Capítulo 32

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El profundo silencio les invadía completamente. Existía una tensión evidente que no se podía evitar, no cuando estaban solos después de tanto tiempo. Habían evitado con todas sus fuerzas el permanecer juntos, buscando siempre la compañía de otro miembro del grupo, todo con tal de no afrontarse el uno al uno. Pero ahora, ahora simplemente fue inevitable.

Hawái era un lugar cálido y húmedo y desde luego había sido una gran experiencia el recorrer y conocer la zona juntos, pero cuando se había decidido quienes compartirían habitación, la tranquilidad que dicho viaje les había dado, se esfumó.

Estaban juntos en una habitación con una sola cama, alejados de los demás. Si aún estuvieran juntos, desde luego aquello sería una enorme ventaja para terminar en una serie de besos descontrolados que no harían más que llevarlos a hacer el amor toda la noche sin parar. Pero ahora, ahora Yoongi solo permanecía sentado estático sobre la cama, tratando de evitar mirar al menor que sacaba su ropa de dormir de la maleta en el piso.

Jimin solo tomó sus cosas y sin más salió de la habitación. En cuanto esté desapareció de su vista, Yoongi soltó un sonoro suspiro. No estaba listo para estar a solas con el rubio, mucho menos compartir una cama. Quería irse, irse y dormir afuera si era necesario, todo con tal de no afrontarlo.

Todo este tiempo el conversar, reír y jugar con Jimin frente a la cámara era un completo tormento, el fingir que todo estaba bien, que aún eran amigos y buenos compañeros de grupo, dolía. Y una vez esas cámaras se apagaban, ambos corrían en direcciones opuestas para no tener que verse más, porque sabían que si permanecían juntos solo provocarían que el terminar doliera mucho más, que sus corazones se destrozaran por completo. Aún así, Yoongi solía observarlo todo el tiempo, le gustaba verlo ensayar antes de un concierto, le gustaba escucharlo practicar su voz en el salón de su departamento. Le gustaba verle jugar con Taehyung y Jungkook, le gustaba simplemente verlo y saber que a pesar de todo lo que estaba pasando en su corazón, aún podía disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

Él también intentaba buscar una forma de sobrellevarlo, aunque beber y trabajar en exceso no era del todo algo muy sano, pero al menos podía hacer lo que le gustaba con plenitud. Había escrito y compuesto un sin fin de canciones y poco a poco aquellas dejaron de ser desgarradoras y melancólicas, mostrándose cada vez más optimistas.

Muy dentro de si sabia que la decisión tomada había sido la correcta, que ambos estaban trabajando duro en si mismos, que poco a poco estaban creciendo y madurando. Y aunque no era una persona que creyera en el destino, algo dentro de él le decía que esta vez, solo cuando se trataba de ellos dos, no importaba el tiempo, ni lo que sucediera, estaban hechos el uno para el otro, ambos eran el destino del otro. Y esa idea, ese pensamiento le reconfortaba en sus duras noches de soledad y tristeza donde solo podía dedicarse a llorar con añoranza, deseando tanto el tenerlo a su lado.

La puerta volvió a abrirse dejando pasar al joven rubio con su pijama ya puesta. Este no levantó su rostro en ningún momento, solo caminando en silencio hacia el lado opuesto de la cama. El reloj marcaba las 8:30 de la noche, demasiado temprano para dormir aun si su día había sido agotador. Yoongi no estaba ni cerca de caer dormido por más que lo quisiera intentar. Ambos chicos estaban en silencio, acostados ahora sobre la cama evitando en todo momento entablar una conversación, manteniendo su concentración en sus teléfonos celulares. No supieron cuánto tiempo había pasado con exactitud cuando el menor se levantó de la cama, claramente con intenciones de irse de aquel incómodo lugar y cuando estaba apagando la luz dispuesto a cerrar la puerta e irse el mayor rompió el silencio.

— Espera, espera, Jimin... quédate, por favor, no tienes porque irte— suplicó el mayor rápidamente, sentándose en la cama, buscando desesperadamente que el rubio no se marchara.

Oɴᴇ ᴅᴀʏ- 𝚈𝙾𝙾𝙽𝙼𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora