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París, París ¿que podría decir de París que no haya dicho antes? La ciudad del amor.

París sin duda se llevaba mi corazón, me encontraba a mitad del viaje, en Estados Unidos ya se había filtrado mi foto en comisaría, gané medio millón de seguidores en una noche, nada nuevo en mi nueva vida.

Camila me había escrito, pero decidí ignorarla como había ignorado a mi manager, a mis padres y a Barbara.

Estaba en otro continente y me quería alejar de todo lo que tuviese que ver con la fama, esta noche iría al desfile y conseguiría dormir en una cama normal, los asientos de los aviones no eran para nada cómodos.

Me dolía el cuello de estar tanto tiempo en una posición tan incomoda, estaba completamente adolorida, era una locura el viaje que me estaba haciendo, el médico me recomendó reposo y es lo último que estoy haciendo.

Abrí los ojos después de haberme sumergido en mis pensamientos y vi a una niña pequeña mirándome desde su asiento, aquella niña rubia me había sacado una sonrisa.

El avión ya había aterrizado y la gente estaba saliendo sin cuidado alguno, como hacen siempre, apenas llevaba equipaje y era algo que agradecía, no estaba para sujetar mucho peso.

Me subí en el primer taxi que paró delante de mí y me dirigí hacia el Toulousse, admiraba el poco sol de la ciudad desde la parte trasera de aquel taxi, pagué al conductor y bajé, subí como pude las escaleras de la entrada hacia el hall y pedí las llaves de mi habitación, pedí que nadie me molestase, decidí ser egoísta y me tomé un tiempo para mi.

El tiempo para mí consistió en dormir lo que no había dormido las últimas 48 horas, al despertarme noté la mano mojada, se me había caído la baba mientras dormía.

Me recompuse como pude y miré el móvil, tenía dos invitaciones más a eventos de moda.

Maldije en silencio.

La puerta no paraba de sonar, me levanté de la cama medio dormida y muy molesta, estaba preparada para discutir hasta que vi a Barbara ahí plantada.

Mi cara de sorpresa lo dijo todo.

-¡Barbara!- exclamé sorprendida.

-Sorpresa- me abrazó.

Entramos a mi habitación y cerré la puerta, Barbara y yo nos miramos entusiasmadas, nos besamos.

-¿Qué haces aquí?- me llevé una mano a la cabeza.

-Soy modelo, estoy invitada a esta pasarela- me volvió a besar.

-Nos hemos vuelto a reencontrar en París.

Barbara asentía mientras pasaba sus manos por mi cuello, era algo que me estremecía y ella lo sabía muy bien.

-¿Cómo me has encontrado?

-Tenemos el mismo manager y a diferencia tuya, yo me llevo bien con él.

-¿Te ha dejado verme?

-Le he dicho que necesitabas vigilancia y que por desgracia para él, sólo yo estaba dispuesta a vigilarte.

Barbara me empujó hacia la cama, deseaba mucho a esa mujer pero no estaba lo suficientemente descansada como para hacer lo que ella quería que hiciéramos.

Barbara se subió a horcajadas encima de mi, tenía a mi sueño hecho realidad encima pero me moría de ganas por seguir durmiendo.

-Me encantaría pero necesito dormir.

Barbara asintió, mientras se acercaba para darme un tierno beso en la frente, nos colocamos mejor en aquella cama y decidimos dormir el poco tiempo que nos quedaba abrazadas.

Me sentía en paz estando rodeada en sus brazos, amaba su olor, su cuerpo, sus labios, su cara, amaba todo de ella.

No quería cerrar los ojos por si todo esto era un sueño y al pestañear ella desaparecería.

-Por cierto he visto una noticia sobre ti en TMZ  ¿qué es eso de una carrera ilegal?

-Se lo han inventado, no te preocupes.

-Fuiste tendencia unas horas en twitter y resulta que te habían arrestado- rió.

Me sorprendió que no estuviese molesta, esperaba que me echase la bronca pero sólo se limitó a reírse y a abrazarme más.

-Te puedo asegurar que no fue así- hable con seguridad.

-Sé que se inventan la gran mayoría de las noticias, pero ahora eres una chica mala de Hollywood- bromeó.

-¿Ahora soy una chica mala?- solté una carcajada.

-Sí ¿Quieres ducharte conmigo chica mala?- me susurró al oído para luego morderle el lóbulo de la oreja.

Me estremecí ante aquella acción, me limité a asentir mientras ella se levantaba de la cama y me daba la mano guiándome hacia el baño de aquella habitación de hotel.

Mis preocupaciones se habían desvanecido ante la presencia de aquella mujer, aún no sabía si todo esto estaba pasando en realidad o todo era parte de mi imaginación.

-¿No te vas a quitar la ropa?- preguntaba.

Yo asentía mientras me quitaba torpemente la ropa, Barbara reía ante mi desesperación por desabrocharme rápido los botones de la camisa.

Me sentía una quinceañera ante aquella chica.

Barbara se adentró en la ducha, abrió el grifo de agua caliente, veía su silueta desaparecer por el vapor que estaba entrando en aquella habitación.

Me admiré desnuda en el espejo antes de que se llenase de vapor y entré a la ducha, ahí me esperaba el mayor ángel que iba a ver en mi vida.

Toqué la cintura de Barbara, el agua caliente facilitaba el tacto, la rodee completa y me quedé abrazándola  un buen tiempo, no necesitaba nada más.

-Por cierto ¿qué tal el psicólogo?- me enjabonaba la espalda.

-Bien, para ser la primera sesión no ha estado nada mal.

-¿Te ha dicho algo?

-Nada importante- la besé.

Conseguí cambiar de tema, todo fueron risas y caricias en aquel baño de la habitación 109.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora