::Gatito mimado:♱:KookV::

::Cincuenta y ocho::

—¡TaeHyung! —Dijo el pelinegro acercándose. Pero ya era tarde. Aquella luz encerró al omega dentro. Un pilar de luz subió, atravesando la cima de aquella montaña hasta el cielo.

Un pequeño temblor sacudió el suelo, una enorme serpiente salió de la tierra salpicando lava. Un fuerte gruñido de ella resonó haciendo los murciélagos se fueran volando.

El corazón de JungKook latía frenéticamente en su pecho. Las manos le temblaban mientras se acercaba rápido a TaeHyung quien se levantó del piso.

Atrapando al omega en brazos, JungKook esquivo el ataque del la corriente dirigido a TaeHyung. El suelo donde ella impactó quedó destruido.

—JungKook, cálmate —Dijo TaeHyung sintiendo al tembloroso y asustado minino —S… —Se interrumpió al cubrirse la boca al escribir sangre.

—Cállate —Se quejó JungKook tratando de controlarse, estaba tan alterado que su pecado de la ira se liberara si no se controla. Y si las cadenas lo castigan, no tendrá manera de atender a TaeHyung. —Mierda —Gruñó JungKook esquivando los ataques mientras huía con el omega en brazos. Nunca antes había huido de un combate, pero en ese momento no puede arriesgarse.

Las manos de JungKook se envolvieron en magia, tratando de pasarle al cuerpo del omega. Mientras más tiempo pase TaeHyung sin magia en su sistema, su cuerpo se deterioraría más.

Ese hechizo está hecho para destruir seres mágico, dejando nada de su cuerpo. Pero al usarlo en un humano con magia, desaparece la magia por completo de su cuerpo, haciéndole imposible el crear más. Como consecuencia sus cuerpos se autodestruyen de adentro hacia afuera. Colapsando sus órganos primero hasta hacer que su carne se caiga a pedazos.

Aun con el tratamiento mágico, es dolorosa de soportar, la conocía perfectamente. Vio a HanSung padecerlo durante años. Teniendo días en los que ni siquiera podía levantarse de la cama por el dolor.

Y en ese caso y el de TaeHyung, ambos fueron su culpa.

Esquivando otro ataque JungKook se molesto sintiéndose encespedado.

—Ya déjame en paz —Se quejó apareciendo un arma en su mano y clavarse la cabeza al suelo.

—Tr-tranquilízate —Pidió TaeHyung aferrándose a la camisa de JungKook, con dificultad larga respirar y aquel sabor a sangre en su boca. El cuerpo de JungKook desprendía aquella neblina negra.

—Te dije que no hables —Le regaño volviendo a marcharse rápido. Yendo al lugar más seguro que conocía. Más monstruos comenzaron a seguirlos ¿De dónde salían?

Viendo aquel reino que conocía tan bien. Entró atravesando la barrera y pasar a los guardias. Todos aquellos monstruos se quedaron fuera. Pero JungKook cayó al suelo, protegiendo el cuerpo de TaeHyung con el suyo para que no se golpeara. Para este punto TaeHyung ya estaba inconsciente. Aunque pudo detener los efectos momentáneamente al darle su magia.

Quemaduras comenzaban a formarse sobre su piel, como llagas. Los Ángeles en el lugar estaban en guardia. Pero nadie lo ataco ni mucho menos trataron de sacarlo, pero al ser en mayor parte demonio. No podían evitar estar tensos.

—JungKook… —Le llamo una dulce y pacífica voz, haciéndole que volteara a ver aquella mujer, flotando a centímetros del suelo, pero guardando su distancia del minino, un aura brillante desprendía de ella.—No deberías estar aquí…

—L-lo sé… Pero… —Se levantó del suelo con un poco de dificultad por la barrera en el lugar —Solo puedo pedirte ayuda a ti —Dijo el pelinegro acercándose. Pero se detuvo haciendo un quejido de dolor. Las quemaduras en su cuerpo solo empeoraron. Un demonio normal ya estaría muerto.