46. DÍA DE LLUVIA 《REYLO》

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Era una noche tormentosa, y para Rey eso no era para nada bueno para ella ya que pegaba un pequeño grito o gemino de asustada por cada trueno que azotaba. Se sumergió debajo de su cama intentando esconderse de la tormenta en vano. Había dicho en las noticias que pronosticaba lluvias para la noche, y todo el día Rey había rezado todo el día para que fuera una lluvia calmada. Sin embargo, en lugar de una lluvia suave, se azoto una fuerte lluvia. No lo admitiría ante nadie, pero tenía miedo a las tormentas. Seria normal en un niño, pero ella una adulta era frustrante para ella.

Otro destello de luz junto con otro chillido, y cerrado los ojos, deseando no tener tanto miedo, ya había intentado de todo para distraerse ver una película, leer un libro, o jugar un videojuego, pero nada había ayudado.

Ahora se arrepentía de no invertir en unas cortinas opacas para noches como estas, pero no sabía Rey que era peor el ruido o el destello del rayo antes del trueno. Incapaz su cuerpo quieto por más tiempo, subió el volumen de la película y se levantó para comenzar a doblar la ropa que había dejado en la mesa, por su prisa en llegar a tiempo al trabajo. Comenzó a doblar y a guardar toda su ropa para mantenerse ocupada.

Cuando otro relámpago brillo, lo cual a Rey le sobresalto mucho mientras soltaba un fuerte grito, soltando el cesto de la ropa que iba a llevar al cuarto de lavado. A este paso sus nuevos vecinos iban a pensar que la chica de 2B era una desconsiderada por tanto ruido que estaba haciendo.

Levanto el cesto de ropa y se acercó a la ventana había algo de tráfico en las calles mojadas, la mayoría de la gente ya debe estar en su casa metidos en la cama, tal vez profundamente dormida, ella aquí completamente despierta y asustada cuando debería estar en su propia cama durmiendo.

Más relámpagos se deslizaron de nube a nube, cerro las cortinas dando un suspiro. No había ninguna señal que la tormenta terminaría pronto. Iba a pasar una noche larga, creo que sería mejor que se prepare una taza de té. Si no dormía algo su jefe no le daría el día libre para descansar solo porque no había dormido la noche anterior. Si supiera que se encontraba cansada, es capaz de ponerle una o dos trabajos adicionales.

Rey se sentó en el sofá para subirle el volumen a la película, probablemente seria de mala educación para sus vecinos, pero esperaba que cubrir el sonido de los truenos que golpeaba contra la ventana. Rey pego otro chillido con otro trueno, para calmarse se levantó para prepararse una taza de té para dormir, entro a la cocina y sacó una taza cuando un trueno resonante hizo temblar todo el departamento. Rey grito de miedo y dejando caer la taza que se hizo añicos a sus pies.

¡Perfecto, simplemente perfecto! -gimio ella en voz alta.

En eso se oyeron golpes en la puerta, Rey dio un paso atrás sorprendida al pisar un trozo de porcelana rota. Su grito de dolor sonó en el aire y los insistentes golpes se repetían en la puerta de su departamento. Maldijo en voz baja y tratando de no sangrar, se acercó a la puerta cojeando hasta la puerta y miró por la mirilla.

Al otro lado de la puerta, un joven guapo de 1.80 metros aproximado de cabello negro y con unos hermosos ojos café. Dudó en abrirle la puerta era muy guapo y todo, pero al final es un extraño.

¿Estas bien? -gritó él joven.

Rey con algo de duda, abrió la puerta.

¿Puedo ayudarle en algo? -pregunto ella, pero fue interrumpida.

¿Te encuentras bien? Escuche golpes y gritos desde mi departamento y quería asegurarme que estas bien -dijo el extraño, pero cuando vio su talón sangraba, se quedó en shock, se acercó a ella, y sin previo aviso la alzo a estilo de princesa sobresaltando a Rey.

Estás loco, que te pasa -grito ella sonrojada.

Estas sangrado, déjame ayudarte -dijo él, y Rey solo pudo asistir con la cabeza, él extraño la dejo en el sofá.

¿Tienes un botiquín de primeros auxilios? -preguntó él.

Ella negó con la cabeza.

Enseguida vuelvo, tengo uno en mi departamento, dame un momento -termino de decir para salir a buscar el botiquín a su departamento.

Rey pensaba que había sido tan ruidosa que su vecino pensó que estaba en peligro y había venido corriendo a rescatarla. Su vecino regreso y se arrodillo en el suelo enfrente de ella, abrió el botiquín de primeros auxilios y rebuscó en buscar los artículos que necesitaba.

¿Cómo te sucedió esto? -pregunto él con calma- Escuche bastante ruido

Oh -resopló suavemente- Lo siento mucho. Yo... Este... Mi pie... Fue porque -intentaba decir- La tormenta me asusto y deje caer mi taza de té y pise un pedazo -admitió avergonzada.

Supongo que no eres amante de los truenos -dijo, arqueando los labios con una media sonrisa.

Rey observo mientras le curaba el talón.

En realidad, no -murmuró- Creo que esta tormenta es mi mala suerte. ¿Supongo que es una tontería que una mujer adulta tenga miedo a las tormentas eléctricas? -preguntó, apenada.

Hizo una pausa en lo que hacía para mirarla a los ojos. Tiene unos hermosos ojos, pensó para sí misma.

En realidad, no lo hago -respondió, sorprendiéndola- No elegimos nuestros miedos, tú le tienes miedo a las tormentas yo le tengo miedo a las arañas, lo más probable que veo una y grito como una niña tengo un gran problema con ellas -dijo, reanudando su trabajo- No puedo soportar sus piernas peludas -dijo con un escalofrió.

Rey se rio entre dientes de su dramatismo.

Puedo manejar las arañas. Todo lo que necesitas una revista -dijo- No dudes en llamarme cuando necesites un caballero -ofreció ella.

Le había quitado un pedazo de porcelana del talón mientras ella se distraía del dolor, y ahora aplico ungüento y lo vendo cuidadosamente.

Hare eso -dijo aceptando su oferta- Pero si para la próxima me llamas para hacerte compañía en la siguiente tormenta

De acuerdo -dijo Rey, extendiendo su mano.

Él le estrechó la mano y el tiempo pareció detenerse a su alrededor mientras se perdían en los ojos del otro. En eso un trueno rompió el momento, él extraño recogió todo del suelo y cerró el botiquín.

Por unos días, debes mantener tu pie sin mojarse hasta que empiece a formarse costras por sí solo -dijo él.

Muchas gracias. ¿Por cierto...? -sin terminar de completar la frase.

Oh, Ben Solo. Vivo en 2C -contestando de forma amable.

Hola -dijo ella- ¡Soy Rey!

Es un placer de conocerte -dijo pasando una mano por los cabellos de Rey- Estoy a lado, si algún día me necesitas, házmelo saber -dijo Ben mientras era acompañado por Rey a la puerta principal.

Gracias Ben -dijo ella con dulzura- Lo tendré en cuenta. Avísame si alguna vez una araña destruya tu paz -bromeo ella.

Ben se sonrojo y se aclaró la garganta con torpeza.

Nos vemos, Rey -dijo dando hacia el pasillo.

Adiós, Ben -dijo, sonriendo para luego cerrar la puerta.

Esta noche Rey, por primera vez en su vida, comenzaba agradar las tormentas, esperaba que pronto lloviera.

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