Descubriendo

Capítulo #18: "Sábado de Revelación II"

Capítulo #18: "Sábado de Revelación II"

*Punto de Vista: Dereck David (D)*

Últimamente los días han sido perfectos, Charlotte suele venir a casa para desayunar junto a su hermanastro, en las tarde vemos alguna película o conversamos en el salón, alguna que otra vez entramos a mi cuarto. Y he descubierto que: no le gusta que la besen en público le da vergüenza, que cuando lee prefiere usar lentes y no le gustan las fiestas pero le gusta estar con los amigos.

Descubrí que su color favorito es el rojo, aunque creo que eso es más por mi cabello, que le encanta tocarlo como si fuese lo más delicado y rico del universo.

Y eso te encanta

¡Obvio!

Por ser sábado nos hemos quedado en casa todo el día, me he leído un libro que mamá nos mandó, es terriblemente largo, pero ya lo he terminado.

Tocan a la puerta y voy a abrirla ya que mi hermana no está.

— ¿Hola? — pregunté al ver a Lote con cara de enojada en mi puerta.

— Estoy molesta — eso ya lo podía ver — lo ha botado — no entiendo nada — Paula a botado al chico que me venia a traer un libro de clases.

— ¿Por qué?

— Porque sencillamente no quiere que nadie entre a nuestra casa.

Eso ya lo sabia ya que ni yo puedo entrar, y a Kevin no lo deja estar demasiado tiempo.

— No podía decirle que subiera que Kev vivía en el piso de encima. No, no, tenía que decirle que esperara fuera, y como es lógico el chico se marchó — la escuchó porque se que cuando se enoja nada puedo hacer.

Ya se ha desplazado dentro de nuestro departamento y a caminado hasta el sofá con cara de enojada.

— No te preocupes muñeca, todo está bien.

— No lo está, también es mi casa.

Le acaricio el cabello y ella parece un poco más tranquila al instante.

— ¿Por qué siempre escuchas mis peleas?

— Porque me gusta escucharte incluso cuando estás molesta.

— Claro, siempre y cuando lo de molesta no sea contigo.

— Pues si. Conmigo no creo que te puedas molestar.

Sus cachetes se convirtieron en rojos como la sangre y ella tenía una pequeña sonrisa mal disimulada. Me acerqué y bese la comisura de sus labios.

Intente besarla un poco más, cuando la puerta fue abierta por mi hermana.

— Hola Lote — saludo cordial, mientras entraba hasta su habitación.

— Ven — atrapé su muñeca y con cierto movimiento ágil la arrastré hacia el interior de mi cuarto.

Ahora, solos, puedo besarla sin reprimir mis ganas de hacerlo.

— ¿Quieres un beso muñeca? — asintió ligeramente.

Atrapé su labio inferior y mordisqueé suavemente. Aún nerviosa agarro mi pelo y nuca para hacer que nuestro beso se profundizara, no me molestaba, me gustaba mucho cuando tomaba el mando de nuestros besos.