Capítulo 45

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El sofá negro y ancho era invadido cada noche por un joven chico castaño, adueñándose de gran parte de él para así acompañar a su novio mientras trabaja. Yoongi componía sobre su escritorio, tan concentrado, tan dedicado. Jimin sabía que el estar ahí no era para que su novio prestara su atención en él, era solo para estar juntos, hacerse mutua compañía. Aunque Yoongi no lo dijera, el tener a su chico ahí le reconfortaba y desde luego le animaba a trabajar hasta no poder más.

Jimin en esta ocasión no leía, tampoco observaba una serie en su celular en espera del mayor, esta vez solo se dedicaba a verle trabajar. Su cabello castaño se encontraba más largo de lo habitual, formando pequeños rulos en las puntas. Portaba una sudadera negra y desgastada, una que le recordaba mucho al Yoongi de hace 7 años atrás, al Yoongi que miró por primera vez.

Su mente comenzó a divagar, recordando su primer día en Seúl. Un joven delgado y risueño le había recogido de la estación de autobuses, intentando establecer una amena conversación con el, explicándole a detalle cómo eran sus días trabajando para bighit, explicándole que no estaba solo y que existirían otros 5 aparte de ellos esperándole en el departamento.

Cuando vio a los chicos, le parecieron simpáticos y en verdad agradables. Se habían reunido para conversar y animarle después de su largo y cansado viaje. El reloj había marcado más de la media noche y a pesar de todos estar en verdad cansados, le pidieron que no durmiera hasta que el único chico llegara a casa.

Le explicaron que dicho chico era bastante dedicado en su música, que le gustaba quedarse horas extra componiendo y escribiendo y que era por ello que regresaba tan tarde a casa. Jimin solo había sonreído y asentido, esperando con todas sus fuerzas tener la energía suficiente para mantenerse despierto.

Y entonces lo vio, frente a él se presentó un chico confundido e intrigado, un chico delgado, con el cabello castaño y largo, portando una sudadera vieja y negra que apenas y sería capaz de cubrirle del frío del invierno. Sus ojos y nariz eran pequeñas, portaba unos delgados labios y unas mejillas delgadas. Era pálido, demasiado pálido, Jimin no sabía si ese era su color de tez natural o si se debía al frío de la ciudad.

Y cuando sus ojos se encontraron, en ese preciso momento, dejó de respirar. Fue una reacción tan fugaz, durando tan solo un par de segundos, unos que sintió eternos. No sabría explicar que fue exactamente, solo sabía que su corazón se aceleró y sus mejillas se tiñeron. Agradecía internamente que el pálido desviara su mirada tan rápido como había chocado, excusándose con torpeza, acostándose en su cama sin más.

El joven Jimin no podía comprender realmente que había sucedido, pero después de ese día, aquella mirada que tanto le había provocado, siempre la sentía sobre él. Ellos no hablaban mucho, cuando el menor intentaba crear una conversación su hyung simplemente tartamudeaba, asentía y se iba, dejándole confundido y con la sensación de qué tal vez dicha mirada significaba que no le agradaba en absoluto, mirándole con odio.

Fue un par de meses después que mientras practicaban, sintió sobre el como de costumbre su intensa mirada y decidió que la afrontaría por primera vez, chocando contra sus pequeños ojos a su lado, provocando con ello que el mayor perdiera el ritmo de la coreografía, tropezando y cayendo torpemente. Los demás chicos se habían burlado de él y después de reírse le habían ayudado a recomponerse. Pero Jimin estaba más que confundido, no entendía las reacciones del mayor y no comprendía porque dicha mirada hacia su cuerpo temblar y su corazón acelerar.

Después de ello, después incluso de comenzar a permanecer juntos en aquel salón después de los ensayos, fue cuando aquellas sensaciones comenzaron a aumentar.

Jimin permanecía junto a Yoongi en todo momento, en cada programa, en cada entrevista, el siempre quería estar junto a su hyung. Y parecía que al contrario también le gustaba.

Oɴᴇ ᴅᴀʏ- 𝚈𝙾𝙾𝙽𝙼𝙸𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora