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Mi corazón y yo estábamos más tranquilos después de la observación del doctor, un ataque de pánico juntado con cansancio.

¿Recomendación? Reposo.

¿Cómo le digo al médico que no puedo descansar?

Me dieron una pastilla para dormir y lo último que recuerdo es haber escuchado cerrarse la puerta de la habitación de aquel hotel, me he despertado con dos videollamadas perdidas de Barbara y varios mensajes suyos queriendo saber si me había quedado dormida.

Me dolía la cabeza, miré la hora desde el teléfono móvil, eran las 9 de la mañana, mi avión saldría esta noche y aún me quedaban unos cuantos compromisos más.

Tiré el móvil a un lado de la cama y me tapé con la almohada, no quería ninguna luz.

En Londres llueve el 90% del tiempo y hoy está en ese 10% de soleado.

Maldición.

Cerré los ojos por unos segundos intentando volverme a dormir, pero fue imposible.

Comencé a responder los mensajes de anoche, Diana seguía dejándome en visto, Michelle me escribió para saber dónde me había metido anoche, mi manager me ha mandado un correo para contarme lo que tengo que hacer en mi último día en Londres.

Una sesión de fotos más y seré libre durante unas tres horas antes de subirme a ese maldito avión de más de 10 horas.

Encargué el desayuno, aproveché para darme una ducha, intenté despertarme mediante el agua fría pero no funcionó mucho.

Salí temblando buscando una toalla, mi teléfono sonó debido a una notificación nueva, me acerqué a ver que tenía, me habían invitado a un desfile esta misma noche en Londres.

Genial.

Me vestí lo más rápido posible para no morir congelada, volví al baño a por el secador de pelo, tenía que arreglarme el pelo ya que tenía una sesión de fotos en pocas horas.

Una parte de mi seguía asustada por lo que había pasado anoche y otra parte le intentaba quitar importancia.

Resoplé mientras me observaba en el espejo del baño, estaba horrible, tenía ojeras y me habían salido dos granos.

El servicio de habitaciones entró con la comida,  se me hacía la boca agua ante aquel desayuno tan rico, decidí disfrutar del desayuno y me olvidé de todo lo demás.

Aprovechando que había sol me fui a la terraza de mi habitación a tomarme el café de la mañana, me quedé observando a la gente, tan tranquila con sus cosas, tan simples, tan felices.

Me morí de envidia.

Miré el reloj y sabía que ya era momento de salir para la sesión de fotos, me di unos últimos retoques y salí a esperar el taxi.

Londres era muy elegante como en las películas, era lo que me gustaba de la ciudad, prometo volver pronto pero para hacer turismo y no trabajo.

Después de muchos semáforos en rojo, conseguí llegar a mi destino, tenía el nombre de una de las revistas más conocidas para adolescentes del país.

Pensé que sólo era una sesión de fotos y no una entrevista.

Me resigné recordando mi maravillosa relación con mi manager.

Después de esto serás libre, es lo que me repetía en la cabeza mientras subía por aquellas escaleras.

Me hicieron sentarme y me toco esperar a que me atendiesen, me crucé de brazos en aquella mañana maldiciendo la espera.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora