13. Alcohol y juegos.

553 13 0
                                        

Capítulo 13.

- Vamos a pedir pizzas para cenar ¿os parece bien? – nos preguntó Max dirigiéndose a nosotras con un papel y un boli. Nosotras estábamos sentadas en el sofá enorme.

- ¿tenéis algo vegetariano? – preguntó Empar. Era vegetariana desde hace dos años y por lo que se podía ver, le vino genial pasarse a ese estilo de vida.

- Sí, ese “algo” se llama Jay – Respondió Tom riéndose y señalando al chico que ahora se acercaba a nosotros. Todas nos reímos, menos Empar que se quedó sorprendida… siempre se queda así cuando hay alguien que comparte sus gustos.

- ¡qué gracioso! – Jay miró a Tom fijamente – tranquila, para nosotros hay pizzas especiales – le dedicó una sonrisa y volvió a irse.

- ¡Nathan, haz algo útil y encarga la cena! – Max le lanzó la lista. Cuando éste le echó un vistazo se quedó con cara de asombro. Seguramente fue porque solo habíamos pedido cinco pizzas y dos de ellas solo eran para Esther… en cambio, ellos habían pedido como diez… ¿cómo alguien puede comer tanto?

La cena estuvo protagonizada por las risas y las ansias de comer. Hicimos bromas, chistes y hubieron muchas miradas, especialmente entre Jay y Mara… no se cortaban un pelo. Una vez acabamos y recogimos todo nos tumbamos en el sofá.

- ¿queréis ver una peli o algo? – preguntó Jay alzándose y dejando un hueco entre Mara y Esther. – podemos ver avatar…

- ¡no tío! No llevamos ni tres días aquí y ya la hemos visto dos veces… - se quejó Nathan arrastrándose las manos por la cara.

- ¡pero si es una película preciosa! – exclamó Esther mirando a Nathan como si estuviera loco. Me asomé para poder verle. Su postura era chulesca y daba a entender alguna referencia sexual… creo que soy la única que ve eso.

- Sí… tú ponte a verla más de veinte veces en un mes y verás cómo lo “precioso” se esfuma. – Nathan la miró alzando una ceja y aproximando su cara a ella.

- Eres un exagerado… - se quejó Jay cruzándose de brazos – bueno, pues películas no… ¿jugamos a algo? – ahora jugar… ¿somos niños pequeños o algo? – Es por no quedarnos quietos sin hacer nada… montamos nuestra fiesta particular. – Pero tenía razón…

- Mm… por mí bien – respondí estirando mis piernas - ¿a qué jugamos?

- Dejarme pensar… - Tom se acarició la barbilla, pensativo. Nada bueno podría salir de ahí… - ya está, juguemos al “yo nunca”.

- ¡ay, sí por favor! – Mara nos miró deseosa. Mejor no explicar porque le gusta tanto este juego, dejémoslo en que se le da bien. Los demás chicos asintieron y se fueron por la casa. Esther y Empar compartieron una mirada de complicidad y se fueron a sentar en el suelo. Mara nos cogió a Zaira y a mí de las manos, obligándonos a ponernos en una especie de círculo. Yo no estaba del todo segura de jugar, y apostaba lo que fuese a que Zaira estaba como yo.

- ¿Tenéis bebida, no? – Esther giró la cabeza para poder ver a Tom y a Jay que traían botellas de alcohol de todo tipo. Menuda noche nos esperaba. Luego pude ver a Max que venía cargado de cervezas, estaba claro que les encantaba.

- Pero ¿vamos a beber a palo seco? – pregunté preocupada. Me apetecía beber y pasármelo bien, pero hacía muchísimo tiempo que no bebía alcohol… y a palo seco me iba a dar una muy gorda.

- No, ni de broma… - Jay me hizo un gesto para que mirase en dirección al pasillo, vi a Nathan y Siva cargados con todo lo de la mezcla. - ¿pero empezamos con chupitos no?

Colocaron todo en el medio del círculo que habíamos formado y nos pusimos chico-chica para estar compensados, aunque este juego no hacía falta. Max empezó a servir la bebida en los minis basos. Decidimos empezar flojito e ir aumentando luego la intensidad.

- Yo nunca… he respirado. - Zaira empezó la ronda. Lógicamente todos bebimos. Mi garganta ardió al primer trago de… ¿qué se supone que me había puesto Max? No sé, pero estaba malísimo.

- Si todo va a ser de este tipo, os digo yo que estaremos por el suelo muy pronto – advirtió Siva pegando un sorbo a su chupito.

El juego continuó y la cosa se fue poniendo cada vez más seria, pero mi actitud y la de Zaira cambiaron después de la cuarta ronda. Dejamos de hacernos chupitos para pasar a los cubatas y ahí fuimos todos a peor.

Todo eran risas y cachondeo. Las preguntas eran subiditas de tono y estábamos descubriendo cosas que nunca habíamos sabido sobre nosotras y sobre ellos. Alguna creo que hubiese sido mejor no haberlas descubierto…

- Venga tío, ¿nunca has enterrado tu cara entre las tetas de una? – los chicos se estaban burlando del pobre Siva, el que más Nathan. Por lo que había demostrado, se creía gurú del sexo o algo.

- No, yo soy un caballero, un tío normal… no unos asquerosos, pervertidos y salidos mentales como vosotros- no pude evitar reírme, al igual que Zaira y Esther, de su respuesta y de la cara de los demás chicos.

- Bueno me toca a mí… - Jay se puso pensativo un momento – yo nunca me he sentido atraído por alguien de esta habitación… - Todos, absolutamente todos bebimos y nos miramos con asombro.

La habitación se llenó de tensión, de miradas… todos habíamos bebido, lo que me provocaba risa. Risa que no me pude contener. Automáticamente todos me siguieron, la situación era surrealista del todo.

- Nathan… sé que has bebido por mí – Jay le giñó un ojo y le hizo morritos.

- Sí Jay… no puedo evitarlo – éste se abalanzó sobre él, así creando una risa colectiva que relajó el ambiente.

- Venga va, parar que le toca a Mara – Max los interrumpió de repente.

- Yo nunca… he querido besar a uno de vosotros – señaló a cada uno de ellos con su dedo índice mientras bebía. Las demás también bebimos, y ellos se nos quedaron mirando intrigados. Sin venir a cuento Tom también bebió, lo que hizo que le miráramos anonadadas.

- ¿qué? No me puedo resistir a Max… - el estallido brutal de risas fue como el final apoteósico de una mascletá en fallas.

Empar y yo teníamos puestas las pilas duracel, no podíamos para de reír, ya no sé si era por ellos o por los efectos del alcohol que empezaban a actuar sobre nosotras. Vi como Mara se enrolló en el suelo partiéndose de risa. Zaira y Esther estaban hasta llorando. Poco a poco fuimos parando y relajando. Me sequé las lágrimas que salían de mis ojos todavía riéndome.

- Yo voy a ir aún más lejos… - era el turno de Nathan – yo nunca he tenido ganas de tirarme a una de vosotras – la habitación se quedó en silencio, todos observamos como se bebió su cubada de un sorbo. - ¿qué? No me seáis mentirosos… están buenas, son divertidas y nos siguen el rollo… yo sí que quiero acostarme con una de ellas, o dos, o tres…

- Eres un bebé vicioso – le interrumpió Jay – no te es suficiente conmigo eh… - intentó hacer cara de enfadado, pero no le salió. Parecía tener una sonrisa tatuada en la cara.

- Yo lo que veo aquí es mucha tensión sexual no resuelta… - Empar miraba fijamente a… ¿la nada? La mirada perdida le daba un toque aterrador.

- Podríamos hacer algo para solucionarlo ¿no? – Nathan cogió una botella ya vacía y empezó a rodarla, dándonos a entender a qué quería jugar.

Gold Forever L5F. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora