[36. How do you get up from an all time low?]

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Capítulo 36.  

Cristina POV.

Descolgué aquella llamada, era mi madre, seguramente preocupada por mi retraso. Estaba justo en frente de la puerta del portal de mi casa, no había ni sacado las llaves pero tuve que hacerlo apresuradamente al instante de colgar. Nada más abrir tiré las maletas dentro del patio, daba igual como se quedaran o quién las cogiera, y me piré. Por suerte recordé que las llaves del coche estaban en el mismo llavero que las de casa, así que corrí hasta él. Hay que ver… no hace ni cuatro horas que salí de un hospital y me meto en otro… increíble.

Cuando llegué al parking me volví loca buscando un sitio libre. Y por si no estaba ya agobiada, empecé a hiperventilar de una forma extraña. Finalmente encontré un sitio donde mi pequeño Seat Ibiza cabía. Salí apresuradamente de él y luego fui tropezándome con todo el mundo.

- Bernardo Esteve – Le solté a la chica de recepción nada más llegar. Ella hizo cara de no haberse enterado de nada – Joder… - tomé aire - Bernardo Esteve ¡Búsquelo, quiero saber dónde está! – Con una velocidad pasmosa, a lo tortuga, buscó en la pantalla del ordenador.

- Cuarta planta, habitación 404… - contestó mascando su chicle como si de una vaca se tratase. Qué asco señor…. – coge el ascensor y después… - Ni la dejé acabar. Me metí en el ascensor, llegué a la planta y luego… me perdí. Anduve de un lado a otro buscando los numeritos de la habitación, pero estaba nublada totalmente. Cuando creí que el hospital se estaba burlando de mí, vi a mi tía al final del pasillo. Con el corazón a punto de salirse de mi pecho me acerqué a ella y una vez allí me abrazó lo más fuerte que pudo.

- ¿Qué ha pasado? – le pregunté con tono cansado. Me explicó que esta mañana no se encontraba nada bien y lo habían traído aquí para que le hicieran más pruebas. Pero que la cosa no pintaba bien. Decidimos entrar en la habitación. Así que me permití unos segundos para parecer fuerte.

Mi madre se me abalanzó encima de una forma exagerada, mi hermana pequeña me daba la mano todo el rato mientras que la mayor me saludaba sonriente y mi abuela miraba a su marido con cara de preocupación. Me acerqué a la última y le di un beso en la mejilla a lo que ella suspiró y me lo devolvió. Finalmente posé mis ojos sobre aquel hombre postrado en la cama. No tenía buen aspecto pero aun así me sonrió, o eso intentó, al verme.

- ¿Qué pasa grandullón? – Desde que tengo memoria lo llamo así. Le vi tan frágil que solo le di un pequeño beso en la frente.

- ¡Hola flor! Aquí estamos… - Y él me llamaba así desde que puedo recordar. Me respondió lo más ameno que pudo pero odié que intentase hacerse el fuerte frente a mí. Mi hermana pequeña estaba delante… así que lo entendí.

                                                                                    …

- Bueno, voy a llevar a Nora a casa – anunció mi madre para todos. Mi hermana de cinco años, Nora, vino enseguida hacia mí y me abrazó fuertemente. – Venga… tenemos que irnos.

- No quiero… - Se notaba que me había echado de menos estas semanas. Finalmente la convencí para que se fuera y mi hermana de veintiséis años, Elena, se llevó a mi abuela. Así que solo quedábamos mi tía, mi abuelo y yo.

Pasó una hora y éste estaba charlatán. No paraba de rememorar viejos tiempos en los que yo era pequeña. Eran historias que siempre me han avergonzado y en otro momento le hubiese reñido por contarlas, pero ahora le hacían feliz y eso era lo único que importaba.

A medida que la noche caía, mi abuelo también. Se encontraba peor a cada minuto que pasaba y para nosotras era muy difícil no derrumbarnos. Estaba apoyada en la pared más próxima a mi abuelo, refregándome los ojos cada pocos segundos.

Gold Forever L5F. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora