Gold Forever L5F. [Editando]

51. [Expect the unexpected]

Capítulo 52 

Empar POV.

- Empar…tengo hambre, vamos a desayunar…¡Empar! ¡Levanta tu culo de la cama! - abrí los ojos de golpe y me encontré a Zaira tirada encima mía. Me la aparté como pude y me tapé la cara con la almohada. - Serás…mira que llamo a mis primos, eh… - no pude evitar reírme ante su tono de gitana de mercadillo enfadada. Es algo que siempre podrá conmigo. Finalmente accedí a levantarme y bajar a por el desayuno.

- ¿No están llamando? - pregunté asomándome por la puerta del baño con el cepillo de dientes en la mano. Zaira se encogió de hombros y fue hacia la puerta.

- La madre. Mira lo que tenemos aquí… - me enjuagué la boca, dejé todo en su sitio y me asomé al umbral. - Anda, ayúdame a…despertarla o levantarla o algo…- No podía con mi alma. Estaba muriéndome de la risa ante tal escena.

- ¿Pero…pero qué hace ahí? - mi amiga también estaba riéndose a más no poder - ¡Ey, tú! Levanta del suelo… - me agaché hasta su altura y la moví de un lado a otro hasta que abrió los ojos. - ¿Qué? ¿Se duerme bien en el pasillo o qué?

- Muy graciosa… - bostezó y me aplaudió sin ganas - Las muy guarras no me abrieron la puerta… - comentó refiriéndose a Cris y Esther. Articulé un “ah” sordo y luego le ofrecí mi mano para que se alzara. - Bueno…¡Vosotras tampoco me abristeis!

- ¡Ay! ¿Qué quieres que hagamos si dormimos como lirones? Además, te buscamos antes de irnos y no estabas… - contestó Zaira restregándose los ojos.

- Sí estaba.

- ¿Dónde? - Pregunté extrañada. Ayer creímos que se había ido o algo, porque no la encontrábamos por ningún sitio.

- Mejor os lo explico dentro - se sacudió el pelo y nos metimos en la habitación. Antes de contarnos nada, se fue a hacer todo lo que tenía que hacer. Luego nos hizo sentar y yo, una vez más, me quedé a cuadros.

- ¿Jay? ¿Paraste? ¿Liaros? -pregunté a trompicones. Éste era uno de esos casos en los que no proceso bien la información que me dan.

- Iba tan borracho… nunca había visto a nadie así. Ni siquiera a ti. - Mara me señaló haciendo un mohín.

- Ya, bueno… ¿Pero tú sientes algo por él? - fui directa al grano porque se estaba comiendo la cabeza de una manera impresionante.

- ¿Sí..? - respondió poco convencida. Bufé. Su respuesta sonó tan falsa e insegura. No se creía ni ella misma. Igualmente, dejamos estar el tema porque yo, por alguna razón que desconocía, me estaba poniendo mala. Así que bajamos a desayunar y, en el hall, nos encontramos al protagonista de la historia. Nos saludó sonriente desde el mostrador y nosotras le correspondimos. - ¿Veis lo que os digo? Ni si quiera se acuerda… - chasqueé mi lengua y la empujé al interior del restaurante.

Un rato después, bajaron las dormilonas de Cristina y Esther. Mara se puso a reñirles por dejarle durmiendo en el pasillo pero ellas, como estaban aún bajo los efectos del sueño, no le hicieron caso.

- ¡Emps! - chilló Esther de repente - oh, vaya… - se tapó la boca al ver que había chillado demasiado y que todo el mundo se le había quedado mirando - Jay te estaba buscando.

- Cierto. Está fuera. - agregó Cristina apuntando con su dedo hacia la salida. - Y parecía preocupado, no sé… - Sin saber porqué, me levanté de golpe y salí apresuradamente de allí. Estaba en el mismo sitio de antes, así que me acerqué hasta estar detrás de él.

- ¿Qué pasa? - le toqué la espalda y cuando se giró le ofrecí una sonrisa. No muy convincente, pero sonrisa al fin y al cabo.

- Tengo que hablar contigo. - agarrándome de la mano, me llevó al parque infantil, que ahora permanecía sin ningún niño en él, y nos hizo sentar en un banco. - Max me ha contado que ayer Mara me dejó en mi habitación…