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Me desperté por culpa de una pesadilla, me giré agitada y vi a Diana completamente dormida.

Froté mis ojos y resoplé.

¿Qué coño estaba haciendo con mi vida?

Busqué el móvil en la mesita de noche, lo desbloqueé y me metí en instagram.

Dejé de seguir a Barbara.

Resoplé.

Es lo mejor para las dos, intentaré que se calmen las aguas un poco.

Volví a dejar el móvil en la mesita de noche y volví a recostarme en la almohada.

¿Qué acababa de soñar?

No podía cerrar los ojos, veía a Barbara y eso me aterraba.

-No por favor- susurré.

Me di cuenta de que me tenía que callar, ella no me podía escuchar.

Noté que Diana se movía, cerré los ojos y fingí estar dormida.

No quería esto, no quería a Diana.

Diana se despertó por completo, me abrazó y empezó a darme besos por la cara.

Intenté fingir que seguía dormida, pero no funcionó mucho.

Abrí los ojos con delicadeza, fingí que me acababa de despertar.

-Tenemos que arreglarnos, ya vamos a llegar tarde- me susurró.

Hice un amago de apartarme de ella pero no fue posible, nunca hubo amor y nunca lo habrá.

Diana se subió encima de mi.

Abrí los ojos sorprendida.

-Tenemos que vestirnos ya ¿no?- sonrió.

Me quedé mirando mi armario.

-¿Te vas a tu casa a cambiarte y nos vemos en la fiesta?- dije ilusionada.

Ella negaba mientras sonreía y señalaba mi armario, la loca quería ponerse mi ropa.

Asentí no muy convencida.

Ella se levantó aplaudiendo y abrió el armario, mi armario era lo más mío que tenía, mi manager me había tirado la mayoría de mi ropa y ahora sólo tenía marcas pero seguía intentando que fuese algo solamente mío.

Di vueltas en la cama para acercarme más al armario, Diana estaba de espaldas, estaba tirando vestidos encima de la cama.

-¿Qué te vas a poner? ¿Vamos iguales?- preguntó.

-Mmmm, como tú veas- intenté decir amablemente.

Ella se quedó pensativa frente al armario y volvió a sacar más ropa.

Yo veía como mi cama se iba llenando de vestidos y trajes de diseñadores de alta costura.

Me sentía en una película de esas adolescentes, donde están eligiendo el vestido perfecto para la cita perfecta.

Diana Silvers después de varios intentos consiguió los vestidos perfectos para la noche, ambas íbamos de negro, palabra de honor, el suyo tenía un corte que lucía más de lo que deseaba que la gente viese de ella.

Llamó a sus maquilladoras, las cuales nos hicieron pasar por "chapa y pintura" y nos dejaron perfectas.

Notaba como Diana no podía colocarse bien los tacones y le ayude, fue un gesto de amabilidad entre tanto tormento.

Escuchamos suspiros de fondo, las maquilladoras habían visto todo y nos habían tomado hasta fotos.

Me quedé mirando desde abajo con cara de idiota, entendía que ellas creían la mentira de nuestra relación.

Cambié la cara y me deslicé hacia arriba poco a poco hasta llegar a los labios de Diana, la besé.

Ella sonrió durante todo el beso.

Las maquilladoras hicieron algún que otro comentario obsceno, tenían la confianza suficiente con Diana pero no conmigo.

Las maquilladoras nos hicieron otras fotos más, me sentía una chica llevando a su pareja al prom, fotografiaban cada instante nuestro.

Cuando terminaron su trabajo se fueron, Diana y yo nos quedamos a solas, nos dirigimos hacia la cocina, teníamos hambre, habría comida en aquella fiesta pero necesitaba comer algo ahora.

Elegí un plátano y me senté en el taburete, Diana se sirvió un zumo y se quedó mirándome.

-En quince minutos vendrán a recogernos- bebió zumo.

Asentí mientras me terminaba el plátano.

Diana decidió encender el reproductor de música, comenzó a bailar con Miley Cyrus de fondo.

-¿Te imaginas que nos la encontramos?- me preguntaba emocionada.

Juraría haberme encontrado con ella en alguna fiesta y también juraría que no me hizo ni puto caso porque no sabía quién era yo.

-Todo puede ser- elevé una ceja divertida.

Diana me dio la mano y me sacó a bailar, sonaba una canción de Miley que no conocía pero era muy bonita.

Estuvimos dando vueltas por todo el salón mientras yo sólo podía pensar en una persona, Barbara.

Cerraba los ojos y aspiré su aroma, no era el mismo, el olor era completamente diferente.

Debería regalarle el perfume que usa ella.

Moví la cabeza negando todo lo que pasaba por mi mente, quería convertir a Diana en Barbara.

Esto se está convirtiendo en mi pequeña obsesión.

-¿Qué piensas tanto?- me miró fijamente Diana.

Miré al suelo buscando ayuda.

-Mmmm.... en qué bailo fatal- Me tapé la cara fingiendo estar avergonzada.

Ella rió mientras me daba un tierno beso.

-No lo haces tan mal como piensas- pasó sus manos por mi cuello.

-Vaya, muchas gracias- dije intentando hacerme la afectada.

Diana me quiso volver a besar pero su teléfono comenzó a sonar, la limusina nos esperaba abajo.

-Gracias Dios- susurré mirando al techo.

Diana no se percató de nada, agarramos cada una nuestro bolso y bajamos hacia nuestra maravillosa fiesta Hollywoodiense.

•Barbara Palvin y tú• Famous in love•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora