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Era una sensación ¿extraña? Paul me había salvado el cuello y me había invitado a comer, al principio me negué pero luego recordé que las cámaras nos seguían y teníamos que actuar como si nada hubiese pasado.

Paul llevaba maquillado el golpe pero se seguía intuyendo.

La gente se sorprendió al vernos entrar juntos al set, pero todos estaban en la obligación de hacer como si nada.

Aún no me creía que había estado a punto de perder todo esto.

Me quedé mirando cada lado del set, esto era prácticamente mi segundo hogar y sin duda lo hubiese echado de menos.

Mi corazón comenzó a latir con más fuerza cuando vi a Camila, iba muy guapa con su uniforme de estudiante.

-Me alegra saber que las cosas están bien- me sonrío.

-Sí, sólo fue un malentendido, una broma que se nos fue de las manos- intenté bromear.

-Por cierto, no sé si querrás pero me encantaría que vinieses conmigo a un desfile.

-¿Vas a desfilar tú?- bromeé.

-Sí y me gustaría que me vieses- se sonrojó un poco.

-Para mi será todo un honor verte en la pasarela.

Camila me abrazó, eso sólo hizo que mi corazón aumentara su ritmo cardiaco.

Nos separamos al ver a Barbara mirándonos, estaba muy avergonzada, ella estaba molesta conmigo por lo de anoche y sabía que le daba igual lo que Paul dijese, ella sabía que lo había hecho a propósito.

Decidí enfrentarme a mis miedos, me despedí de Camila y me dirigí hacia Barbara, ella se quedó quieta esperándome, no sabía quién de las dos estaba más nerviosa.

-Hola- sonreí.

-Buenos días- respondió secamente.

-Me encantaría contarte mi versión.

-Estoy trabajando- señaló su guión.

Barbara y yo nos quedamos calladas por unos minutos, veíamos a los trabajadores pasar por nuestro lado, pero intentábamos ser sólo ella y yo.

Nos dimos cuenta de que era imposible ser ella y yo en un set con unos mil trabajadores, Barbara comenzó a caminar y yo opté por seguirla, cruzamos medio set, a mi ya me reclamaban en peluquería pero no me importó.

Barbara me metió en su camerino, sentí una electricidad cuando volví a tocar su piel.

-Aquí hablaremos más tranquilas- miró el reloj.

En quince minutos tenía que grabar, sabíamos que en unos diez minutos comenzarían a buscarla, así que tendríamos que darnos prisa.

-Ya te he dicho que sé aclaró todo- intenté sonar calmada.

-Me alegra muchísimo que todo se haya resuelto- me abrazó.

Sentir la piel de Barbara era algo inexplicable, su olor me llevaba al paraíso, ese paraíso del que nunca quiero salir.

Me quedé prendida en aquel abrazo, pensé que Barbara se enfadaría pero ella se dio cuenta de lo mucho que la necesitaba y me abrazó con más fuerza.

-Por cierto ¿Cómo es eso de que Kendall Jenner ganó la subasta?- elevó una ceja.

-Yo tampoco sé por qué pagó por mi, pero es por una buena causa- me encogí de hombros.

-No te hagas la tonta _____, sabemos perfectamente la fama que tiene- susurró celosamente.

Me reí y ese fue mi error.

Barbara se separó molesta y se cruzó de brazos.

-Barbara, por favor, no seas así- reí nerviosa.

Barbara no estaba dispuesta a admitir que estaba celosa y se acercó a la puerta de su camerino para irse, no me lo pensé dos veces y corrí hacia ella.

Estampé a Barbara contra la pared y luego besé su cuello, Barbara no se quejó en ningún momento, estaba excitada ante esa sumisión.

Lamí su lóbulo de la oreja y ella gimió.

Intentó separarse de la pared para besarme pero la apoyé con más fuerza.

-No te me escapas- sonreí maliciosamente.

Barbara rió, no la podía ver pero se escuchaba esa risita suya.

-¿Esto es lo que le vas a hacer a Kendall?- susurró inocentemente.

-No, esto es lo que te voy a hacer a ti- le susurré al oído para luego besar su cuello.

Empecé a tocar su cuerpo, hasta que recordé que no teníamos mucho tiempo, decidí subirle la falda con poca delicadeza y empecé a frotar mis dedos entre su lencería de victoria's secrect.

Barbara se mordía el labio mientras yo frotaba por encima de su encaje negro, ella volvió a intentar separarse de la pared pero fue en vano, yo tenía más fuerza que ella.

Me arrodillé para darle un tierno beso en su trasero, después se lo mordí, ella no dio ninguna queja.

Miré el reloj de pared.

Bajé su ropa interior y comencé a besar su entrepierna.

Ella temblaba, estaba mojada, muy mojada.

Barbara comenzó a dar pequeños golpes en la pared, su mano fue bajando hasta encontrar mi cabello y comenzó a fundirse con el, que Barbara me estirase del pelo era algo que me excitaba demasiado, comencé a lamer más rápido.

Barbara temblaba y eso sólo me advertía que ya estaba a punto de correrse, introducí un dedo ya que debía acabar con esta sesión de sexo express, miré el reloj de la pared, me quedaban dos minutos, introducí otro dedo.

Barbara se mordía el labio, ella sabía que no podían descubrirnos, intentó gemir lo más bajito que pudo.

Decidí ponerme de pie cuando vi que ya había cumplido mi objetivo, Barbara estaba completamente roja y sudada.

La giré para mi, nuestras cabezas estaban casi juntas, nuestras respiraciones se confundían, nos acercamos lo poco que nos quedaba de separación y nos dimos un tierno beso de despedida.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora