Capítulo 44

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El timbre molesto de su teléfono no paraba de sonar, siendo tan insistente que le irritaba. Había decidido simplemente dejarlo pasar para así continuar con su composición, teniendo justo en ese momento la inspiración que tanto había esperado durante el día, sin embargo, este no paraba. Rodando los ojos y quitando lentamente los auriculares de sus oídos tomó el molesto artefacto para revisar de quien se trataba.

Cuando el nombre sobre la pantalla se mostró frente a él toda furia que había acumulado se disipó, soltando una risa avergonzada por estar ignorando los llamados de su novio.

Jimin no se encontraba en Seúl, había viajado durante sus vacaciones a Europa junto a sus amigos. No sería durante muchos días puesto que el cumpleaños de Jungkook sería pronto y tendría que regresar a Corea por ello.

Yoongi estaba feliz al saber que su chico estaba pasando un muy agradable rato en Paris, fuera del estrés que les provocaba el arduo trabajo en la empresa. Su tour había terminado hace meses y su último álbum había sido liberado. Habían estado realizando entrevista tras entrevista, presentación tras presentación, de Corea a Japón, de Japón a Estados Unidos. Los tenía agotados y necesitados de un gran descanso, el cual por fin habían obtenido.

Los amigos de Jimin habían insistido en que les acompañara en su pequeña aventura por Europa y aunque estaba inseguro de sí hacerlo o no, Yoongi le animó y ahora mismo Jimin no podía estar más que agradecido de que este le insistiera, puesto que estaba pasándolo de maravilla, conociendo y visitando un sin fin de lugares, riendo y divirtiéndose como un chico normal, junto a sus viejos amigos de la escuela.

No fue hasta la noche de aquel día que decidieron asistir a una fiesta de una conocida, una chica hispana que uno de sus hyungs había conocido en Busan. Todo parecía normal hasta que Jimin comenzó a perder en cada uno de los juegos que realizaban, terminando tan ebrio y mareado sin poder caminar por si mismo.

En cuanto sus amigos se dieron cuenta de su situación le ayudaron a llegar hasta su hotel, lugar donde le acostaron y arroparon para después dejarle solo.

Jimin no estaba tan ebrio, no lo suficiente para quedarse dormido. Ahora mismo lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que extrañaba a su novio, lo mucho que quería pasar junto a él sus vacaciones, viajando sin que nadie se los impidiera. Solían escaparse de sus hoteles en los días libres antes de sus conciertos, recorriendo las ciudades, pero no era lo mismo que salir de vacaciones tomados de la mano conociendo el mundo sin miedo de ser descubiertos. A pesar de el ya no tener miedo de lo que era, aún tenían el peso de la fama tras de ellos, sabiendo perfectamente que el tener una relación pública, más siendo está homosexual, era mal visto y algo que podía perjudicar sus carreras en demasía.

Aún así, a pesar de todas las dificultades que tenían que atravesar, Jimin sabía que valía totalmente la pena, importándole poco lo que tuviera que hacer o fingir con tal de estar juntos. Pero en momentos como este, en los que no estaba en sus cinco sentidos, deseaba desesperadamente gritarle al mundo cuánto amaba a su chico, a su Yoongi.

Porque Jimin se sentía el hombre más afortunado del mundo al tener de pareja a un chico como Yoongi, tan bonito, guapo, comprensivo, detallista, amable, talentoso, increíblemente talentoso, ¿como no querer decirle a todos que un hombre como ese le había elegido?

Por su mente pasaba la última presentación de el pálido en su tour, moviendo su cuerpo al compás de la música, de su boca saliendo un sin fin de palabras, su lengua escapándose de entre sus labios para relamerselos, el sudor emanando de su piel, pegando su cabello a su frente, su ropa ajustada resaltando su figura, sus hombros anchos y sus delgadas piernas. Sus manos sosteniendo con tal vez demasiada fuerza el micrófono, marcándose sus venas sobre estas, dándole un aspecto tan sensual que no solo hizo gritar a todas las personas en el estadio, si no también había calentado a Jimin. Y en cuanto el pálido había bajado del escenario, este le acorraló contra la pared de su camerino, importándole poco el escaso tiempo con el que contaban para su siguiente presentación.

Oɴᴇ ᴅᴀʏ- 𝚈𝙾𝙾𝙽𝙼𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora