Capítulo 34.
Zaira POV.
Una vez llegamos a la puerta de urgencias salté al exterior y dejé a mis amigas aparcando el coche. Esther estaba demasiado perjudicada como para enterarse de nada y Mara iba nerviosa perdida. Menuda combinación. Encontré a Empar esperándome en la puerta. Entramos con paso rápido, pero no veíamos a nuestra amiga por ninguna parte. Preguntamos por ella, pero no nos respondían. Esto era un maldito caos. De repente divisé una vestimenta bastante llamativa… era ella, no había duda. Agarré la muñeca de Empar y atravesé la marea de gente que había en la sala de espera.
- ¡Cris! - Empar la agarró de la mano. Pero estaba inconsciente.
- ¿Por qué la han dejado aquí sola en medio de este maldito pasillo? - pregunté furiosa mirando hacia todas partes. En ese mismo instante vinieron un par de lo que parecían ser médicos y se la llevaron, dejándonos protestando otra vez.
- No podemos decirles nada, señoritas… Solo que nos den sus datos personales y esperen a ser llamadas en la sala de espera - sin poder hacer nada más que lo que dijo la enfermera de guardia, dimos datos y nos fuimos a sentar pero no había ni sitio. Al rato llegó Mara arrastrando a Esther.
- No la aguanto más… - la tiró, literalmente, al suelo, justo al lado de mis piernas. - ¿Qué os han dicho, dónde está?
- Nada, tenemos que esperar a que nos llamen - respondí sacudiendo la pierna. Esther se había quedado dormida y me la estaba babeando entera. Va a ser una noche muy larga.
Empar POV.
Una hora de reloj esperando en la maldita sala de espera… le he cogido un asco impresionante. Aquello se había vaciado del todo, solo estábamos nosotras y otro grupo de chicas. Había visto al médico que la atendía como más de diez veces, siempre con un vaso de café en la mano. Y viendo eso, me muero por armarla y gritarles a todos.
Esther ahora daba vueltas por la sala. Después de despertarse más desubicada que yo que sé, supo todo lo que había pasado y se puso nerviosa. Como las demás. Pasó más rato y finalmente supimos de ella. Le habían subido a planta.
- ¿Pero qué le ha pasado? - Detuve al médico antes de pasar a la habitación.
- Os lo diré de forma que lo entendáis… La cantidad de alcohol y otras substancias en su cuerpo la han traído aquí. A parte de que le hemos tenido que hacer un lavado de estómago por intoxicación. - Nos dejó de piedra. Había bebido, pero no tanto como para estar así… E intoxicación ¿de qué? ¿Gambas en mal estado? Gambas, que por cierto, no habían. - Se quedará esta noche en observación y mañana, con todas las pruebas, os diremos algo - Nos dio una última mirada y se marchó. Estando aún paralizada por el diagnóstico, puse a mover mis pies dentro de la habitación. Estaba dormida y con aspecto fantasmagórico.Tenía la piel más blanca que de normal y un cansancio notable su cara. Nos sentamos en el pequeño sofá que había en la habitación y empezamos a pensar qué hacer.
- Avisar a su madre - comentó Esther en voz baja. Todas asentimos. Finalmente decidimos que Esther y yo iríamos al hotel a por ropa y para llamar a su madre. Luego yo volvería y me quedaría con ella el resto de la noche. Las otras se irían y al día siguiente, bueno, dentro de unas horas volverían y nos iríamos.
…
- ¿Qué hacéis aquí? - Estaba absorta y sorprendida a la vez al ver a estos dos aquí.
- Queríamos saber cómo está… - con su cabeza señaló el hospital.
- A parte, tenemos que contaros algo… - Lo miré de arriba a bajo.
- ¿Relacionado con lo que le ha pasado? - le pregunté seria. Él asintió lentamente, pensativo. No dijimos nada más. Me acabé el cigarro, nos despedimos con un simple “bye” y nos fuimos en busca del coche. En el camino pensé si habían entrado o algo. Va… qué más dará. Diez minutos después estábamos en la habitación del hotel recogiendo maletas y pillando algo de ropa para Cris y para mí.
- ¿Tienes el número? - Ella asintió con el móvil en la oreja y salió a la terraza. La veía gesticular y bufar constantemente. La noticia no le estaba sentando bien y era normal. Yo aproveché para mirar los whatsapps. Si el 90% de ellos no eran de los chicos, no lo era ninguno. Pasé de ellos y fui directamente al de Mer. Me decía que cómo estábamos. Le contesté y luego le pregunté si había algo en mal estado en el catering o las bebidas de la fiesta, que se asegurara de que no.
Mer: “Habíamos pensado en eso. Y no. Todo está en buen estado.”
Pues entonces ya tenía miedo por lo que Nathan y Max tenían que contar.
…
- ¿Qué ha dicho su madre? - Me preguntó Mara sin ni siquiera haber entrado por la puerta.
- Nada, que nos va a matar - contesté suspirando.
- En serio…
- Le he dicho que no se preocupe, que no es grave - expliqué sentándome de golpe en el sofá. - Como mañana volvemos… - Ambas asintieron - Bueno… ¿Se ha despertado… ha pasado algo? - Negaron y luego seguimos con el plan acordado, se fueron al hotel y me dejaron sola con Cristina.
Me recosté en el sofá, más duro que una piedra el jodido, e intenté dormir.
- Empar… hey… ¡Empar! - Me desperté de golpe y me quedé confundida totalmente.
- ¿Sois ilusiones mías o…? - Me reincorporé. No , imaginaciones no, eran ellos. Otra vez. - ¿Quien os ha dejado entrar?
- ¿La enfermera? - Respondió el de flequillo encogiéndose de hombros. Intenté echarlos, ya que no pintaban nada aquí y despertaríamos a Cristina si hablábamos en la habitación. Oh, mierda.
- ¿Qué pasa? ¿…Dónde..- se miró, como pudo, todos los cacharros que tenía encima. Observaba todo con la cara de horror más terrorífica que le había visto. Corrí hacia ella e intenté calmarla. Luego los vió y su cara se tornó una mezcla rara entre confusión, dolor y enfado. Todo en uno. - ¿Qué hacen aquí? ¡¿Qué hago yo aquí?! - Seguí intentando tranquilizarla de nuevo recostándola como pude en la camilla. De repente vi a Nathan agarrándole la otra mano, cosa que me dejó pasmada, y más al ver que ella lo permitía… y sorprendentemente se tranquilizaba.
- Cálmate y ahora lo explicamos… - Logramos tranquilizarla un poco. A la vista saltaba su miedo a los hospitales y al tener la intravenosa. Las agujas eran su mayor fobia en este planeta. - Sabemos porque estás aquí.
- Sí, intoxicación y casi un coma etílico… - respondí dando pequeños puntapiés.
- Sí, ya… ¿Cris te acuerdas de la bebida esa que te he dado que sabía a rayos? - Ella negó lentamente. Entonces caí. Habían sido ellos. Con la broma de la noche que era mezclar cosas raras en la bebida y dársela a probar a la gente para ver su cara…la última en probar eso fue Cristina… y lo peor, lo sabía porque yo también había participado - Bueno verás… - El pobre Max no sabía por donde empezar y ni mucho menos acabar.
- Hemos sido nosotros - soltó de golpe Nathan contándole todo - Así que nosotros cinco te hemos… bueno… intoxicado.
- ¡Pero no adrede! - Max miró a su amigo con el ceño fruncido. Tenía la delicadeza en el culo, sinceramente. - Nosotros… solo era una broma, no queríamos llegar tan lejos… - la cara de Cristina era un auténtico poema. Retrocedí un poco.
- ¿Me estáis diciendo que…? ¿De verdad estoy aquí por… una simple broma? ¡¿una puta simple broma?! - su tono iba aumentando cada vez más - ¡Fuera! ¡Largo! ¡Empar tírales una zapatilla o algo! ¡Sácales de aquí! - y así lo hice. Me quité hasta la zapatilla y les perseguí hasta la puerta. Ellos salieron corriendo. Pues sí que debía dar miedo, sí…
Cristina POV.
A la mañana siguiente me desperté igual de confusa que lo había hecho la última vez. Tenía el mismo dolor de cabeza y barriga. Tenía el mismo pánico en el cuerpo. Me miré la mano… ¿eso es una moradura? Genial… Después de unos minutos mirando la nada, pensando en un cúmulo de cosas aleatorias, noté que alguien me acariciaba el pelo.
- ¿Cómo estás pequeña? - No contesté. Me había quedado muda de repente. Busqué a Empar con la mirada, estaba profundamente dormida en el sofá - ¿Peque?
- No me vuelvas a llamar así… - Durante estos días había adorado que me llamase así, pero ahora no. Ni siquiera soportaba que estuviese aquí.
- Yo… Por favor déjame explicarte…
- ¡No! - al ver que había alzado demasiado la voz miré a Empar. Nada seguía en la misma posición. - no hay nada que explicar, vete ya.
- No hasta que me escuches.
- ¿En serio? - bufé con cansancio. - ¿Qué es lo que no entiendes? No quiero que me expliques nada, por vuestra culpa estoy aquí y poco podéis hacer para arreglarlo.
- Nadie te supera en cabezota ¿eh? ni siquiera yo… - ladeó su cabeza suspirando y cruzándose de brazos. - Bueno, te dejo esto - puso un papelito encima de la mesa. Se acercó a mí, pero giré la cara. Aún así sentí sus labios en mi pelo durante unos segundos largos. - Adiós pequeña - Luego se fue. Justo en ese instante se levantó Empar… menudos pelos. Luego entró la enfermera con el desayuno, que se lo comió mi amiga y el médico que me dijo que a medio día podía irme. Por fin.
Las horas que quedaban las pasamos o en silencio o hablando de chorradas, evitando de lo que realmente queríamos hablar.
- Tom ha venido - le comenté sin pensar mucho mientras miraba aquel papel. Su boca llegó al suelo.
- ¿Y no le has tirado una zapatilla , un ladrillo o algo…?
- Muy graciosa… lo hubiese hecho de no ser por estar enganchada a un maldito gotero e ir con esta bata horrorosa - se puso a reír y me contagió. Los hospitales me ponen agresiva, no hay duda de ello. - Me ha dejado eso - le señalé el papel.
- ¿Qué pone? - me encogí de hombros para darle a entender que no lo había leído. Y dudo mucho que pueda hacerlo estos días. Sin previo aviso, la cogió y se puso a leerla. Esperé temblando un poco. Sus caras eran mensajes cifrados para mí. Luego la volvió a dejar y me miró - Acaban de tomar el avión a Inglaterra. Había venido para despedirse…. y no el resto lo tendrás que leer tú. Cristina… solo te diré que todos nos equivocamos alguna vez. Piénsalo…
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Gold Forever L5F. [Editando]
FanfictionCristina, Empar, Zaira, Esther y Mara. Amigas desde siempre y con vidas absolutamente normales. Nunca soñaron con algo más que cumplir unas expectativas comunes. Nunca pensaron que sus vidas pudiesen cambiar de tal forma. Nunca vieron que ellos eran...
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