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Barbara me había pedido que me vistiese como una chica normal ¿qué significaba eso? ¿tenía que ir en chandal? ¿quién iría a una cita en chandal? no entendía sus instrucciones pero intente vestirme lo más normal posible, cuando llegué a aquel centro comercial lo entendí, yo podía pasar desapercibido ¿pero ella? Ella no.

Barbara parecía una chica normal y corriente con esa chaqueta con capucha que se había puesto para que nadie la mirase por aquel centro comercial, nos saludamos con la mirada ya que sabíamos que nos podían descubrir, Barbara me guió por aquel centro comercial, era un centro comercial en el que yo hace seis meses atrás caminaba tranquilamente, por la forma en la que me dirige me pregunto si ha hecho esto más seguido, seguro que sí.

Me acerqué a la taquilla para comprar dos entradas, Barbara se fue a por las palomitas y bebidas, me dirigí con Barbara hacia aquella sala oscura en la que nadie nos prestaría atención, la sala estaba vacía, recién iba entrando la gente, nos guiamos con la linterna del móvil hasta subir a la octava fila, nos sentamos aliviadas al ver que habíamos  conseguido pasar la prueba.

Barbara me agarró la mano cuando empezó la película, fue un poco incómodo coger palomitas con una mano sujeta pero no me importó, por primera vez en muchas semanas me sentía aquella chica normal que iba con sus amigos todos los jueves a beber después de la universidad.

Cuando las luces se encendieron nos quedamos quietas esperando que las demás personas se fuesen de aquella sala para nosotras salir con calma, salimos agarradas de la mano ante la atenta mirada del limpiador, se quedó impactado al ver a Barbara pero no la reconoció.

-¿Te ha gustado la película?- me preguntó entusiasmada.

-Sí, muy buena, sin duda Tom Cruise se sale como siempre.

-Yo siempre he querido ser una chica Bond- me soltó la mano para hacer el gesto.

Reí, quería acercarme para besarla pero no podíamos, estábamos rodeadas de gente y decidimos separarnos hasta llegar al parking para subirnos en mi coche.

Barbara aplaudió cuando cerró la puerta, me la quedé mirando con una gran sonrisa en los labios.

-Hemos salido victoriosas.

Chocamos las manos en señal de victoria.

-Me parece increíble que ahora tenga que esconderme para poder ir al cine.

-Bienvenida a Hollywood, baby- Me besó.

Mi móvil sonó y sabía perfectamente quién era, Diana, le enseñé el móvil y Barbara puso mala cara al leer el nombre.

-Esa chica está fatal, no le contestes- cogió mi móvil y lo apagó.

Me quedé observando cómo se lo guardaba en su bolsillo, decidí ponerme el cinturón y arrancar hacia su hotel, no quería que la cita se terminase, era tarde pero no me importaba dormir un poco menos mientras esté con ella.

Cuando el semáforo se puso en rojo decidí mirarla, ella estaba mirando por la ventana como una niña pequeña la cual no sabe dónde la voy a llevar.

-¿Quieres hacer algo más?- la miré.

-Me encantaría ¿cenamos?

Nos dimos un corto beso, el semáforo cambió de color a verde y yo aceleré hasta el restaurante más íntimo de la ciudad, fue imposible encontrar un restaurante íntimo y vacío, nos quedamos en silencio en aquel coche pensando dónde podíamos ir.

Lo tengo.

-¿Alguna vez has estado en la cocina de un restante?

Barbara negaba queriendo saber más.

-Tengo un amigo que trabaja en cocina y él nos puede ayudar a cenar sin que nadie nos vea- sonreí y arranqué el coche.

Lo bueno de seguir teniendo amigos del instituto y de la universidad es que trabajan en cosas normales y corrientes, no como yo.

Llevé a Barbara hasta mi antiguo barrio, me quedé mirándolo estaba prácticamente todo igual, lo veía hasta bonito, aparqué cuando vi el cartel del restaurante, me desabroché el cinturón y le pedí a Barbara que se quedase aquí hasta que yo encontrase a mi amigo.

El restaurante no era nada del otro mundo pero se podía estar, me acerqué a la barra había una chica bastante joven atendiendo, hice contacto visual con mi amigo el cual estaba entre los fogones viéndome por la ventana diminuta que separaba cocina de la barra, esperé a que saliese, por suerte no tardó en salir.

-¿Qué hace la súperestrella por aquí?- me abrazó entre risas.

-Tenía ganas de verte y también quería pedirte un favor.

Mi amigo se quedó en silencio esperando mi petición.

-¿Podrías colarme en tu cocina para cenar con una amiga?

-¿Solamente es eso? -abrió los ojos- claro.

-Está en el coche, la llevo por la puerta de atrás.

Sebastian me dio una palmada en la espalda como signo de confirmación y yo salí a buscar a Barbara la cual estaba hablando por teléfono con sus amigas, Barbara salió del coche y se sorprendió cuando la llevé por la puerta de atrás, entramos a cocina, era una cocina estrecha pero entrábamos las dos perfectamente, Sebastian no tardó en entrar y empezó a temblar al ver con quién estaba en su cocina.

No pude evitar soltar una carcajada cuando lo vi, Sebastian al igual que todos mis amigos no se perdían ningún desfile de Victoria's secrect y había reconocido perfectamente a Barbara aunque ella vistiese como una chica normal y corriente esta noche.

Intenté que Sebastian se tranquilizara pero no lo conseguí, Barbara intentó tomárselo con calma pero fue bastante difícil tener al cocinero tartamudeando preguntándote qué querías comer aquella noche.

Habían tres cocineros aquella noche y todos se sorprendían al ver a Barbara, les pedimos que no dijesen nada a cambio de una foto con ella y se quedaron bastante conformes con aquel trato, todos se peleaban por llevarle los platos a Barbara.

Gracias al sex-appeal de Barbara comimos gratis y muy bien esa noche.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora