonces el Limón entendió de qué hablaban.

-Le diré a Shikamaru que te de toda la información, considerando que ustedes se llevan muy bien- los dos hombres empiezan a reírse, el Limón se levantó y salió de ahí  ignorando su exigencia de que regrese a entregar la información, pero ella no se detiene, no después de cómo la trataron.

Mientras caminaba por el pasillo las cosas no cambiaron mucho y los comentarios fueron más descarados y evidentes. '¿Cuánto cobrará?', dijo alguien, 'es ella', susurró otro, 'y yo que pensé en invitarla a salir', dijo uno más.

El Limón supo que debía salir cuánto antes de ahí y estando a unos escasos metros de la entrada de ese edificio, alguien la jaló y atrapó frente a unos casilleros, junto a las escaleras.

-Oye lindura-

-No me digas lindura, no te conozco. Quítame las manos de encima- reclamó enojada al chunin, un chico como de 1.80 de complexión gruesa que solo rió.

-Vaya, la perra es arisca, eso me gusta- al decirlo moja sus labios, el Limón se pone en alerta, mira a todos lados y se da cuenta que está sola, entonces se arrepiente de usar ese vestido con una abertura a un lado que deja ver un poco de sus muslos, no demasiado, pero deja ver algo.

-Seré directo. Mis amigos y yo nos enteramos de que das otro tipo de servicios, así que queremos contratarte-

-Tus amigos y tú son unos idiotas. Lo siento chico, quien te contó eso te mintió, no me dedico a eso y en caso de que lo hiciera, ten por seguro que nadie podría llegarme al precio-

-Si si, sabemos que aquí no te dedicas a eso. Por eso te vamos a llevar a una casa que tienen mis papás en la tierra de los Ríos y ahí te portarás bien con nosotros- al decir eso se le acerca más, ella da un paso atrás pero no tiene hacia donde moverse. El chico acaricia su rostro y baja sus dedos a su cuello y sigue bajando hasta llegar a su pecho.

-¡Te dije que me quitaras las manos de encima!, ¡te dije que me dejaras en paz!- intenta empujarlo pero no logra moverlo, él sonríe burlón y ella responde escupiéndole en la cara, logrando así que el chico de unos pasos hacía atrás.

El Limón intentó huir pero el chico la jaló del pelo con tal fuerza que terminó estampándola en las escaleras. 

El Limón cerró los ojos por el dolor solo escuchó que alguien brincó y se paró enfrente de ella.

El tipo da unos pasos atrás, la chica intenta huir pero él la detiene del brazo y jala hacia atrás haciéndola caer de espaldas en las escaleras. En ese momento alguien brinca, es un chico de pelo corto y ojos negros, con una piel tan pálida que ya ha visto antes.

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora