Capítulo #4: "Vamos de compras"

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Capítulo #4: "Vamos de compras"

*Punto de Vista: Valeria Victoria (Vale)*

Emily y yo estuvimos haciendo una comida en la casa para comer los cuatro en mi departamento, hasta que llegaron los chicos con un montón de bolsas.

— Dime que me compraste algo D — puse las manos en garras porque lo conocía bien y lo suyo no era la compra.

— La verdad es que si — y me ofreció un bolso con algunas cosas dentro — Te traje Doritos, espero que te guste el de picante.

— Es mi favorito — murmuré por lo bajo, nunca pensé que mi hermano se fijara en eso.

— Lo sé — me dijo cerca del oído y luego me guiñó el ojo.

Mi hermano parecía un idiota pero era un buen hermano.

— Hicimos la comida aquí Carlos, ¿te sirvo? — le preguntó Emily.

Este asintió y fuimos a serviles a los chicos los platos de comida. No somos profesionales pero a mi me quedaba deliciosa la comida.

Comimos en el comedor y pronto Carlos y Emily fueron a descansar, ellos no habían dormido en el avión y menos cuando llegaron.

Yo daba bostezos cada 5 minutos.

— Vete a dormir — me ofreció D

— Primero tengo que decirte unas cositas — me senté frente a él en el mueble de tal forma que me mirara a los ojos — Tus amigos no pueden estar aquí todo el tiempo como si este fuera su apartamento, porque también es el mío y a veces quiero andar cómoda. Segundo: hay que comprar un televisor para la sala y un equipo de música. — Hice señales de dónde había que ponerlo en el espacio libre en la sala.

— Entendido, podemos hacerlo mañana, después de ir a buscar mi auto — se levantó y me ayudó a poner de pie — Ve a descansar, mañana te ayudo con la casa hermanita.

Fue dulce la forma en que lo dijo. Acarició mi rostro, me dio un beso en la frente y se dio la vuelta para su cuarto.

Fui hasta mi cuarto y terminé por dormirme en cinco minutos.

Mi cuarto era grande, con un ventanal al cual le hacía falta unas cortinas porque el sol entraba en la mañana y no me dejaba dormir.

Nota mental: comprar cortinas nuevas.

Fui directo al baño y me cambié para el largo día que tendría hoy, así que me puse ropa práctica pero sin dejar el buen estilo de lado. Un pantalón ajustado con partes cortadas, zapatillas deportivas y una blusa corta de mangas hasta los codos. No use mucho maquillaje.

— Gracias por acomodarme el cuarto — entró D sin tocar a mi cuarto con dos camisetas en la mano — ¿Cuál me pongo?

— Primero: llama antes de entrar. Segundo: la azul te queda mejor. — se puso frente al espejo y se cambió delante de mi.

— Vamos que mi Ferrari espera — dijo contento.

— Déjame tomar el bolso y estaré lista — el amaba ese auto, yo por mi parte no me gustaba conducir, prefería que el me llevase. Y como D era de presumir su lujoso carro, nunca se negaba de llevarme.

Salimos de allí hasta una parada de autobús, tuvimos que dar un viaje largo hasta la ciudad, de ahí ir a la empresa de transporte y buscar su auto, menos mal que había llegado, porque me había cansado solo de pensar que tendríamos que volver a venir.

— ¿A donde quieres ir ahora? — dijo mientras conducía para salir del local de autos, habían varios modelos, tamaños y diferentes colores.

— Vayamos a una tienda de electrodomésticos, quiero comprar un par de cosas como te dije ayer — dije buscando en el mapa alguna tienda así.

— Llamemos a mamá, no quiero que se enoje otra vez — definitivamente era una buena idea.

Mamá contestó el teléfono, llevaba puesta la bata de trabajo y tenía unas pequeñas ojeras

— ¿Noche larga? — pregunté

— Si mis amores, ¿Cómo están ustedes?

— Vamos a comprar cosas para la casa, mi hermana como siempre no sabe sobrevivir sin televisión.

— Tu tampoco — me defendí

— Compren todo lo que necesitan, esa será su casa por los próximos 4 años, acomódenla como si fuera su hogar.

— ¿Podemos comprar lo que queramos? — estoy segura que mientras hacía esa pregunta mis ojos se iluminaban, mi acción favorita es hacer compras.

— Si, para eso es esa nueva tarjeta que les dio papá. Agradézcale a él. Tengo que seguir trabajando, en la noche los volveré a llamar para saber cómo están.

— Vale mamá, te quiero — dijo D aún con la vista en la carretera, mi hermano era muy responsable cuando se trataba de conducir.

— Adiós mamá. Besos. — colgué la llamada y seguí buscando cosas para comprar.

Demoramos un poco en llegar a la tienda de electrodomésticos, pero por fin la encontramos, es grande y tiene ventanales amplios.

— Hola, ¿en que los puedo ayudar? — un chico de mi edad se acercó, y tenía el cabello rubio y los ojos eran grises, alto como mi hermano, con unas ligeras ojeras debajo de esos ojos llamativos.

— Buscamos un par de cosas para nuestra nuevo departamento — respondió mi hermano a la defensiva al verme mirarlo demasiado, sin embargo el chico no apartó la vista de mi.

— Oh, ¿son pareja?

— No — contesté muy rápido — Él es Dereck mi hermano gemelo — añadí — Yo soy Valeria

— Estamos aquí para estudiar en la universidad — prosiguió mi hermano.

— No se parecen mucho la verdad — dijo mirándonos uno y luego al otro, como si estuviese buscando algún parecido. Y es cierto mi hermano y yo solo teníamos iguales el apellido. Color de ojos diferentes, tamaño, color del pelo, formas de ser. Era más fácil encontrar una diferencia que algo en que nos parecíamos. — Yo soy Kevin, también estudio en la universidad, solo que trabajo aquí para pagar algunos de mis gastos. — explicó

— Nosotras vamos en primer año — tomó la mano de mi hermano y se dieron un apretón.

— Yo voy a comenzar en 3ro — sacudió la cabeza dejando que el cabello cayera hacia un solo lado, y ese gesto lo hizo verse aún más atractivo de lo que ya era, llamo toda mi atención. — ¿En que quieren que los ayude?

— Buscamos un televisor pantalla plana y de unas cuantas pulgadas — explicó mi hermano caminando por la tienda.

Yo me quedé allí parada mirándolo de espalda, llevaba una camiseta que dejaba ver sus brazos bien formado, algunos tatuajes cubrían su cuello pero de dirigía hacia su espalda, llevaba un pantalón apretado y marcaba su trasero. Parecía ejercitarse mucho porque estaba aún mejor formado que Dereck.

Me uní a ellos, alejándome de Kevin porque todo en él me gritaba mírame. Por primera vez no podía parar de mirar a un chico, quizás porque tuve a los dos chicos más lindos de mi escuela en mi casa todos los días, es que me volví antipática para los atractivos, pero algo en él me llamaba. Quizás eran los ojos grises, le cabello rubio desaliñado o sus tatuajes. No lo sé.

— Ya terminé mi turno, ¿me preguntaba si me pueden adelantar en su auto? — le preguntó Kevin a Dereck, mientras ambos llevaban unas cuantos electrodomésticos hacia el maletero.

— Si, sube al auto, para irnos — le contestó mi hermano porque yo había evitado hablar, creo que me iba a delatar en cualquier comentario.

Conducimos hasta nuestro apartamento y terminamos por descubrir que el chico que me gusta vive en la última planta de nuestro edificio.

Genial, ahora me lo voy a encontrar en todos lados. ¡Mierda! ¿Cómo puedo tener tan mala suerte?

<¿O tan buena?> casi podía ver a mi conciencia guiñándome un ojo.

Abofeteé mentalmente a mi conciencia por decirme eso.

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