[37. Tantrum]

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Capítulo 37.

Había pasado una semana desde mi “vuelta a la realidad”. Fue estresante… entre ensayos para el coro, todo el mundo insistiéndome con lo del viaje, mi cumpleaños a la vuelta de la esquina y mi hermana pequeña quejándose por todo… iba a reventar. Por suerte era sábado y hoy podría recuperar horas perdidas de sueño. No… he hablado muy pronto…

- ¡Dejadme vivir! – refunfuñé enterrando la cabeza debajo de la almohada.

- De eso nada… ¡Venga, levántate, marmota! – alguien me quitó la sábana - ¡Arriba! – de repente empezaron a saltar, literalmente, encima de mí y luego me hicieron cosquillas… punto débil, no… La cosa es que a los cinco minutos había acabado de desayunar.

- Vale, ahora a la ducha– dijo Zaira. Esther y ella me levantaron de la silla y me arrastraron hasta el baño.

- ¿Qué queréis de mí…? – ambas se rieron y dejaron de empujarme cuando estuvimos allí. - ¿también vais a estar aquí mientras me ducho? – se volvieron a reír y se fueron. Mientras dejaba que el agua me empapase, y todo el rollo, pensé en lo que fuese que estuvieran planeando esas cuatro locas. Nada bueno, seguro. Acabé y me dieron ropa para vestirme. - ¿En serio? – la camiseta azul eléctrica con el dibujo del bigote y unos pitillos negros serían el modelito. No me había vuelto a poner esa camiseta desde que la saqué de la maleta. Luego, entre Mara y Esther, me secaron, ondularon y arreglaron el pelo.- ¿Esto no será tipo una cita a ciegas?

- No… no es del todo a ciegas… - Las mato. Y esta vez en serio.- ¡Para! Deja que sigamos, no te arrepentirás – Logré controlar mis instintos asesinos un par de minutos. Acabaron con el pelo, me pusieron incluso maquillaje ya que decían que parecía un fantasma. Cita a ciegas… cita… solo a ellas se les ocurren estupideces así. ¿No se dan cuenta de que soy una pérdida de tiempo?

                                                                                        …

- ¡Es casi la hora! - chilló Esther desde mi cuarto. Reconocí de inmediato que habían encendido el ordenador por el increíble estruendo que escuchaba.

- ¿Hora de qué? – preguntó Nora. Todas pasamos de ella, menos Empar que la cogió a brazos, y nos fuimos a la habitación. Me sentaron en la silla, enfrente de una cámara web de esas enormes… no era mía, ni el micrófono ese tampoco… esto cada vez me está poniendo más nerviosa.

- ¿Qué broma es esta? A mí citas a lo meetic.com no eh…

- Tú recuerda… respira e inspira… - seguí los pasos un par de veces con Esther. Parecía tonta. Más bien lo era, como me dejo liar… La pantalla se encendió y entonces todo cobró sentido. Él estaba en mi pantalla. No pude evitar abrir la boca de la impresión y volver a cerrarla. Las miré incrédula. - ¡Venga, te está viendo y escuchando! – pero no podía hacer nada, estaba totalmente paralizada y a punto de llorar.

- ¿Hola? ¿Se oye? ¿Se ve algo? Mierda tío, no veo nada… – Su acento de Bolton… Empar me dio un empujón hacia un lado y se puso a tocar cosas. - ¡Ah! ¡Ahí estás, pequeña! – empezó a reírse. Mi cara debía ser impresionante en estos momentos. ¿Y ahora qué hago, qué digo… qué? – Creo que no me ve, ni me oye… ¡maldito cacharro inútil! – de repente oí un par de voces que también conocía. Entonces aparecieron Jay y Max en la pantalla. Esto es un tipo de sueño muy raro…

- ¡Va, no hagas la tonta! – Mara me dio un golpe en el brazo al que yo reaccioné chillando, cosa que hizo que los de la pantalla se quedasen extrañados, lo confirmo… no es un sueño.

- Tío mira su cara… te está viendo – Max empezó a reírse, al igual que el de rizos y mis amigas – Venga, te dejamos solo… - Y desaparecieron, al igual que lo hicieron mis amigas y mi hermana.

Gold Forever L5F. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora