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Notaba un olor a alcohol desagradable, mis fosas nasales no querían seguir oliendo pero alguien me había pegado un bote de colonia en la puta nariz.

Abrí los ojos con dificultad, me dolía el cuello, estaba doblada en aquel sofá, Diana estaba al lado bastante preocupada, o eso o hacía su papel muy bien.

-¿Se encuentra mejor?- Un desconocido me tomó el pulso.

No sabía cuanto tiempo había pasado inconsciente pero sabía que me quería ir de ahí.

Intenté parpadear pero no podía, estaba agotada tanto física como mentalmente.

-Sí, ya estoy bien- tartamudeé.

Nadie me creía y era normal, yo tampoco me creía.

-¿Se puede saber que tienes?- Susurró Diana.

-No tengo tiempo para tomarme un descanso y pasan estas cosas- susurré.

-Bueno, cariño, podemos terminar la entrevista otro día- Dijo la periodista.

Me sentí más aliviada al ver que me podía ir ya, pero Diana negó rotundamente.

-Si estás bien podemos terminar la entrevista, ya no quedará nada- volvió a susurrar.

No me jodas.

Mía me ofreció una bebida con cafeína y seguimos la entrevista, estaba más desconectada de lo que había estado antes, sentía que me moría y que mi novia no se preocupada por mi salud.

La periodista no falló y nos hizo preguntas incómodas, aproveché mi desmayo para que Diana contestase a todo y yo me quedé ahí sentada intentando mantener la compostura ante esos focos.

Sentía las ganas de vomitar y no entendía el motivo, no había comido nada en todo el puto día, miré la hora de reojo en el móvil de Mía, 19:41.

Resoplé.

-______ ¿estás bien?- la periodista deseaba que le contase la verdad.

Estaba deseando que le contase que tenía un problema de drogas o que odiaba mi fama, se moría por escribir un artículo sobre mi desmayo.

-Sí, un poco agotada por lo de antes pero sí- sonreí.

Diana me dio un beso en la frente, maldita hija de puta, no hagas la que te preocupas ahora.

-Bueno demos por finalizada la entrevista, _____ tiene que descansar y yo tengo muchas ganas de volver a veros- sonrió tiernamente.

Se me volvía a nublar la vista por momentos, pero intentaba controlarme, ya quedaba poco para volver a mi casa.

Mía me trajo unas fotos para firmar, por suerte me las habían dado para que las firmase en casa y las entregase al día siguiente.

Volví al camerino a quitarme lo que me habían puesto, el aire me seguía faltando por momentos.

Soporta que ya queda poco.

Resoplé.

Tocaron la puerta del camerino y me asusté, volví a retomar la compostura.

-Adelante- grité.

La periodista llevaba un sobre cerrado, me hizo seña de que no dijese nada y se acercó hacia mi.

-Espero que estés bien y con esto que te voy a dar espero verte pronto- me ofreció el sobre marrón.

Me quedé mirando el sobre cerrado, llevaba mi nombre en letras rojas y grande.

-¿Qué es?- intenté abrirlo.

-No, no lo habrás ahora, ábrelo cuando estés más tranquila, en casa y me escribes para ver que piensas- sonrió.

-¿No me puedes dar ninguna pista?- intenté jugar.

-Ni tu novia, ni tu amante querrán  que saber que hay en el sobre.

-No tengo amante- Tragué saliva.

-Llevo unos años en este mundo y sé que lo que tenéis es pura promoción, pero no eres la primera que lo hace, tus secretos están a salvo conmigo - guiñó un ojo.

Tenía muchas ganas de abrirlo pero no iba a hacerlo delante de ella, la periodista se fue y yo me volví a ver en el espejo para quitarme el resto de maquillaje y desabrocharme el maldito vestido, me senté en aquella incomoda silla y me toqué el cuello intentando respirar, se me acababa de ir de las manos.

Salí de aquel camerino con mi ropa puesta, me despedí de todos, Diana me estaba esperando pero no tenía muchas ganas de verla. 

Diana salió detrás de mi, sabía que se había pasado y querría recompensarlo como sea.

-Te pido perdón ¿contenta?- me agarró de la mano.

-Diana déjame, tengo bastantes cosas encima por favor- aparté su mano.

-Necesitaba acabar la puta entrevista, entiendes ¿no?

Me resigne y abrí la puerta del coche.

-No te puedes poner así por una tontería, por cierto ¿qué llevas ahí?- señaló mi sobre.

-La periodista me lo ha dado, no sé qué es.

Me subí al coche y le saqué el dedo de en medio a Diana, Diana se quedó quieta mientras yo me iba en aquel coche sin ella.

Necesitaba llegar pronto a casa, tenía que vomitar y comer y esperaba que fuese en ese orden.

Los sudores fríos volvían a recorrer mi cuerpo, busqué una botella de agua que tenía tirada en el suelo del coche y me la acabé de un sorbo, me quitaba el sudor de la frente con las manos, estaba chorreando me estaba volviendo a dar.

Aparqué el coche como pude y subí lo más deprisa que pude hasta mi casa, la llave se me hizo imposible de colocar en la cerradura y toqué el timbre, después de quedarme enganchada en aquel timbre, un Nathan asustado me abrió.

-¿Estás bien?

Yo tiré las fotos y el sobre al suelo y fui corriendo a vomitar al baño.

Escuchaba los pasos de Nathan detrás, fue a sujetarme el pelo mientras yo vomitaba, me ardía la garganta al vomitar nada.

-¿Qué te has metido para acabar así?- sonaba nervioso.

-No he podido comer en todo el día- me limpié la boca.

Nathan me acercó otra botella de agua y nos quedamos sentamos en el minúsculo baño de aquel piso, ambos intentábamos mantener la culpa pero era complicado, estábamos  muy nerviosos.

Nathan me ayudó a levantarme, me llevó al sofá, me recosté como pude hasta que vi que mis fotos y el sobre estaban en el suelo, Nathan había ido a la cocina a prepararme algo y aproveché para coger el sobre, tenía mucha curiosidad por saber qué era, volví al sofá sin hacer mucho ruido y me percaté de que no había nadie más en el salón.

Rompí el sobre con dificultad y vi unas fotos que no quería ver, fotos mías saliendo con dos chicas  del club de Strip-tease de San Francisco.

Genial.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora