LXIV- Reencuentro y galletas

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-¿A dónde vas?- dijo Kiyoshi a Mamoru al verlo salir.

-A recorrer el lado norte, es lo único que me falta y de paso iré al lugar de Kenjiro-

-¿Estás buscando que Daikuro te mate? Cada día está más insoportable y el Limón... ¿dónde se escondió?- dijo Kiyoshi molesto, por supuesto que quiere encontrarla pero no entiende porque se esconde tanto.

-Como sea... sólo vigila que Daikuro no mate a nadie, ni a ti-

-Dalo por hecho- respondoó Kiyoshi antes de seguir durmiendo.

*****

-Mamá, despietaaaaaaaaa mamáááááá- gritó Kumo quiere ir al parque, ya es casi medio día.

-Si... si Kumo, dame unos minutos. ¿Ya desayunaste?- dijo bostezando, ahora que está embarazada necesita dormir más', afortunadamente Kumo le facilita las cosas, ella puede darle de desayunar sin despertarse, solo debe dejarle preparado un vaso de leche, pan y onigiris en su mesita.

-Sí mamá. Afuelaa, vamos- el Limón se asomó por la ventana, es un día soleado así que usará un vestido largo y suelto que disimula su embarazo, no quiere que nadie la señale, ya está cansada de eso.

Fueron al parque, Kumo jugó en todos los juegos, luego fueron a comer y antes de regresar pasaron por un helado.

Regresaron a la taberna, Kumo corría por todos lados juntando corcholatas, mientras su madre revisaba unas cosas en la cocina. Antes de que abrieran regresaron a su habitación, le dio de cenar a la pequeña y la bañó, no tardó en quedarse dormida,  el Limón se dio una ducha y bajó a trabajar para ese momento ya eran poco más de las 22 horas.

-Kenjiro, ¿tienes algo para mí?-

-Ese de allá, trátalo bien y te pagará más- ella saluda al hombre, él la toma de la cintura y avanzan por el lugar.

-¡Pórtate bien Momo!- le gritó Kenjiro y ella respondió con una seña obscena.

-¿Momo? esa rubia se llama Momo- preguntó Mamoru a la pelirroja con la que estaba, el chico no vio su rostro, solo su linda silueta por detrás.

-Ah, sí, Mamma... digo Momo, es que está embarazada y aún así la siguen buscando los clientes... no la odio, pero ojalá y después de que tenga su hijo quede toda gorda- dijo la chica riendo mientras acariciaba la entrepierna de Mamoru.

-¿Y entonces?, a qué viniste Mamoru, habla-

-Información, quiero saber si aquí

-Ah, eso... la recompensa que ofrece el innombrable por su novia-

-No, no me interesa la chica, es... personal, busco a un chico- Mamoru le describe al Nara, tiene una corazonada, la tiene desde que dejaron Kumogakure.

-Mmm hace mese estuvo aquí un chico... pero no sé lo del pelo porque  lo cubría con un pañuelo... estuvo aquí como dos semanas y venía apostar. Terrible jugador, siempre perdía. Pobre diablo-

-¿Qué pasó con él? -

-Mmm, se fue. Perdió ante el señor Gamatora y entregó una casa, bueno de hecho trajo los papeles de una casa. Fue raro, yo estuve ese día, no parecía molesto o preocupado por perder, parecía que se había esforzado por perder todo-

-¿Y después? -

-Regresó esa misma noche, apostó y ganó como 800 mil ryo, luego se fue. Muy raro-

-¿Vino solo o

-Supongo, no sé. Nunca hablaba con nadie... ni siquiera bebía, solo fumaba, pasaba más tiempo encerrado en la habitación que rentó o en el techo fumando... bueno Mamoru, entonces vamos a un cuarto y págame- la chica lo tomó de la mano y avanzaron hasta una habitación, luego de media hora Mamoru salió de ahí y siguió las escuetas indicaciones que le dio la chica para encontrar la casa que el Nara apostó.

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora