Capítulo 68.
Cristina POV.
No he pegado ojo en toda la noche. Tampoco esperaba hacerlo. Irte a dormir con la imagen de tu ex, borracho como una cuba, en tu sofá no es lo ideal. Fueron tantas las veces que me entraron ganas de salir y acurrucarme a su lado… Sinceramente, creo que estoy loca, muy mal de la cabeza.
También me he pasado la noche pensando en el porqué de que no estemos juntos. Llegué varias veces a la conclusión de que soy una rencorosa empedernida, sin sentimientos y orgullosa arrogante. Luego caí en la cuenta de que él lo era también. Y al final la conclusión fue que, a lo mejor, no estamos hechos para estar juntos. Me lo he planteado de una forma muy sencilla. Los dos chocamos desde que nos conocimos, tal vez por ser demasiado parecidos. Pegamos tanto que nos hace daño. Tanto a uno como a otro. ¿Qué pienso hacer finalmente? Ni idea. Sigo hecha un puñetero lío. Quiero volver con él pero no. Quiero besarle pero no. Me debato entre empotrarle contra una pared o estamparle una hostia en la cara. Tengo claro que no es bipolaridad, sino indecisión. No estoy segura de nada. El problema es que tampoco sé que podría hacer que me sintiera segura y decidir algo. Porque mi salud me está pidiendo a gritos que me aclare de una vez.
El principal problema que se me aparecía ahora era el de levantarme y encontrármelo ahí. Aunque sé que no estará despierto. Son las siete de la mañana. Creo que llamaré a Rob y que me ponga un grupo lo más pronto posible. Cogí el móvil y solo con marcar uno más tecla de llamada lo estaba llamando. Otra cosa que nadie sabe. Rob, mi adorado jefe, ha sido mi confidente. Él sabe todo sobre mí. Cuando digo todo, es absolutamente todo. Conectamos desde el primer momento en el que nos presentaron y desde entonces hemos mantenido una muy buena relación. Actualmente…no sabría definirla. Más que nada porque llegamos a ser tan próximos que… bueno, eso. Estaba débil y necesitaba a alguien. Sí, en más de una ocasión nos hemos besado. Aunque sin ningún compromiso. Ambos sabemos lo que nos conviene y no hay problemas ni malentendidos.
- Rob…
- ¡Pequeña flor! Me alegra oír tu voz. - Sonreí al instante. ¿He comentado que me encanta la voz de un francés? Es aterciopelada y sensual. Mucho.
- Necesito que me asignes un grupo. Lo más pronto posible. - Le dije seria.
- ¿Por qué? ¿Hoy no era tu día libre? - Mierda…me había olvidado.
- Erm…ya no. Dime que hay un grupo para…¿ahora?
- Madre mía…¿A qué se debe esta desesperación? Cristina…¿Estás bien?
- No… pero si me asignas un grupo, voy y te lo cuento. La verdad es que necesito hablar con alguien… - Suspiré. Él también lo hizo.
- Está bien. Vente. Dentro de veinte minutos te necesito para una visita por el centro histórico de la ciudad. Son quince personas.
- Mil gracias, Rob. Ahora mismo estoy allí. - Colgué y empecé a arreglarme lo más rápido posible. No reparé mucho en mi apariencia. Entre las ojeras que tendría y mis pelos de loca…
Una vez vestida y arreglada, me aferré al pomo de la puerta. No quiero salir. _Te estás comportando como una cría. No es lobo feroz, caperucita_ Mierda…más delirios. Me quedé de la misma forma como otros cinco minutos. _Llegarás tarde. Además…¿Por qué estás tan cagada? Debería ser él el que se sienta así_ Pues…también es verdad. Venga… Giré el pomo con cuidado y asomé la cabeza por la pequeña abertura que había dejado. Vale…no veo ni papa. Abrí un poco más, y otro poco, hasta abrir la puerta de par en par. Todo seguía tal y como lo había dejado. Nathan tirado en el sofá, sus zapatillas tiradas por ahí y la manta en el suelo. Pasé por delante para irme directamente a la puerta. ¿Y si pasa frío…? _¿En serio estás pensando en eso?_ ¿Qué? Tampoco quiero que… _Ya es mayorcito, tampoco le va a pasar nada. Seguro que lleva toda la noche así_ Vale…vale. Avancé hasta el pomo de la puerta principal. Miré hacia la cocina pero pasaba de desayunar, ya lo haría luego. Cogí el bolso y las llaves del aparador de la entrada y salí lo más sigilosamente posible. _No le dejes una nota o algo…para que se vaya, claro_ ¡Cierto!
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Gold Forever L5F. [Editando]
FanfictionCristina, Empar, Zaira, Esther y Mara. Amigas desde siempre y con vidas absolutamente normales. Nunca soñaron con algo más que cumplir unas expectativas comunes. Nunca pensaron que sus vidas pudiesen cambiar de tal forma. Nunca vieron que ellos eran...