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Me desperté de aquella cómoda cama debido a una voz bastante alta, reconocí esa voz al instante, mi manager había entrado a mi puto loft, no sabía qué hora era pero sabía que no podía ver a Camila ahí.

Intenté despertar a Camila sin mucho éxito, me tocó zarandearla fuertemente para conseguir que se despertase, sus ojos se abrieron rápidamente, estaba asustada ya que no reconocía dónde estaba y era normal.

-Escóndete, mi manager viene a discutir- susurré.

Camila no sabía que pasaba pero agarró las sábanas y se metió dentro del armario, me dejó completamente desnuda en aquella cama.

Maldición.

-______ ¿dónde estás? Sé que estás aquí, el portero me ha dicho que no has salido de casa- gritó mi manager.

Me levanté para cerrar bien la puerta del armario y volví a la cama, intenté taparme con algo pero mi manager ya me había pillado medio desnuda en aquella cama, me tapé con una almohada mientras veía su cara de desaprobación.

-¿Tanto te costaba decirme que estabas aquí?- gritó.

A mi me dolía muchísimo la cabeza, cada grito era un cuchillo clavándose dentro de mi.

-Podrías bajar el volumen, me duele la cabeza- supliqué.

-¿Qué te duele la cabeza? ¿Sabes lo que hiciste anoche? ¿Yo que te dije?

-Me dijiste que no saliese de aquí y no salí- solté una risita.

-Mira vístete y hablamos en el salón.

Asentí mientras me seguía tapando con la almohada, mi manager se fue de mi habitación pero volvió a entrar.

-Ese vestido no será de quien yo creo que es ¿verdad?- cogió el vestido de Camila.

Negué.

Tiró el vestido a la cama, me agaché para recoger mi ropa de suelo, tenía que traerme todo mi armario, agarré el vestido de la cama y abrí el armario para entregárselo a Camila, ella no sabía aún qué hacer.

-No salgas hasta que yo te avise- susurré.

Camila asintió y yo volví a cerrar la puerta del armario.

Decidí tomarme otra pastilla antes de dirigirme al salón a discutir, eran casi las siete de la mañana, mi manager había madrugado para venir a echarme la bronca, esto es pasión por tu trabajo.

-Te invitaría a un café pero no hay nada, después de grabar haré las respectivas compras- me senté frente a él.

-¿Por qué eres así?

-¿Yo? ¿Así cómo?- me crucé de brazos.

-No te hagas la loca, anoche hiciste una fiesta, vino la policía y hay rumores de que te has pegado con tu compañero de reparto.

-Estábamos jugando y se nos fue de las manos, pregúntale- rasqué mi cabeza.

-No sé que en qué momento se me ocurrió ser tu manager, ahora me toca arreglarlo a mi todo- resopló.

-Me encantaría seguir hablando contigo, pero tengo que irme a grabar- señalé los ventanales, ya estaba amaneciendo y eso significaba ir a grabar.

-Si sigues así te quedarás en la ruina- me advirtió.

-Tu trabajo consiste en que no me quede en la ruina, hazlo bien- le guiñé un ojo.

-Hace dos meses no eras nadie, que no se te olvide- me apuntó con el dedo.

-Y ahora conduzco un lamborghini y tengo un loft, nada mal.

-Eres una estrellita de tres al cuarto, hoy hablaras con la maldita periodista y me contarás que te dice, no te calles nada porque si sale a la luz esa foto yo no podré ayudarte, ni yo ni nadie.

Asentí mientras él se iba.

Las pastillas habían hecho mi discusión más llevadera, volví a la cama, sentí un gran alivio al caer sobre ese colchón, noté como el armario se abría y me asuste, hasta que recordé que estaba Camila.

-Ya puedes salir de ahí.

Camila salió de aquel armario vacío tapada con la manta, la invité a meterse a la cama de vuelta, más que nada porque tenía frío y necesitaba la sábana conmigo.

Fue una mañana incómoda, no sabíamos cómo reaccionar ante lo de anoche ¿había sido un error? No lo sé.

Bueno sí, sí lo sabía, había sido un error.

-¿Se puede saber que te pasaba anoche?- rompió el silencio.

-¿A mi? Nada.

-¿Por qué le pegaste a Paul?- se acercó más a mi.

-Estábamos jugando, eso es todo, ademas tenemos que irnos a grabar ¿recuerdas?- la alejé de mi.

Camila captó la indirecta y se empezó a vestir, decidí taparme los ojos para no verla, bastante la había cagado como para volver a ponerme igual de imbécil que anoche.

-Oye, me gustaría que esto se quedase entre tú y yo ¿entiendes?- le supliqué.

-Tranquila, bastantes problemas tienes encima como para sumarle este, tu novia tiene que estar encantada- rodó los ojos.

-Te recuerdo que tú también tuviste un promance con el cantante ese raro- reí.

-Ya, pero yo era más discreta a la hora de engañarle- me besó.

Camila se fue con una sonrisa en los labios y yo me quedé con el corazón más roto que anoche ¿cómo la iba a mirar a la cara?

Golpeé el lado izquierdo de la cama.

Tenía que salir a desayunar y tenía que escribirme con mi periodista, no podía fallar, mi vida era un puto castillo de naipes y si fallaba una más se derrumbaba todo.

Volví a tener otro ataque de ansiedad, cada vez las taticardias eran más frecuentes, me sentía una persona horrible, necesitaba ayuda o acabaría muy mal.

Salí de aquella cama sin ganas, necesitaba volver a dormir, no había dormido apenas nada y las pastillas sólo me hacían darme más sueño.

Me dirigí a la ducha, abrí el grifo de agua fría y entré sin pensármelo dos veces, quería huir de ahí y sólo el agua fría podría hacerme despertar de aquella maldita pesadilla.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora