Capítulo 19.
Empar POV.
- ¡Empar! – oí chillar a alguien mi nombre, pero lo ignoré, quería seguir durmiendo - ¡Empar tía, contesta! ¿estás bien? ¡¿qué coño te pasa?!
Me giré lentamente, abriendo un ojo y luego el otro… no estaba en la cama. No, estaba en el suelo, en el suelo del baño… vale, genial.
- ¿Pero cómo coño he acabado yo aquí…? – me reincorporé con la ayuda de Mara, estaba a mi lado con cara de histeria. – joder, que resacón llevo…
- ¿Solo tú? – Ambas nos reímos y nos pusimos una mano en la cabeza, reacción al dolor que nos había provocado la risa - Empar tía, que pedazo susto me has dado… - exasperó levantándome del todo. - ¿qué haces?. - Estaba registrando un armario que había, en busca de “pastillas milagrosas”.
- ¿Tendrán que tener algo para la resaca, no? – seguí buscando y Mara hizo lo mismo pero por los cajones de la pila.
Por fin las encontramos, nos tomamos una y nos volvimos a acostar en la cama.
- ¿Recuerdas algo de lo que hiciste ayer? – me preguntó. Yo negué con la cabeza, mirando fijamente el techo.
- Pues yo tampoco. Pero me he levantado con Jay… - me respondió poniendo cara de pilla.
- ¡¿Qué?! – exclamé sorprendida - ¿En serio? - solté una risilla ahogada - así que has pasado buena noche…
- Seguramente, la pena es que no me acuerdo de nada – de repente se levantó y se fue al baño, cerrando de golpe y provocándome un dolor de cabeza aún más intenso del que tenía. Me quedé confusa y de repente escuché el sonido de la ducha.
- Sí, qué pena… – susurré para mis adentros. ¿por qué he dicho eso? Ni siquiera sé por qué me molesta lo que hayan hecho o dejado de hacer. Pero me molestaba de una forma increíble. Finalmente, la pastilla hizo efecto, dejándome dormida.
…
Volví a despertarme, esta vez en la cama y con los largos pelos rubios de Mara en mi cara. El dolor se había ido, de momento. Busqué el móvil en la mesilla de noche y miré la hora.
- Mara… - la balanceé con mi mano derecha. – Mara… que son las tres y media de la tarde… - lentamente se giró cara a mí, abriendo sus ojos adormilada.
- ¿Y qué? – preguntó estirándose – los demás no se habrán levantado aún… - la puerta sonó.
- Hola amores… - cristina entró en la habitación, tirándose a los pies de la cama.
- ¡Hey! – la saludé con entusiasmo - ¿somos las únicas despiertas?
- Mm… no. Más bien sois las últimas, os estamos esperando en el salón… ¡Siva nos ha hecho brownies! – comida, sí. Me levanté ágilmente de la cama, empujando a Mara de un brazo para que hiciese lo mismo. Aunque no hizo mucha falta, cuando oyó la palabra “brownies” reaccionó enseguida.
Las tres aparecimos enseguida en el salón, atraídas por el dulce olor.
- ¡Buenos días chicas! – nos recibió Siva con una sonrisa – sentaros, hay para todas – nos ofreció dos sillas. Una estaba al lado de Jay, la que ocupó rápidamente Mara y otra estaba al lado de Max, la que ocupé yo, sonriéndole como una tonta. Para variar. Comenzamos a comer, realmente estaban buenos esos mini pastelillos de chocolate con más chocolate…
- ¿Cómo os lo pasasteis anoche? – Tom nos miró a Mara y a mí. ¿qué dice éste ahora? Mierda, el dolor de cabeza vuelve… - ¿no os acordáis de lo que pasó entre vosotras? ¿me tomáis el pelo, no? – su expresión era sincera, quiero decir, que se le notaba que no fingía o nos hacía una broma. Mara y yo nos miramos confusas. ¿Qué cojones había pasado?
Esther POV.
Mientras Empar, Mara y Tom desaparecieron del salón, para hablar en privado, yo no podía parar de comer brownies. Sabían a gloria… era lo primero que comía desde las pizzas de la última noche.
- Ya veremos… ¿Vas a dejar alguno para los demás o qué? – me regañó Zaira. Pobrecita, le estaba quitando todos los que le tocaban a ella.
- Ups, lo siento, no me he dado cuenta… - le mentí poniendo una voz grave y ridícula. La cosa es que por esos trozos de chocolate, con chocolate y recubiertos de chocolate hacía lo que fuese necesario. Incluso robarle su parte a mi amiga… a veces soy maligna del todo.
Seguimos comiendo y charlando de temas banales, con la resaca poco podíamos hablar. Por lo que se veía casi ninguno se acordaba de lo ocurrido anoche… yo me acordaba de trozos… tengo ciertos vacíos mentales. Nada de lo que preocuparse.
Mara, Tom y Empar estaban tardando una eternidad, empezaba a mosquearme e interesarme tanto misterio, a darle vueltas a la cabeza… pero paré de inmediato, la cabeza si la tengo quieta, mejor…
- ¿Tenéis una resaca del copón, no? – preguntó Jay con un gran bostezo. Todos asentimos y él se largó.
- ¿Hace tiempo que no bebías, verdad? – me preguntó Max con una sonrisa. Este tío parece tener buen aspecto siempre…
- Pues no… Cris y Zaira son las únicas que no bebían desde hace mucho – contesté señalándolas – las demás… bueno eso… yo rozo el límite de alcohólica… - todos se rieron con dificultad de mi comentario y las risas cesaron cuando los tres desaparecidos y Jay entraron por la puerta del salón.
- Tomaros una de estas… os vendrán bien – Jay dejó una caja enorme con pastillas “anti-resaca” sobre la mesa. Por raro que parezca ese era el nombre que llevaba la caja… ¡qué graciosos!
Todos tomamos una y llenamos nuestros vasos con agua, primera bebida no alcohólica que bebía en ese hotel, y nos las tomamos. Ojala se pase rápido esta mierda de dolor de cabeza.
Cuando terminamos de “desayunar”, a las tres y media de la tarde, nos adentramos con la ropa del día anterior en el cuarto que les habían cedido a Empar y Mara. Las mismas que desde que habían vuelto de hablar con Tom no habían dado señal alguna de estar con vida.
- Pásame la sudadera – me pidió Cristina estirando su brazo hacia la cama. – por cierto… ¿de qué habéis hablado con Tom? Estáis más serias… - las dos aludidas la miraron y luego hicieron gestos entre ellas.
- ¿Veis esto? – Mara nos señaló un tremendo moratón que tenía cerca del vientre. - ¿y esto? – señaló el moflete de Empar, ahora rojo e hinchado. ¿Cómo no me había fijado antes?
- ¡¿qué os ha pasado?! No os habrán… - Zaira dejó la frase en el aire, no queriendo decir lo que a Cristina y a mí se nos pasaba por la mente también.
- ¿qué? No, no… Más bien nos zurramos entre nosotras – explicó Empar sin darle importancia.
- ¿Qué habéis hecho el qué…? – la desconcentración que las tres llevábamos encima era notable a simple vista. - ¿pero por qué? – pregunté sentándome de golpe en la ancha cama.
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Gold Forever L5F. [Editando]
FanfictionCristina, Empar, Zaira, Esther y Mara. Amigas desde siempre y con vidas absolutamente normales. Nunca soñaron con algo más que cumplir unas expectativas comunes. Nunca pensaron que sus vidas pudiesen cambiar de tal forma. Nunca vieron que ellos eran...
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