Capítulo 17.
Cristina POV.
Avancé hacia Tom tambaleándome de un lado a otro. Me agarró de la mano y me atrajo a él conduciéndome a una silla, donde me sentó delicadamente. Se arrodilló aclarándose la voz y empezó a “cantarme” su trozo de la canción. No me iba a quejar pero… sonaba como un perro atropellado. Me contenía las ganas de reírme cada vez que me miraba con esa cara, que no sé si la hacía adrede o porque había bebido demasiado. Cuando acabó me volvió a mirar y me aupó. Me agarré lo más fuerte que pude alrededor de su cuerpo para no caerme, aunque eso era inminente. Me llevó en volandas por el comedor, riéndose y simulando que era un avión. La verdad es que no podía parar de reír y los demás tampoco. De repente aceleró más el paso y nos estampamos contra el sofá, menos mal que no había nadie… sino hubiésemos hecho un siniestro total. Seguíamos riendo y su cuerpo estaba completamente encima del mío … básicamente aplastándome . Y entre que me estaba dando un ataque de risa y que no podía respirar, no me extrañaría que ahora mismo estuviese morada. Pero tuve suerte y Tom recuperó la compostura para sentarse y dejarme hacerlo a mí.
Me dedicó una sonrisa mientras se limpiaba las lágrimas. Sin pensarlo me acerqué más a él y coloqué mis piernas sobre las suyas. Él las agarró con fuerza y estiró de mí para que mi cabeza quedara perfectamente encajada en el hueco de su cuello. Ni idea de lo que estaba haciendo, pero me gustaba.
- Vale… - oí las sonoras risas provenientes de Jay y Mara – Cris, te toca… - me encorvé como pude hasta llegar con mi mano a la botella y girarla.
- ¡Siva! – grité con los demás - ¿verdad o atrevimiento?
-Verdad.
- Mmm… ¿verdad que…? – no sabía que preguntarle… me quedé completamente en blanco. Recorrí la habitación en busca de inspiración mientras los demás esperaban. - ¿te gusta Esther? – todos se quedaron atónitos, pero no se me ocurría nada y Esther fue la primera que se me pasó por la mente.
- ¡Verdad! – vale… eso no me lo esperaba. Creí que pagaría prenda o algo… Siva sonreía como si nada, pero Esther tenía una cara de imbécil… bueno, más de la que ya tenía era un poco imposible. - ¡me toca! – gritó emocionado y giró la botella. – oh bebé… ¿verdad o atrevimiento? – por lo que pude ver le había tocado a Nathan.
- Atrevimiento.
- Atrévete a… darle un pico a la persona que más te guste de aquí y un morreo a quién menos – le exigió Siva. Me quedé embobada viendo la situación.
- Pago prenda… - anunció Nathan decidido a quitarse la otra zapatilla.
- Ey quieto ahí ¿vas a ser tan cobarde? – le detuvo Jay poniéndole la zapatilla de nuevo – por cierto, mañana te compro desodorante para los pies… menuda peste.
- ¡Calla! – le instó riéndose – es que no tengo claro quién me gusta más y menos – deje de oír la conversación cuando vi que Tom me estaba mirando.
- ¿Qué? – le pregunté mirando hacia arriba. Ahora mismo estaba apoyada en su pecho. No sé cómo he ido a parar ahí.
- Nada, gatita – se rio en mi cara a lo que yo le respondí con un golpe en las costillas.
- Deja de llamarme así – me quejé enfurruñada. De repente oí mucho alboroto. Me asomé para poder ver qué estaba pasando. Había pagado prenda al final y Jay y Max se estaban burlando de él. – Empar – le di unos toques a la cabeza que tenía a la altura de mi pierna – pásame ese cubata – y así lo hizo, derramando la mitad, pero lo hizo.
- ¡Cristina! – me nombraron todos de golpe. Di un sorbo enorme y vi a ver que pasaba - ¿verdad o atrevimiento?
- Atrevimiento – respondí sin pensarlo mucho.
- Veamos… - la voz del niñato hizo que me estremeciera, pero de terror. Creo que debería haber pensado mejor mi elección. – atrévete a hacer lo que antes me ha dicho Siva.
- ¿El qué? – pregunté sin mirarle.
- Pico al que más te gusta, beso largo y con lengua al que menos – me explicó tan rápido que casi no le entendí. Le miré algo confusa, ¿por qué cojones me dice que haga eso…? – si no quieres hacerlo, paga prenda eh… - me miró triunfante mientras se le trababan las palabras. No debería picarme por algo así. Iba directa a quitarme la sudadera cuando escuché su risa burlona… entonces paré de subírmela la prenda y le miré con los ojos entrecerrados.
- No gracias, yo no soy tan cobarde como algunos – Me levanté con algo de dificultad, escuchando algunos abucheos hacia Nathan por parte de los demás. Sin pensármelo dos veces, me eché hacia delante, sujetándome en las rodillas de Tom y le di un pequeño beso en los labios. Todo el mundo empezó a silbar y gritar como locos. Luego me reincorporé y avancé hasta encontrarme en frente de él.
- ¿Te caigo mal? – preguntó Max con cara de pena. Mierda, me había parado en frente del que no era. Me reí y le negué con la cabeza. Di un paso hacia la derecha, y verifiqué que esta vez no me había equivocado.
- ¿Cuánto tiempo se supone que debe durar el beso? – le pregunté zarandeándome de un lado a otro.
- Eso depende de cuánto me odies – me contestó con voz grave.
- Entonces no acabaría nunca… - susurré irónica.
Mientras pegaba un traqo a su cubata y yo esperaba alguna respuesta, pensé que no estaba siendo buena idea hacer esto. Pero no podía retroceder ahora y quedar mal. Mara me dijo que era un minuto, entonces me mentalicé. Iba a hacer una cosa que con suerte no recordaría al día siguiente… así que… De repente noté como me agarraban de las piernas, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera encima de un cuerpo, el de Nathan. Entonces sus labios atraparon los míos con rabia. Desde el principio nuestras lenguas estaban enzarzadas entre sí, apenas podíamos respirar. Tenía los ojos abiertos todo el rato, estaba incómoda y el cuerpo me temblaba. Sin esperarlo Nathan agarró mi cuello con ambas manos y me atrajo más hacia él, haciendo que se erizara el vello. Me di cuenta de que él estaba con los ojos cerrados…no, encima lo disfrutará. Mi boca se movía al compás de la suya, pero saber que le estaba besando hizo que me ardiera toda la cara. Finalmente nos dijeron de separarnos, que ya había acabado el tiempo. Cuando nos despegamos observé que mi pelo había creado una cortina alrededor de nuestras caras. Le miré con confusión y él solo me sonreía, triunfante. Nos quedamos así pocos segundos, algo que me pareció mucho tiempo. Sin saber por qué, sentí cosquillas por todo el cuerpo al quedarme prendada de aquellos ojos… ¡¿pero qué estoy haciendo?! Me despegué bruscamente de él, levantándome de golpe y haciendo que el mareo volviera a mí.
Volví casi a rastras a mi sitio mientras oía las risas de los demás. Me senté en el sofá y cerré los ojos.
- ¿Estás bien? - me preguntó el que estaba a mi lado. Yo solamente asentí frunciendo un poco el ceño. De repente sentí como unos brazos rodeaban mi cuerpo y me achuchaba dulcemente.
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Gold Forever L5F. [Editando]
FanfictionCristina, Empar, Zaira, Esther y Mara. Amigas desde siempre y con vidas absolutamente normales. Nunca soñaron con algo más que cumplir unas expectativas comunes. Nunca pensaron que sus vidas pudiesen cambiar de tal forma. Nunca vieron que ellos eran...
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