Gold Forever L5F. [Editando]

14. Playing with fire.

Capítulo 14.

Zaira POV.

Miramos la botella desconcertados. Sinceramente, aun teniendo litros de alcohol recorriendo mis venas, no jugaría. Tengo muy malos recuerdos de ese juego y soy la que mejor va de todos ahora mismo, así que seré algo sensata.

- ¿a la botella? Venga Nath, te creía más adulto – Tom alzó sus manos al aire, gracioso, riéndose por todo… como estaba haciendo yo.

- Yo no voy a jugar – les dije cortante.

- ¿por qué? – Max me miraba inexpresivo - ¿no te mueres por besarnos?

- Em… yo… - tartamudeé sin saber qué decir. Porque a ver, morirme… como que no. Apetecerme besar a uno sí, pero… no de esta forma.

- ¡Venga Zaira, no seas sosa! – chillaron Empar y Mara con sus cubatas en alto.

- Va Zaira, es por diversión… no pasará nada – A Esther ya se le trababan las palabras, pude comprender poco de lo que decía. La cantidad industrial que había ingerido no era la misma que la mía, soy lenta bebiendo y no me sube nada.

- Que no, jugar vosotros… - dije abrazando mis piernas.

Mientras todos intentaban convencerme, yo seguía bebiendo poco a poco… me hacían tonterías para que jugara. Después de un rato seguía negándome y bebiendo más. Sin quererlo, me subió muchísimo. Era la primera vez en mucho tiempo que estaba borracha, o al menos estaba realmente mareada. Seguían insistiendo así que decidí jugar con ellos, ¿qué podía pasar? La partida comenzó con Nathan.

- A ver, os recuerdo que la primera ronda son picos de diez segundos – informó él mientras giraba la botella con una sonrisa curvada. Esa sonrisa que me encanta…

- ¡Zaira! – gritaron todos de repente. Observé la situación… me había tocado a mí. Vaya, genial… ¿qué justo, no?

- Venga va, diez segundos… ¡yo los cuento! – se apresuró a decir Esther.

Yo estaba confusa. Las chicas me estaban empujando para que le besara, menos Cristina que estaba pasmada en frente mío, al lado de Tom. Ambos me miraban intrigados. Nathan se puso frente a mí, haciéndome girar lentamente sobre mí misma y poniéndome de rodillas. Estábamos cara a cara, ambos borrachos. Él parecía decidido, mirándome fijamente a los ojos, yo sin embargo estaba asustada y mi mirada se fijaba en sus labios. No era la primera vez que besaba a un chico, claro que no, pero Nathan me intimidaba… era todo, sus labios alargados y gruesos, sus ojos.

Todo fue muy rápido, cuando me quise dar cuenta, nuestros labios ya estaban pegados, y sus manos sujetando mi cuello delicadamente. Después de diez segundos, que me parecieron los segundos más cortos de mi vida, nuestros labios se separaron lentamente. Abrí los ojos, que no me había dado cuenta de que los había cerrado durante el beso… mierda ¿y si él los tenía abiertos? Madre mía… no sé cómo ha aguantado sin reírse de mí.

- Me parece que aquí saltan chispas. – comentó Siva entre risas.

- Estoy contigo Seev – apuntó Max con su dedo hacia su posición – venga Zaira, gira la botella – me alentó con una sonrisa.

Yo todavía estaba embobada mirando a Nathan, con la boca abierta… me había quedado con ganas de más. Él también me miraba, había fuego en sus ojos, o tal vez son alucinaciones mías… que no me extrañaría. De repente cogí la botella y la rodé. Le tocó a Max. Éste sonrió y se puso en frente mía. Lo miré asustada, pero me dejé llevar. Mis labios se pegaron con los suyos durante diez segundos. Pero fue un beso normal… no sé cómo explicarlo… no había sido lo mismo que con Nathan, estaba claro. Cuando nos separamos Max seguía sonriendo, y yo le di un abrazo como que no quiso la cosa. A duras penas pude reaccionar cuando volví a sentarme y noté a Nathan muy cerca de mí. Dos días, un beso, mil miradas… aquí pasa algo, tiene que pasar.

Esther POV.

Ya no sé si fue por la que llevaba encima, pero decidí irme al baño en medio del juego. Me levanté como pude, agarrándome de Tom y Jay torpemente. Soy alta, y las aturas con el mareo del alcohol no se llevan muy bien. Pregunté por el baño, aún a sabiendas de que no lo encontraría ni con señales de humo. Empecé a avanzar, cuando todos gritaron mi nombre. Di una vuelta sobre mí misma, casi cayendo en el intento y los miré fijamente. Todos estaban borrachos como cubas, gritando y señalándome.

- ¡Esther que te ha tocado! – me gritaba… puf, no sabía ni quién era, las lentillas no me funcionaban bien de lejos… ni de cerca… - Esther tía, que tienes que darte un pico con Max – vale, era Mara la que había estado gritándome todo el rato. Me apresuré a colocarme de rodillas frente a él, me miraba sonriente, daba muy buen rollo, así que cuando dijeron “ya” nuestros labios se juntaron rápidamente. Yo no paraba de pensar en las ganas que tenía de mear, y el pico se me estaba haciendo eterno. Cuando nos separamos cogí a Zaira de la mano y nos fuimos en busca del baño.

Diez minutos después, volvimos riéndonos… me había caído en el pasillo tres veces y en el baño… ¡qué patético…! Me senté como pude en mi sitio y rodé la botella.

- ¿dos chicas?… – preguntó atónito Nathan, abriendo mucho los ojos. – Esto no puede estar pasando… - me había tocado con Cristina. Ambas sonreímos al ver la excitación que nuestro beso creaba en los chicos.

- Venga Cristi, ¡dame un besito! – le guiñé un ojo y le puse morritos mientras se acercaba.

Cristina agarró mi cara, apretujándola a su gusto y besó mis labios. Fueron los diez segundos más divertidos y calientes de la noche. Los chicos nos observaban embobados, se les caía la babilla… las chicas en cambio se partían de risa, lo que hizo que Cristina y yo nos separáramos riéndonos a más no poder.

- Mm… ¿chicos? – Empar pasó la mano por delante de la cara de Jay. Pero no reaccionaban.

- Tierra llamando a Siva… ¿me recibe? – Mara intentó llamar la tención de todos, pero parecían que se habían quedado atascados o algo.

- Bueno, pues nos vamos… para que estéis así… - Empar hizo un intento de levantarse, que por primera vez en la noche le salió sin caerse.

- ¡Hey, no… no, no, no! – Max la cogió de la cintura, haciendo que ésta cayera encima de él riéndose a más no poder. – quietas ahí, Cristina… gira la botella, por favor.

Ella cogió la botella torpemente, se notaba que aun estando borracha le daba miedo el juego. ¿Pero qué más dará? Es un juego.