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-¿Me esperabas?- sonreí.

Ella se giró y se agarró a mi cuello.

-¿Has venido? ¿Estás loca? ¿Qué haces aquí?- gritaba emocionada.

-¿Te ha gustado mi sorpresa?

-Me ha encantado- Barbara se acercó a mi boca.

Nos miramos y después miramos a los demás, debíamos contenernos ya que la podían reconocer.

Barbara se separó un poco, decidimos mantener la distancia de seguridad.

-Pensé que te estabas riendo de mi- me volvió a abrazar

Me limité a disfrutar de sus abrazos.

-Estoy muy sorprendida, has venido a París a verme a mi- me dio un beso en la mejilla.

-Me han dicho que desfilas muy bien y eso tenía que verlo con mis propios ojos- la agarré de la cintura.

-Mañana desfilo y tú estarás viéndome en primera fila- aplaudió aún con las manos en mi cuello.

-Por cierto, esta rosa es para ti- se la di.

Barbara se separó para coger mi rosa y olerla.

-Huele genial, me encanta, no hay nada mejor que una rosa debajo de la torre Eiffel.

-Ni en mis mejores sueños- la miré y la besé.

Me había hecho miles de kilómetros por ese beso y cada kilómetro mereció la pena por besar esos labios, me quería quedar besándola toda la noche.

-Esto es tan maravilloso- me volvió a besar.

Decidimos cogernos de la mano y dar un paseo por debajo de la torre, entre tanta gente pasábamos desapercibidas.

Nos sentamos en el césped y nos tomamos un selfie con la torre Eiffel de fondo y la rosa.

Nos volvimos a besar.

-¿Cómo se te ocurre venir por mi?

-Me dijiste que fuese a Francia a verte y he venido- sonreí.

-Estás loca- me besó.

-Quería darte una sorpresa.

-Y lo has conseguido ¿en qué hotel te alojas?

Empecé a mirar los edificios altos para ver si reconocía mi hotel.

-Pues es uno de esos edificios altos- señalé.

-Vamos que no sabes como se llama.

-Sé que hay jacuzzi y que podrías venirte esta noche.

Barbara me miró con las cejas elevadas.

-Vienes a por todas eh.

-Lo he probado y el jacuzzi es lo mejor, quiero ponerme un jacuzzi al lado de mi cama.

-¿Un jacuzzi al lado de la cama? se te ha subido la fama a la cabeza- me besó.

Notamos como la temperatura empezaba a bajar, nos levantamos del césped y fuimos agarradas de las manos hasta el primer puesto de comida ambulante.

Pedimos dos perritos calientes y nos los comimos en un banco mientras mirábamos las luces de la ciudad.

-París es tan bonita.

-Sabía que te gustaría- Me miró.

-Sin duda me he enamorado- La miré con una sonrisa.

Nos volvimos a besar.

-¿Quieres probar el jacuzzi?

Ella se empezó a reír

-Te lo digo totalmente en serio, he descubierto un mundo nuevo con ese jacuzzi.

-¿Tan bueno es?

-Tienes que probarlo tú misma- le di  la mano

Caminamos hasta que llegamos a la calle principal, habían muchísimos taxis esperándonos.

-Oye, pase lo que pase esta noche quiero que sea especial- Me miró poniéndome ojitos.

-Lo prometo- Besé su mano mientras me derretía por dentro.

Nos subimos a un taxi y fuimos al hotel ¿de verdad iba conmigo hacia un hotel? ¿Qué querrá decir con que quiere que sea especial?

París sin duda quedará en mi memoria para siempre.

Barbara miraba por la ventanilla del taxi y yo la miraba a ella.

-Mi hotel está cerca de aquí- me miró.

-Estamos más cerca de lo que pensaba.

Barbara y yo salimos del taxi cada una por separado y entramos caminando rápido al hotel, nos habíamos pasado con los besos en media calle y lo sabíamos.

Entramos al ascensor, estábamos solas, me quedé mirando la alfombra roja, tenía que hacer algo, levanté la cabeza y la vi mirándome.

La apoyé contra una pared del ascensor y la besé, ella pasó sus manos por mi fría cara.

Nuestras lenguas se batían en duelo.

Notamos como el ascensor se paraba y nos separamos por miedo a que alguien entrase.

-Ya hemos llegado a la planta- La miré mientras la agarraba de la mano.

Salimos de aquel ascensor como una pareja recién casada, estábamos nerviosas y con ganas de llegar hasta el final.

Me separé de Barbara para buscar la tarjeta, abrí la puerta de la habitación más temblorosa de lo normal, esta era mi noche y no podía fallar.

-Yo también veo la torre Eiffel desde mi habitación de hotel- Barbara se dirigió hacia el gran ventanal.

-Y yo que me sentí especial- me quite la americana.

Mientras Barbara se quedaba mirando la torre yo fui hacia el jacuzzi, tenía que volver a llenarlo de agua y ponerle las sales de baño.

¿Cómo recibo a Barbara en el jacuzzi? Me desnudo? ¿Me quito la ropa delante de ella? ¿Querrá que me tape? ¿Debería pedirle permiso antes? Mi nerviosismo no me dejaba pensar.

-Barbara- Grité.

Barbara apareció en el baño, se quedó bastante sorprendida al ver el jacuzzi.

-Es una maravilla.

Me reí.

-¿Quieres meterte con ropa?

Barbara negó mientras se desabrochaba los tacones.

-Por cada prenda que te quites tú, me quito yo otra- Se mordió el labio.

Me desabroché el pantalón ante su atenta mirada, no me quitaba el ojo de encima, quise hacerlo de forma sensual pero el zapato no me dejó ser sensual.

Me quedé en ropa interior mientras observaba como Barbara se bajaba la cremallera del vestido.

-Te imaginaba usando ropa interior de bob esponja- Me miró mientras su vestido caía al suelo bruscamente.

Reímos

-Tengo lenceria de bob esponja en la maleta si quieres me cambio.

-No, así estás perfecta- Se acercó para besarme.

Yo me senté en la superficie del jacuzzi, notaba lo mojada que estaba, Barbara se alejó, no sabía el motivo hasta que la vi quitarse lo poco que le quedaba.

Pensé que se quedaría en ropa interior como yo pero no.

Tenía a Barbara Palvin completamente desnuda delante de mi, gracias señor.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora