Capítulo 26

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Editado 15/12/2021

Las estrellas esa noche eran abundantes, iluminando así la oscuridad de ese frío invierno. Aún se podía ver a lo lejos el destello de algunos fuegos artificiales de colores cálidos que iluminaban diferentes puntos de la ciudad. El joven rubio las observaba detalladamente por el ventanal de aquel departamento en la zona alta de Daegu. Yoongi le había llevado ahí después de su visita de media noche, para mostrarle su última adquisición en el lugar. Era su departamento, el cual tenía intención de habitar una vez sus padres aceptaran mudarse a la misma zona.

Era un gran contraste aquel departamento contemporáneo con la pequeña y acogedora casa de la infancia de su hyung. El lugar era grande, contando con dos pisos y dos habitaciones. Pero lo que más había llamado la atención del menor era el gran ventanal de doble altura que adornaba el salón. Tenía una vista perfecta, la cual le había hipnotizado completamente justo al adentrarse al lugar.

Aún frente aquel ventanal, sintió unos brazos rodeando su cintura mientras pegaba su espalda al pecho contrario, colocando así su mentón en la curvatura de su hombro. Sentía su cálida respiración chocar con su mejilla mientras ambos solo sentían el calor de sus cuerpos junto con sus resonantes latidos. Esa misma noche habían confesado su amor, se habían dicho que se amaban después de tanto tiempo estando juntos. Jimin no sabía exactamente cuánto había pasado desde que comenzó a sentir cosas por Yoongi, podía atreverse a decir que era el mismo tiempo que había permanecido en Seúl.

Recordaba su dulce sonrisa acompañada de sus sabias y dulces palabras. Recordaba sus primeras conversaciones, sus primeras risas compartidas, la primera noche de desvelos, trabajando juntos, podía recordar su primer y tímido beso hace exactamente dos años. Podía recordar lo asustado que se encontraba pero que aún así, no se detuvo y le correspondió con inseguridad. Fue la primera vez que sentía esos delgados labios sobre los suyos mientras esos largos dedos le acariciaban sus mejillas. Y ahora, no sabía realmente como vivir sin sentir sus labios sobre su piel, volviéndose adicto a las caricias que su mayor le daba.

Sentirlo cerca suyo mejoraba sin duda su vida. El ser una persona que había perdido gran parte de su privacidad, estando constantemente frente al ojo juzgador de los medios era agotador y muy complicado. Su vida había cambiado y no estaba seguro de si podía afrontarlo de manera correcta. Pero cuando estaba junto a Yoongi, las cosas no parecían ser tan difíciles, cuando escuchaba sus tiernas palabras susurradas al oído antes de presentarse en cualquier lugar, diciéndole lo bien que lo hará o deseándole lo mejor, era suficiente para poder afrontarlo. Sentir ocasionalmente su mano rozando con la suya sin importar quien esté frente a ellos le había dado el valor para enfrentarse a miles de personas.

Jimin nunca se creyó capaz de amar a otro hombre, no después de todo lo que estuvo reprimiendo. Pero estaba ahí, sintiendo el cuerpo de su contrario junto al suyo mientras le acariciaba con su pequeña nariz su cuello descubierto, haciéndole explotar el corazón mientras este solo le decía una y otra vez cuan enamorado estaba de Yoongi.

— Cariño— murmuró el mayor sin dejar de recorrer su piel.

— Mmhm—Jimin solo tarareó una respuesta, indicándole con esto que tenía su completa atención.

— ¿Quieres dormir ya o bebemos algo de vino?— preguntó mientras comenzaba a depositar pequeños y suaves besos detrás de la oreja del menor. Este solo soltó un suspiro al sentir la calidez de sus labios tocar su fría tez, provocándole un temblor en todo el cuerpo.

— Tomemos vino— contestó con voz suave y el pálido no necesito de mas para alejarse de su cuerpo, solo un poco, para tomar su mano y así dirigirlo hacia el gran sofá negro del salón.

La chimenea estaba encendida siendo el fuego lo único que iluminaba el lugar. Jimin se sentó soltando la mano de su mayor mientras este se desaparecía rumbo a la cocina del fondo. Su corazón estaba latiendo demasiado rápido y sus manos temblaban nerviosas. Se relamió los labios mientras trataba de regular su agitada respiración.

Oɴᴇ ᴅᴀʏ- 𝚈𝙾𝙾𝙽𝙼𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora