Capítulo 8.
Cuando pasamos al interior mis ojos salieron de sus órbitas. El sitio en si, era oscuro… Habían paneles de control, mesas gigantes de mezclas, ordenadores de última generación… un montón de botones con luces de colores…creo que era el paraíso, se parecía bastante.
- Hola chicas, soy Martin – un hombre de mediana edad, más o menos del mismo tipo que Kev, nos saludó a todas con un apretón de mano. – ¡no seáis tímidas, tomad asiento! – nos ofreció cinco taburetes azules justo en frente de los paneles.
Me apresuré a coger el del medio, me gusta estar rodeada por las demás, no sé por qué. Una vez todas sentadas, nos quedamos ensimismadas por los aparatos. Daban ganas de apretar los botones hasta que reventaran… me chiflaba todo aquello. Vimos como Jay entraba a la otra parte de la cabina, la que estaba iluminada, lo veíamos gracias al gran ventanal que había en frente nuestra. Después de él entraron sus amigos y finalmente se posicionaron cada uno en frente de su respectivo micro. Vi a Tom mirar hacia el frente y le saludé tímidamente, pero no hizo nada.
- Vale chicos, tenemos que tener el disco terminado lo antes posible… la discográfica no nos da mucho más tiempo… – Martin pulsó un botón que estaba cerca de Empar, y se puso a hablar con ellos. Ellos asentían y Martin les daba órdenes, pasos a seguir. Jayne entró en el estudio de grabación, nos dio unos cascos a cada una y tomó asiento al lado de Mara. Nos los pusimos y ahora escuchábamos por ahí la conversación entre Martin y los chicos. - ¿habéis comprendido? – ellos asintieron una vez más.
De repente una melodía comenzó a sonar en nuestros cascos. Max fue el primero en cantar. Intenté concentrarme en lo que decía la canción y en sus voces, pero los ojos se me iban a los labios de cada uno de ellos. Según la canción iba tomando intensidad, yo me concentraba menos en ella y ponía más interés en sus gestos. Me di cuenta que cada uno tenía un movimiento diferente, por ejemplo, Jay movía sus brazos siempre con el dedo índice hacia arriba y dándole vueltas. Siva extendía su mano a la altura del ombligo y la meneaba en diferentes sentidos. Max daba pasitos hacia delante y hacia atrás con los ojos mirando al techo de vez en cuando. Tom daba como pequeños golpes al aire con una mano, me recordaba a un samurái o algo así… Por último Nathan, se agarraba los cascos mientras cerraba los ojos, movía sus labios con exageración y sus manos hacían señales, como indicando un camino. Yo por fuera tenía el semblante serio y concentrado, pero por dentro me estaba partiendo de risa… eran muy graciosos, incluso sin intentarlo.
De repente vi a Max tropezarse con un cable del suelo y se me escapó una risilla. Esther me dio un codazo para que le contara que estaba pasando por mi cabeza. Lógicamente no se lo pude decir, la canción aún estaba sonando. Justo en ese instante, ésta me atrajo. No sé por qué pero las voces de los chicos parecieron entrar en mis oídos para quedarse un buen rato. Después de esa canción, sonó otra…y luego otra… ya no me fijaba solamente en ellos, sino en las letras de las canciones y en sus voces… Hay que admitirlo, menudas voces tienen…
Una hora después, a nosotras nos ofrecieron comida mientras ellos cantaban lo último que les quedaba. Así que la aceptamos sin pensarlo dos veces y nos dirigimos con ella a la sala de los sofás.
- Dios… me moría de hambre… - dijo Esther devorando cada trozo de crep que se metía en la boca.
- Ídem – le contesté limpiándome el chocolate que me había caído en la mano. Soy desastre hasta para comer…
- Oye, cantan fenomenal eh… - dijo Zaira mirando hacia donde estaban ellos, en la cabina con Martin, Jayne y Kev.
- Yo sigo sin explicarme que hacemos aquí, en serio – le di un bocado más al crep.
- ¡qué más dará! Lo importante es que lo estamos pasando genial, al menos yo sí – dijo Mara. Esther y Zaira asintieron al mismo tiempo.
- Mira, si no estás cómoda, cogemos y nos vamos ¿vale? – Empar me dedicó una mirada entre chulesca y comprensiva. Una mezcla difícil, pero ella la podía hacer.
- No, no… lo de antes lo había dicho porque al menos yo, no encajo en un sitio como este, me siento rara- me encogí de hombros y volví a hincarle el diente a mi comida.
Terminadas de jalar y bien llenas, nos dedicamos a esperar a los demás. Pasaron quince minutos, eternos. Zaira y Esther estaban viendo con curiosidad todos los discos que colgaban de la pared, señalándolos y quedándose a veces con cara de impresión. Mara, Empar y yo estábamos en un absurdo debate… y si soy sincera a no sé a que vino hablar de eso.
- No, yo te veo más con Max… - rechistó Mara señalándome.
- ¿pero qué dices? Te pega más a ti – puse los ojos en blanco y me apoyé en el respaldo del sofá.
- ¡Que no, que Max es para mí, joder! – nos propinó un golpe en el brazo a cada una.
- Es verdad… me olvidaba de que te mola – arqueé mis cejas y ella me dio otro golpe. – oye, para ya de pegarme… - me acaricié el brazo.
- Tranquila, Max es todo tuyo… a mí me atrae más Jay – suspiró Mara. Sus finos labios se curvaron, formando una leve sonrisa.
- “tienes una risa muy contagiosa” con eso te conquistó – apunté mirando al horizonte y riéndome con Empar.
- ¿y tú con Tom qué? La escenita en el ascensor… - de repente Mara se levantó y se colocó en frente mía.
- ¿qué? – pregunté intentando averiguar sus pensamientos.
- Se nota que le gustas – afirmó enarcando una ceja.
- ¿qué?… oye me estoy dando cuenta de que este tema es muy estúpido, ¿cómo les vamos a gustar o nos van a gustar si tan solo les conocemos de unas horas? – les miré a las dos y giré la cabeza hacia otra parte.
- ¿y qué tiene que ver? Tampoco hace falta mucho tiempo para fijarse en alguien – contratacó ella haciendo que volviera a mirarla.
- Pero no tiene mucho sentido… - dije en voz baja.
- Ya, pero si te pones así es por algo – Empar me miraba como diciendo “no llevas razón, y lo sabes”.
- ¿y cómo se supone que me pongo? – crucé mis brazos, mirándola fijamente.
- Brazos cruzados, mirada seria… hija mía, te pones así, molesta cuando se supone que no lo tendrías que estar – rápidamente deshice mis brazos e intenté relajar mis facciones. Empar tenía razón, estaba molesta y no sabía muy bien la razón de ello.
- Vale, tenéis razón – asentí varias veces con los ojos cerrados - ¿podemos dejar el tema ahora, por favor? – les pregunté abriéndolos de nuevo.
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Gold Forever L5F. [Editando]
ФанфикCristina, Empar, Zaira, Esther y Mara. Amigas desde siempre y con vidas absolutamente normales. Nunca soñaron con algo más que cumplir unas expectativas comunes. Nunca pensaron que sus vidas pudiesen cambiar de tal forma. Nunca vieron que ellos eran...