•Barbara Palvin y tú• Famous in love•

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Me tapé los ojos inmediatamente.

Escuchaba las carcajadas de Diana mientras yo seguía con los ojos cerrados.

-Avísame cuando te pongas algo de ropa-supliqué.

Diana me agarró una mano y me llevó hacia la silla, sentarse con los ojos cerrados era más difícil de lo que pensé.

Cuando noté cierta estabilidad en aquella silla de madera, me sentí más aliviada.

No escuchaba a Diana, supuse que se habría ido a ponerse algo de ropa.

Abrí los ojos y Diana estaba frente de mi, sentada, con una sonrisa divertida.

Volví a cerrar los ojos.

-______, deberías abrir los ojos, no ves nada que no puedas ver en mi cuenta de instagram.

Ella tenía razón.

Volví a abrir los ojos y bebí un poco de agua, tenía la garganta seca con tantas emociones.

-¿Te pongo nerviosa?

-No, no, no es eso- tartamudeé.

-Ya, claro- soltó otra carcajada.

-No estoy acostumbrada a verte así- miré hacia el suelo.

-No te preocupes, ahora me visto.

Diana se levantó y se dirigió hacia su habitación, lo había hecho para ponerme nerviosa y lo había conseguido.

Maldición.

Por primera vez me fijé en la mesa, habían dos platos vacíos con sus respectivos cubiertos, habían dos velas a cada lado, estaban apagadas pero habían sido encendidas.

Decidí beber otro trago de agua y esperar a que Diana volviese.

Diana no tardó en volver, llevaba más ropa, se había puesto una bata y yo lo agradecía.

-¿Mejor?- dio una vuelta sobre sí misma.

-Muchas gracias- sonreí.

-Bueno ¿qué quieres cenar?

-¿No tienes la cena preparada?- la miré.

-No, pensé que no vendrías, así que sólo mandé el mensaje para ver que hacías.

-Perfecto, tampoco tenía mucha hambre.

-Pero ahora que has venido, tenemos que hacer la cena.

-No te creas que tengo mucha hambre eh.

-Me da igual, pienso grabarte en mi cocina para Instagram.

A veces olvido que esto es un promoción para ella también.

Nos levantamos de la mesa y nos dirigimos hacia su cocina, no era muy grande pero para dos estaba muy bien.

Diana empezó a buscar cosas por los cajones de aquella cocina con tonalidad gris.

-¿Qué tienes pensado hacer?- me crucé de brazos.

Diana sacó un bol de un cajón, no me contestó, estaba demasiado centrada en buscar los ingredientes para fingir que somos una pareja feliz.