::Iz::

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—¿Iz? —Llamo JungKook al gatito mientras lo buscaba entre los arbusto llevaba cerca de una hora buscando al minino pero no lo veía por ninguna parte, mordiendo su labio inferior vio las murallas ¿Qué tal si estaba ahí? No tenía permitido acercarse. Su madre se lo prohibió, pero su mascota estaba perdida.


Echando un rápido vistazo por los alrededores escucho aquel maullido, se tardó un poco en ubicarlo, pero lo encontró afuera, del otro lado de la murallas.


—¡¿Qué haces ahí?! —Se quejo saliendo de la barrera e ir hacia el, pero el gatito se alejó hacia un arbusto —Vuelve aquí, no deberías salir —Le regaño yendo a buscarlo, caminando unos pasos llego donde el se detuvo lamiendo una de sus patitas, pero ni bien lo cargo el gato se disipó en humo. Extrañado, JungKook vio sus manos antes de que un pentagrama se formara debajo de él. Aunque trato, no pudo escapar, siendo absorbido por este en una profunda oscuridad.


Poco a poco la oscuridad se disipó, dejándole ver apenas el lugar donde estaba, era como un salón con varios demonios observándole, trato de moverse pero unas cadenas le mantenían sujeto al suelo, tampoco podría volar, desesperado trato de hacerlo aún así, pero no pudo causando risas en los demonios.


Aquella mujer le vio sonriendo antes de acercarse a él —Bienvenido —Dijo la dulce voz de su madre, pero al verla, JungKook supo que no era ella a pesar de su parecida apariencia.


—¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde está Iz? —Cuestiona y la mujer frunciera el ceño antes de recordar.


—Oh si. El gato —Dijo y ver a un demonio tras de ella, de un metro de altura y panzón.


Abriendo su enorme boca vomitó la cabeza del gato y algunas tripas, los ojos de JungKook se abrieron de sobremanera viendo el sucio pelaje blanco. El collar venía entre los restos de su intestino.


—Un demonio no tiene que tener un vínculo emocional con otros seres, así que tuve que deshacerme de él. Solo te hará débil.


—Fue difícil atraerlo pero la comida siempre funciona —Río el pequeño demonio —Es... —Se interrumpió cuando el pelinegro rompió las cadenas e irse encima al demonio rompiéndole la mandíbula. La demonio se sorprendió un poco de que pudiera romper tan fácil un hechizo que reforzaba las cadenas, haciendo lo que pudo, trato de contener aquel furioso angel.


Amarrado de piezas a cabeza, el cuerpo del pelinegro yacía recostado boca abajo en el suelo, aún retorciéndose en su enojo, queriendo liberarse, pero lo único que podía mover eran sus alas.


—El odio y deseo de venganza es malo para un Ángel —Dijo esta tocando esa blancas alas que se marchaban de un color negro, JungKook vio de reojo a la mujer, tenia la mirada nublada por las lagrimas, se sentía tan desconsolado por la muerte del gato, tanto que le dolía horrible el pecho.


—¿Por qué le hiciste esto? —Pregunta casi en un gruñido de ira. Liberando apenas su mano.


—Porque quiero destruir todo lo que le de felicidad a tu madre, y la mejor opción es romperte a ti, quiero ver la tristeza al menos una vez plasmada en ese sereno rostro, quiero romper esa estúpida tranquilidad para que se retuerza en dolor —Dijo con desdén, sonriendo falsamente viendo al Serafín en el suelo —Si hizo el sacrificio de hacerte, seria divertido ver como el objeto de su amor toma su vida. Pero, antes tienes que convertirte. Serás más obediente así —Sonrió acariciando las alas con delicadeza.


Mientras más fuerte fuera un demonio, mayor control tendría sobre los demás, confiaba en que podría mantener a raya ese joven Serafín. Por algo era la reina del inframundo, quieran o no, los demonios le obedecerían, su sola presencia les provocaba miedo.


El pelinegro trató de levantarse, pero un peso en su cabeza y pies le impedían el poco movimiento que tenia, sintiendo aquel desgarrador dolor grito sintiendo como sus alas eran tratada de ser arrancadas.


Cuando una se desprendió de su espalda, una pequeña onda emanó de él prendiendo en fuego azul a la mayoría de los demonios en la habitación, soltando el ala arrancada. La mujer retrocedió, viendo su cuerpo y apagar el fuego, sus heridas se curaban lentamente, los demás no corrieron con la misma suerte consumiéndose, perdiendo la mitad de los ángeles que alguna vez convirtió.


—Parece que su magia no fue lo único que te dio —Dijo viendo al chico en el suelo que lloraba desangrándose. Molesta tomo el otra ala que se había vuelto completamente negra y terminar de arrancársela. 

::Gatito mimado:♱:KookV::Donde viven las historias. Descúbrelo ahora