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Me quedé mirándolo, poco me importaba lo que tuviese que decirme de Barbara, me habían surgido dos planes a los que estaba obligada a ir.

-Me encantaría escucharte pero tengo un montón de cosas que hacer- agarré mis pertenencias y salí.

Paul no dijo nada, así que no sería nada importante, mi manager me esperaba y a ese cabronazo no podía hacerle esperar.

Mi manager hizo el honor de dejarme darme una ducha antes de vernos, más que un manager parece mi dueño.

Decidí tomarme un descanso y pasé más tiempo de lo que debía en aquella bañera, me divertía con las burbujas y las sales de baño rodeando mi cuerpo desnudo, notaba cómo el agua empezaba a helarse y eso hacía que mi piel se erizase, quise salir de ahí pero decidí castigar un poquito más a mi manager y volví a abrir la llave de agua caliente, noté que si me movía un poco el agua iba a salir de aquella bañera, el suelo acabaría empapado y mi casero me echaría a patadas de su casa, a lo mejor es buena idea ¿debería mudarme a otro lugar? Ahora con la serie estoy ganando mucho dinero, me lo merezco.

Salí cuarenta minutos después de aquella bañera, más relajada de lo que había entrado, notaba mi cuerpo cansado me quería quedar en casa un rato más, pero mis obligaciones me llamaban, intentaría contarle hoy a Diana el maldito plan de Barbara y de mi manager y rezaría para que no encajase piezas y se diese cuenta de que anoche me acosté con ella para tenerla de buen humor para cuando le soltase la puta bomba.

Quien me manda a meterme en estos líos de mierda, con lo feliz que era yo en la universidad sufriendo por los exámenes y por el poco dinero que me daban mis padres para sobrevivir.

Salí de mi casa despidiéndome de mis compañeros de piso, los cuales estaban como locos porque les contase mi noche de sexo con Diana Silvers, el viaje en coche fue monótono, tenía mucho sueño y apenas había comido algo pero ya llegaba una hora tarde a la reunión con mi manager, ya estará de los nervios esperando mi llegada.

Con forme subía las escaleras hacia su despacho me iba entrando la ansiedad ¿había sido buena idea quedarme tanto tiempo en la bañera? Ahora mismo estaba muy arrepentida y me sentía la niña más indefensa del mundo.

Abrí la puerta de su despacho con nerviosismo, ese nerviosismo se convirtió en miedo cuando lo vi.

-Pensé que te había pasado algo, toma asiento.

-Tenia que comer antes de venir- me senté.

-Te he conseguido una promoción, tienes que ir a grabar pasado mañana- me ofreció un informe.

-¿Qué es esto?- le miré.

-El contrato, tu avión sale después de la grabación.

-¿Avión?- miré el contrato.

-Te vas un día y medio a California y cuando vuelvas tendrás el evento, tendrás todo preparado cuando regreses.

-¿Me va a dar tiempo?

-Si haces todo bien sí ¿has hablado con Diana?

Negué mientras miraba alrededor de aquel despacho, me acababan de quitar mis dos días libres.

-¿Cuándo vas a hablar con ella?

-Después de ti la veré.

-Perfecto, quiero que le regales esto- sacó una cajita del cajón.

-¿Qué es?- me quedé mirando la cajita de terciopelo negra.

-Es una pulsera, lleva su nombre grabado- abrió la cajita.

-Wao ¿no es muy pronto?- cerré la cajita.

-No, es una promoción, así que se la darás esta noche.

-Perfecto, esta noche se la doy y le cuento lo del evento.

-Así me gusta, por cierto ¿cómo llevas tu romance?

-Supongo que habrás visto tmz.

-Yo contraté al fotógrafo de esta mañana- soltó una carcajada.

Me quedé de piedra cuando lo escuché, decidí dejar de escucharle y asentir mientras él seguía hablando, al poco rato me invitó a irme de su despacho y obedecí, me sentía engañada, me había puesto un puto paparazzi encima.

Diana no tardó en llegar a aquel restaurante, iba tan guapa como ayer, no pude evitar sonrojarme al recordar lo de anoche, mi cara cambió cuando recordé la multa.

Maldita multa.

Toqué mi bolsillo derecho, tenía la maldita pulsera de Diana, me sentía como si le fuese a pedir matrimonio a alguien esta puta noche.

Diana me dio un pequeño beso y entramos en ese restaurante, estaba repleto de gente, mi manager tenía razón, ese restaurante era ideal, miré a nuestro alrededor y las ventanas eran lo suficientemente grandes como para que nos fotografiasen desde fuera.

Ahora que sé que mi manager había mandado a un paparazzi a fotografiar todo mi  promance, me sentía más nerviosa.

-¿Estás bien?- tocó mi cara.

-Sí, es que estaba pensando en cosas.

-¿En lo de anoche?

-También, aún no he pagado la multa- reí.

Diana me besó mientras se reía.

-Lo de anoche es digno de contar- suspiró.

Decidí sacar la pulsera de mi pantalón, Diana se quedó incrédula, le coloqué la pulsera y nos abrazamos.

Si ella supiera.

Decidí dejar el tema de Barbara para más adelante, primero teníamos que cenar y hacer manitas como mi manager me había indicado, algunos clientes se acercaron para pedirme una foto y para ver si podían sacarme algo de la serie pero cuando veían que yo no estaba por la labor se iban a sus asientos, la cena se nos fue de las manos y acabamos cantando en mi coche canciones de Taylor Swift.

Diana estaba eufórica en su asiento, era una gran fan de Taylor, yo sólo podía mirarla de reojo mientras pensaba en cómo contarle lo de Barbara, sé que me va a decir que no ¿por qué tengo que arrastrarme?

Diana empezó a presumir de pulsera en Instagram, yo seguí conduciendo hasta su casa, tenía que decírselo antes de que me invite a subir, yo no quiero subir a su casa, cuando me di cuenta tenía a Diana esperando una respuesta.

-¿Quieres subir?

Diana me miraba esperando una respuesta, ya habíamos llegado a su casa, apenas habían coches y la temperatura empezaba a bajar, miré su pulsera, la pulsera que yo le había regalado.

Si hago esto sé que es por Barbara.

-Claro, subamos- sonreí.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora