Capítulo #26: "Mi primera vez"

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Capítulo #26: "Mi primera vez"

*Punto de Vista: Charlotte Scott (Lote)*

Tuve que retener a David cuando quiso ir detrás de nuestros hermanos.

¿Nunca dejará de ser celoso?

Creo que no.

— ¿Por qué eres tan celoso? — pregunté obligándome que mirarme a los ojos. Ese azul cielo era una bebida de alcohol altamente embriagante. Sonrió y me pregunté si era necesario ser tan perfecto.

— Es una historia muy larga. No quiero aburrirte.

— Tu nunca me aburres — aunque sea empalagoso es la verdad, a veces cuando hablaba de algo que desconocía, no me aburría, más bien parecía desconectar y estar en un mundo donde sus labios se movían sin algún sentido y yo me perdía.

— ¿Vamos a la cama? — me desconcentré cuando su mano toco mi nuca y unió nuestros labios. Me llevo hasta la cama.

La noche no hacía más que empezar y ya tenía ganas de mucho más. Su boca era la satisfacción misma, era el cielo y yo era un ángel. O era el infierno y yo el demonio que caería por él.

Su lengua saboreaba mi cuello, sus manos recorrían mi cintura y la espalda baja. Mi mano solo se concentraban en traerlo más cerca de mi, en acariciar su cabello rojizo intenso y en marearme con cada lamida. Sentía el escalofrío recorrer mi cuerpo.

Mis latidos se podían sentir fuera de la habitación porque no paraba de resonar bajo mi pecho. Y de pronto se detuvo.

Me miró y yo a él. Desprendía lujuria, deseo, pasión y amor.

— ¿Quieres qué continúe muñeca? — intente estabilizar mis latidos y solo asentí. Pero en no se movió.

Beso mis labios, mi frente y mi mentón. Acaricio mi rostro y me miro de arriba a abajo.

— ¿Tienes miedo? — volví a asentir — No tienes nada porque temer.

Se puso de pie, puso música en su teléfono, dejándolo a un lado, era la música que escuchaba cuando no sentábamos en el sofá a conversar.

Volvió a mi lado.

— ¿Eso está mejor?

Sentí un alivio en el pecho, y era muy claro, volví a asentir, porque aún las palabras se atragantaban en mi garganta.

— ¿No te irás? — me escuché decir con lágrimas retenidas.

— ¿De tu lado? Nunca.

— Yo no puedo perderte — admití y el beso mi cabeza. Luego junto nuestra frente y sin abrir sus ojos continuó.

— Nunca me perderás, estaré contigo hasta mi último día, es una promesa.

Estalle nuestros labios, en mi estaba vez había decisión que nublaba mis miedos. Bese su desnudo torso acaricié su cabello y bese su cuello. Estaba encima de él pero se detuvo y con agilidad pasó a estar encima. Me puso de espalda, besando desde  hombros, pasando por todo ami columna y terminando en mi espalda baja, esa sensación fría allí me hizo arquearme.

Continúe el recorrido esta vez por delante deteniéndose varias veces en mi pecho. Hasta mis caderas. Tomó en sus manos, mi diminuta falda color piel y arrasó a su paso con besos mojados, provocando que mis mejillas ardiesen en deseo. Desnudó mi cuerpo, eliminado mis bragas.

Soy suya, en cuerpo y alma. Nunca me había entregado a alguien y el sería el único dueño legítimo de mi.

¿Nos volvemos cursi ahora?

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