Capítulo #43: "Maldita pelea"

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Capítulo #43: "Maldita pelea"

*Punto de Vista: Dereck David (D)*

No dormí nada en toda la noche la resaca se me paso con el enojo y la ira que sentí, me recorría todo el cuerpo, cuando por fin dieron las 9 de la mañana me puse de pie.

Mi hermana y Kevin desayunaban en la mesa ni si quiera les dirigí una mirada.

— ¿Qué te pasa? — preguntó Valeria pero ya estaba demasiado lejos de ella.

Toqué la puerta varías veces, la puerta se abrió y Paula estaba de pie.

— No vas a entrar — dijo.

— Quítate — caminé a su lado y no me detuvo, creo que mi cara de enojo preocupa y hace sentir miedo a cualquiera.

Abrí sin ni siquiera llamar. El cuerpo de Lote descansaba tranquilamente en la cama. Sus ojos estaban cerrados y se veía tan inocente.

— Despierta — sacudí su cuerpo.

— ¿Qué pasa? — se frotó los ojos con los puños.

— Hablaste con Bruno cuando claramente te lo prohibí.

Tomé su móvil de la mesa y comencé a revisar sus mensajes, no hallé nada.

— También lo borraste ¿no?

En su cara había culpa, mucha culpa. Mi pecho se apretó y sentí que había destrozado mi corazón en pequeños trozos, haciéndolo añicos.

— Yo.. — intentó decir pero las palabras no le salieron.

— No hace falta que digas nada, tu cara me lo dice todo — baje la mirada — Confíe en ti, esto es traición — apreté mis puños.

— ¡No! — dijo Lote dejando escapar lágrimas de sus ojos.

— Te lo prohibí, no te das cuenta de lo mucho que él le gusta utilizarte, solo quiere que caigas en su juego para ser una más. Eres tan idiota cómo permitir que eso pase. — intentó acercarse a mi, la alejé bruscamente — Ni se te ocurra. No quiero volver a verte — me aleje por la puerta — por ahora. — susurré a penas me escuché yo mismo.

Así como entre desaparecí de su casa dejándola sola, podía escucharla sollozar desde la sala. La cara de Paula es de retrato además de que lágrimas antiguas aún no se secan en su rostro.

— ¿Qué ha pasado? — pregunto mi hermana al verme así de alterado.

No respondí. Me metí en mi cama y en mi cuarto.

Rompí todo lo que mis manos alcanzaron. Mi pobre teléfono también termino roto. Todo lo que había de ella allí dentro terminé por romperlo. Me detuve en el dibujo que me hizo la noche que se quedó aquí por primera vez.

Tengo tanta ira que lo rompería en un segundo, pero algo en mi pecho dolía demasiado para hacerlo. Dolía tanto que quemaba.

No salí de mi habitación en lo que quedó de día.

Mis padres tuvieron que comprender la explicación que mi hermana le dio y que aún yo no sé cuál fue. Los próximos diez días, vague por la casa como alma en pena y sin sentido. Solo salí del departamento para ir a las clases y regresar, no hablé con nadie, no comía con los demás y no salí de mi cama. Aunque tampoco puedo dormir, el insomnio es más fuerte que yo, maracas eran visibles bajo mis ojos y su olor, está en mi cama impregnando en mis sábanas, pero soy débil, no las he cambiado, no la de su almohada, porque tiene olor a coco. Me encanta su olor, me encanta ella y la extraño.

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