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Barbara y yo nos agarramos de la mano, nada más volver a entrar, sabíamos que en aquella fiesta nadie diría nada porque todos estaban hartos de que la gente juzgase lo que hacen o dejan de hacer.

Me quería ir de aquí, me quería ir con Barbara.

-Barbara ¿quieres que te lleve a tomar la última- elevé la cejas.

-¿La última?

-¿en tu hotel?

Barbara salió la primera, nos dirigimos hacia mi coche, Barbara subió la primera y yo me quedé mirando alrededor por si había algún paparazzi.

Cuando cerré la puerta del coche me moría por darle un beso pero sabía que eso no podía pasar, malditos paparazzis.

Arranqué y nos dirigimos hacia su hotel ¿debería subir? Le has dicho de tomarse la última en su hotel y te ha dicho que sí, claro que debes subir.

Barbara se limitó a estar viendo historias de instagram mientras yo conducía hacia su hotel.

El parking de su hotel estaba completamente lleno, tuve que dar demasiadas vueltas, por fin conseguí aparcar, Barbara salió por su lado y yo por el mío.

Subimos hasta su planta en el ascensor, apenas nos mirábamos ¿nervios? ¿Tensión? ¿Vicio? Todo era posible si te dirigías a la habitación de hotel de Barbara Palvin.

La seguí, ella iba buscando la llave de su habitación, tardó en encontrarla pero por fin consiguió abrirla y pasamos.

Me quedé observando su habitación otra vez, no sabía qué horas eran pero sé que era demasiado tarde y que deberíamos estar durmiendo.

-¿Quieres vino?- Bárbara empezó a buscar botellas de su mini barra.

-Sácame lo que quieras.

Barbara sacó dos vasos y empezó a llenarlos de una botella de moet, me ofreció un vaso y brindamos cómo llevábamos haciendo toda la noche.

-Por ti y por mi.

-Y por lo que pueda pasar esta noche.

Ahí lo supe, tenía que volver a besarla.

Dejé el vaso en su mini barra e hice lo mismo con el suyo, ella se sorprendió y se sorprendió aún más cuando la empujé hacia su cama y me tiré encima de ella.

Barbara me agarró de la cintura mientras yo le tocaba la cara para besarla, nuestras lenguas se tocaban, eran maravilloso lo que estaba ocurriendo en esa habitación de hotel, deseaba tanto a Barbara ¿cómo es posible desear a alguien tanto? Esa chica sacaba mi lado animal.

Nos apartamos, Barbara me quitó la chaqueta mientras yo me limitaba a darle besos por su cuello.

Me desabrochó la camisa mientras jugueteaba con mi cuello, me hacía cosquillas y solté leves gemidos.

Ella enredó sus dedos en mi cuello, mientras hacía nuestro beso más pasional, notaba el calor de su piel, no la había sentido lo suficientemente cerca.

Cerré los ojos para disfrutar de aquel maravilloso momento y cuando los abrí vi a una Barbara confundida ofreciéndome un vaso.

Maldición, había sido una fantasía, una fantasía muy real.

-¿Estás bien?

-Sí, el alcohol me deja un poco ya sabes.

-Si quieres esta es la última y ya.

-Sí, esta será la última- Agarré el vaso.

No hice ni amago de brindar, bebí un poco del vaso y me quedé perpleja mirando a Barbara acabándose todo el vaso.

-Te ha gustado eh.

-A ti se ve que no- indicó mi vaso.

-Prefiero saborearlo- Bebí poco a poco.

Barbara se sentó en su cama con las piernas cruzadas, tenía una piel tan brillante ¿qué se echaría?

Yo me senté en el sofá frente a ella, nos miramos sin saber qué decir ¿debería irme?

Me acabé el vaso y me levanté.

-Bueno, ya debería irme, ya nos hemos tomado la última.

Barbara parecía sorprendida de mi reacción, si ella supiese lo que le estaba haciendo hace cinco minutos en mi mente.

-Claro, no te voy a obligar a que te quedes- Se levantó de la cama.

Nos abrazamos por instinto, el abrazo duró más de la cuenta pero yo lo necesitaba ¿acababa de hacer el ridículo? ¿Acababa de perder la oportunidad de mi vida?

Me dirigí hacia la puerta de su habitación, cuando cerró la puerta me tumbé en el suelo del pasillo resignada y molesta conmigo mismo por la fantasía que acababa de tener.

Bajé en el ascensor derrotada, me quité la chaqueta, mientras veía como me reía de mi misma en aquel espejo gigante y limpio que había en el ascensor.

La recepcionista me miraba mientras me alejaba de aquel hotel, ese hotel me había quitado mi dignidad y las pocas oportunidades que tenía con Barbara Palvin.

Notaba los 6 grados que había en el ambiente, mi chaqueta volvió a estar perfectamente colocada, intenté visualizar mi coche pero estaba en el parking del hotel.

Mierda.

No quería ver ni hablar con nadie y tenía que hacer vida social en el parking del hotel, noté la mirada de tres chicas en el parking, se querían acercar, me habían reconocido y yo no estaba en mis mejores pintas.

-Disculpa ¿eres la de famous in love?- Me miraba de arriba a abajo.

Asentí con una sonrisa.

-¿Te podrías hacer una foto con nosotras?- Tenía el móvil con la cámara puesta.

¿Me queda otra opción?

-Sí- asentí con una sonrisa falsa.

Las tres chicas se pusieron a mi alrededor y nos tomamos dos selfies, pensé que todo había terminado pero ahora querían una foto por separado cada una.

Me limité a sonreír, en todas las fotos, me quería ir de ahí, pero no podía, los fans son lo primero ¿recuerdas?

Ellas se fueron entre gritos y mirando las fotos, yo decidí seguir buscando mi coche.

La vuelta a mi casa fue un poco incómoda, recordaba en forma de trailer lo que había pasado hoy, la noche no había ido como yo quería y encima mañana tendría que volver a verla.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora