Gold Forever L5F. [Editando]

78. "Ultimatum"

Capítulo 78.

~Empar POV.~

Joder, ya me han vuelto a dejar sola. No vuelvo a salir con ellas, en serio. Eso mismo pensaba mientras intentaba salir de aquel antro que daba tantas vueltas que era imposible andar bien. Así que una vez fuera, volví a casa, sola, borracha y enfadada con el mundo.

- Putos tacones…-grité mientras luchaba contra la gravedad e intentaba quitarme los zapatos. Fue entonces cuando me reincorporé, noté un alivio infinito en los pies y tuve la sensación de flotar tanto como para caerme. Más no me caí. ¿Por qué no?

- ¿Estás bien? – Estaba todo tan borroso que no podía decir quien era por el aspecto, pero por la voz…

- Sí, perfectamente. Gracias. – intenté estabilizarme y empezar a caminar de una vez. La cosa es que no pude y por poco me caigo otra vez.

- ¿Estás segura? – Dijo riéndose. – Creo que no estás en condiciones de ir sola por la calle.

- ¡Ugh! ¡Esfúmate…! – Le dije balbuceando y alzando los brazos a lo loco. Me estaba poniendo negrísima. - ¡Vete joder! ¡Déjame en paz! – Siguió intentando sujetarme. - ¡Acosador! ¡Socorro!

- ¿Pero qué coño haces? ¡¿Estás loca?!

- No, algo borracha. – contesté una vez me quité su mano de mi boca. – Ahora… - hipo aparece. – Déjame en paz…- sigue el hipo y hace que de saltitos. Parezco gilipollas…no…borracha…nah.

-  Empar…

- ¿Qué? – Alargué el monosílabo quejándome mientras me giraba con la poca estabilidad que me quedaba.

- No vas a ir sola.

-  ¡Acosador! ¡Solo me quieres acompañar a casa para aprovecharte de mí!

-  ¡Maldita loca! Cállate ya y sigue andando. – Me esturó de la muñeca y, para mi sorpresa, anduve a su lado todo el rato, de su mano y sin rechistar. - ¿Las llaves? – Me preguntó al llegar a, lo que parecía, mi portal. Le señalé el bolso porque no tenía ganas de hacer ningún movimiento. Así que las sacó, abrió las puertas, me empujó hasta la habitación y de repente, una sacudida hizo que arrojase hasta la primera papilla.

- Jay…me encuentro fatal…- susurré entre arcadas. Sus manos me sujetaron y guiaron hasta el baño, donde me abracé a la taza del váter y seguí con lo mío. Al no tener otra opción, seguí apalancada en el objeto en sí…hasta que Jay me alzó cuidadosamente y me cargó en sus brazos hasta mi cama. Hice lo imposible por quitármelo de encima, pero literalmente no tenía fuerzas. Me quitó la ropa y mi cabeza empezó a divagar y poco me importaba lo que hiciese conmigo. De repente sentí una gran cantidad de mantas sobre mí y lo agradecí hasta la eternidad. – Gracias. – Me limité a decir con los ojos cerrados. Todo seguía dando vueltas sin parar.

- ¿Quieres vomitar? – Negué mientras intentaba retener las ganas. Al final me calmé y él seguía conmigo. – Bueno, yo ya me voy…-Se levantó del borde de la cama, justo cuando cogí su mano.

- De verdad, no quiero dormir sola esta noche. – Le dije a media voz. Él suspiró, me miró y se fue introduciendo en la cama junto a mí. Apagó la luz y me abracé a él. Lo último que recuerdo, antes de caer totalmente dormida, es el dulce beso que depositó en mi frente.

Amanecí totalmente sudada, con un dolor de cabeza insoportable y ganas de morir. Al parecer, Jay ya no estaba. Será tarde y por eso se habrá ido…no sé. Tampoco se oía nada por la casa, así que supongo que estas aún estarían sobando.  Las lagunas mentales estaban a la orden del día. Había fragmentos difusos de la noche anterior, sin embargo, me acordaba perfectamente de que había dormido con Jay. Tan solo dormir. Así que me levanté lentamente, me puse las zapatillas y me arrastré, literalmente, hasta la puerta. Después de salir del baño, me di cuenta de que no había nadie en casa y que solo eran las diez de la mañana. La hostia parda, me dije. Así que me volví a la habitación, topándome con una nota encima del escritorio. La punta de ésta estaba medio doblada, referencia del que había dormido conmigo. La desdoblé y leí: