Capitulo 4

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El invierno llegó cumpliendo así otro año junto al pequeño Jimin en casa. Los demás miembros le habían preparada su comida favorita como regalo de aniversario, no era mucho, pero era de las pocas cosas que podían ofrecerle con el escaso dinero y tiempo que tenían. Aún así, Jimin estaba completamente agradecido. Aunque, para ser sinceros, él lo había olvidado. Estaba tan concentrado en sus actividades diarias que no recordaba cosas tan simples como el día de la semana.

A pesar de ser un día especial, el pequeño castaño no quiso regresar a su dormitorio temprano. Continuó ensayando por otro par de horas hasta que la luz del lugar se esfumó de repente.
Los fuertes vientos de invierno habían traído consigo estragos en la ciudad, siendo este uno de ellos.

— Jimin, ¿estás bien? — preguntó Yoongi mientras salía del estudio iluminando con la linterna de su celular el camino.

El pequeño pelinaranja se dejó caer al piso con frustración. El no tener energía eléctrica solo significaba una cosa, no calefacción, no musica, no baile y lo peor de todo, no salida.
Al ser una puerta con código solo funcionaba con electricidad. Tal vez quedarse no había sido la decisión correcta, tal vez debió escuchar a Yoongi hyung y regresar temprano a casa.

— Estoy bien, hyung— respondió tiritando, siendo consiente apenas del frío que comenzaba a invadir la habitación.

Yoongi llegó hasta él y se sentó a su lado colocando el celular frente a ellos para así poder ver al menos un poco.

— No puedo creer que nos pase esto— Yoongi soltó con molestia provocando en Jimin instantaneamente el sentimiento de culpa, después de todo, había sido él quien había decidido quedarse.

— Lo lamento.

Yoongi giró su rostro para encararlo. La iluminación era escasa pero aún así podía ver a un pequeño Jimin decaído.

— No es tu culpa, nadie sabía que algo así podría ocurrir en la gran ciudad de Seúl — bromeó el pelimenta y Jimin solo pudo sonreír.

El silencio invadió el lugar durante largos minutos siendo rotó por el más pequeño.

— Al menos estamos juntos— dijo Jimin mientras un pequeño sonrojo se asomaba en sus mejillas, el cual no pasó desapercibido por Yoongi.

— Si, estamos juntos— contestó con un tono dulce, mientras desviaba su mirada hacia sus manos, juntándolas para comenzar a jugar con sus dedos.

Estaban solos y aunque lo habían estado durante tanto tiempo, fue en ese momento que por fin se sintió real.

Sus cuerpos temblaban y no era precisamente por el frío del invierno. Tal vez, solo tal vez se debía a lo que sus cuerpos estaban reprimiendo, tal vez necesitaban de toda su fuerza de voluntad para no cometer una locura, una locura de la que después se arrepentirían, o tal vez no.

— No puedo creer que hayan pasado tres años— Yoongi rompió el silencio.

— Recuerdo cuando lo conocí, hyung, parecía perdido, sin saber quién demonios estaba junto a Taehyung — rió mientras golpeaba de forma juguetona el hombro del más grande.

— Yo solo quería dormir ese día y extrañamente después de eso no pude hacerlo— confesó sin levantar su vista ni un segundo de sus manos, estaba apenado por sus propias palabras, sabiendo a la perfección el trasfondo de ellas.

— ¿Por qué no pudo?— preguntó un curioso Jimin.

El silencio invadió la habitación. Solo las respiraciones se escuchaban en la habitación, resonando fuertes por el vacío del lugar.
Por un momento Jimin creyó qué tal vez Yoongi no lo había escuchado. Y cuando estaba dispuesto a volver a hablar Yoongi rompió el silencio.

— No podía dejar de pensar en lo bonito que eras— soltó sin más, sus mejillas teñidas por completo de rojo, siendo sincero por primera vez en su vida sobre sus sentimientos, sin ser consiente realmente del peso que tenía esa confesión sobre el contrario.

Jimin no dijo nada y Yoongi supo de inmediato que no debió abrir su bocota.

— Jimin, yo... — trató de remediarlo, pero fue interrumpido.

— ¿Era? Creo que debería ofenderme por ello— habló Jimin, haciendo que el ambiente tenso se esfumara y que el aire que Yoongi no sabia que estaba reteniendo, saliera.

El pelimenta dejó de ver sus manos por primera vez y volteó su cabeza hacia Jimin, mirándolo a los ojos para así tomar las dos manos que este tenía sobre sus rodillas.
Jimin se estremeció ante el toque, pero no dijo nada, sólo se dejó hacer.

— Eres, Jimin, eres el chico más bonito que he conocido— Confesó sin más.

Y dichas esas palabras ambos rompieron el contacto visual que habían establecido para mirar hacia un lado, avergonzados, con sus mejillas ardiendo y sus corazones golpeando sus pechos, pero el toque de sus manos permaneciendo intacto.

— Yoon...— trató de hablar el menor pero fue interrumpido.

Interrumpido por la boca del mayor.

Jimin abrió sus ojos sorprendido sin poder procesarlo. Solo sintiendo los cálidos labios delgados de su hyung sobre los suyos.
Fue tan rápido que el pequeño creyó imaginarlo. Tan pronto cómo sintió aquellos labios, estos se esfumaron.

Su corazón no dejaba de golpear su pecho, sus manos temblaban sobre las de Yoongi, ¿que había pasado?

Y entonces todo desapareció, el grupo, la presión, la fama, la música, el baile, todo dejó de existir en ese preciso momento en el que Jimin soltó las manos de Yoongi para colocarlas rápidamente sobre sus mejillas. Atrayéndolo así a sus gruesos labios, juntándolas con los delgados del mayor.

Solo fue un pequeño roce, un pequeño roce que se convirtió en el primer beso de ambos jóvenes confundidos.

Oɴᴇ ᴅᴀʏ- 𝚈𝙾𝙾𝙽𝙼𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora