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Me eché agua en aquel baño, estaba harta de aquella niñata la cual tenía por novia, no me gustaba la violencia pero ahora mismo no me importaría arrastrarla nuevamente hasta el baño para que me escuchase.

Intenté mantener la calma y salí para volver a buscarla, Diana esta vez me había cabreado pero bien.

Buscando a Diana desesperadamente, acabe chocándome con quien menos lo esperaba, Dylan.

Ambos nos miramos muy bien sin saber que decir, él intentó saludarme pero yo seguí de largo, lo último que necesitaba esta noche era más líos.

Barbara llegaba pasado mañana y tendría una conversación importante con ella, incluso podría ser la última.

Aunque pensándolo mejor, un poco más de pelea no me haría nada malo ¿no? Me giré a buscarlo, necesitaba descargar esta ira con alguien y él tenía todas las papeletas.

Me lo encontré hablando con Madeline y demás chicas, a las demás las conocía de vista, intenté hacerme la loca y seguir con mi camino pero Madelaine gritó mi nombre para que me acercase.

Maldición.

Me acerqué con una falsa sonrisa, él también sonrió, ambos sabíamos lo que había pasado.

Madelaine me abrazó fuertemente.

-Pensé que seguías en Europa- exclamó.

-Llegué hace unas horas.

-Y ¿estás aquí? Necesitas descansar.

-Lo sé, pero estoy aquí por contrato- sonreí.

Madelaine me acarició la cara ante la atenta mirada de sus amigas.

-¿Por cierto habéis visto a Diana?- pregunté.

-Diana tu novia ¿no?- preguntó Dylan.

-Sí, Diana mi novia, muy bien Dylan- dije irónicamente.

Las chicas se interpusieron entre los dos, sabían que aquí había una trama importante y querían evitar líos, decidieron cambiar de tema y yo decidí que era momento de marcharme, necesitaba buscar a Diana para hablar con ella sobre lo que pasaría en estos posibles días.

Los presentadores nos indicaron que nos sentáramos en nuestros asientos que la gala comenzaría en unos minutos, aprovechando que la gente se sentaba volví a la mesa donde había encontrado a Diana.

Bingo.

Diana estaba ahí, ahora sólo tenía que acercarme sin que me pegase delante de la gente.

Su cara cambió al verme dirigiéndome hacia ella, necesitaba llevármela a un lugar apartado para poder hablar, no podía decirle públicamente lo que me estaba pasando.

-¿Qué quieres?- susurró.

Las mesas ya estaban completamente llenas, yo era una de las pocas personas que seguía de pie.

-Quiero decirte algo, acompáñame al baño.

Ella negó.

Los de la mesa no perdían ningún detalle de nuestra incómoda conversación,

-Por favor, serán sólo cinco minutos- le supliqué.

Diana al ver que éramos el centro de todas las miradas aceptó irse conmigo al baño, la gente fue testigo de cómo nos escabullíamos de aquella maldita gala.

En el baño por suerte no había nadie.

Sentía que iba a explotar, esto me estaba sobrellevando.

Diana estaba de brazos cruzados esperando a que yo comenzase a hablar.

-Mira, te vuelvo a pedir perdón, la he cagado completamente contigo y es normal que me odies.

Me acerqué a ella, nos separaban pocos centímetros, sólo quería que ella se diese cuenta de que estaba siendo completamente sincera.

Poco a pocos los centímetros se convirtieron en milímetros y nos acabamos besando, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero necesitaba una vía de escape y ahora mismo Diana lo era.

Agarré a Diana de la cintura y la subí en el lavadero, ella se subió el vestido y abrió las piernas para dejarme paso.

Comencé a tocar sus piernas mientras devoraba lentamente su boca.

Solté un leve gemido ante lo que me esperaba en aquel baño, me sentía mareada debido al alcohol pero no quería parar.

Diana aquella noche me fascinaba y la quería hacer mía.

Dejamos de besarnos cuando empezamos a escuchar fuertes aplausos, nos estábamos perdiendo el comienzo de la gala.

Sabíamos que lo que estábamos haciendo era peligroso, agarré a Diana de la mano y me la llevé a uno de los baños.

Ella cerró la puerta con seguro, mientras yo me sentaba encima de la tapa del baño, cuando me quise dar cuenta, Diana se subió encima de mi.

Le bajé la cremallera del vestido mientras daba besos por su cuello, ella se frotaba lentamente mientras se mordía el labio.

Le bajé los tirantes del vestido, los cuales dejaron resaltar sus pechos, le desabroché el sujetador y cayó.

Comencé a lamer uno de sus pezones mientras ella me arañaba la espalda.

Ella me desabrochó el pantalón y también me ayudó a deshacerme de él, mis pantalones se quedaron por mis tobillos.

Ambas reíamos mientras nos besábamos en aquel baño.

Diana se quitó de encima, me ayudó a bajarme la ropa interior, me sorprendí ante aquella destreza.

Pero más me sorprendí cuando la vi poniéndose de rodillas frente a mi.

Le dio un beso a mi entrepierna y comenzó a lamerme.

Sentía que iba a explotar en cualquier momento.

Intenté sujetarle el pelo mientras ella seguía de rodillas haciendo su trabajo.

Notaba cómo las pulsaciones subían, el pecho se me iba a salir, iba a explotar en cualquier momento.

-Diana, me voy a correr- susurré entre gemidos.

Ella me miraba fijamente a los ojos mientras me devoraba, su carita de ángel engallaba, de ángel no tenía nada, era el mismísimo demonio.

-¿Quieres que me corra en tu boca?- bromeé entre jadeos.

Diana colocó un dedo suyo en mi boca para que así yo no pudiese gritar, ella no paró hasta que consiguió lo que quiso, hacerme llegar al climax.

Me encontraba con la garganta seca en aquel baño, necesitaba volver a mis pulsaciones normales porque sino mi corazón iba a explotar.

Tragué saliva fuertemente mientras veía a Diana a los ojos, ella seguía ahí de rodillas frente a mi.

Esa chica estaba completamente loca.

Volvimos a escuchar aplausos.

Definitivamente era una de las noches más surrealistas que había tenido.

Diana se acercó a mi cara para besarme, nunca hubiese imaginado que acabaría así la noche.

Nos miramos fijamente a los ojos, ninguna sabía que decir, ni qué más hacer.

-¿Me visto?- preguntó colocándose las tiras del vestido.

Miré alrededor del metro y medio de ancho de aquel baño, tenía que contarle lo que pasaba pero ahora mismo no se me ocurría cómo empezar.

Salí de mis pensamientos cuando noté a Diana a horcajadas de mi, mis ojos se abrieron sorprendidos.

-Quiero que me folles duro- susurró en mi oído.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora