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Nuestra familia tiene ascendencia italiana. Mis abuelos de parte de mi padre viajaron a Colombia de vacaciones cuando mi papá era pequeño. En un principio se iban a quedar 3 semanas, conociendo el país, pero después de ese tiempo no se querían ir. Se enamoraron de Colombia, de su gente, su cultura, su gastronomía y su diversidad. Así que cuando tomaron la decisión, llamarón a Verona (Italia) y pidieron que les enviaran sus cosas hasta Colombia. Mi papá suele decir que extraña Italia y que le hubiera gustado que mi hermano y yo hubiéramos nacido allá.

Dice que Verona es hermoso. Por algo es el hogar de una de las historias más hermosas, perfectas y trágicas de la literatura clásica de todos los tiempos (mi libro favorito es Romeo y Julieta de William Shakespeare... y orgullo y prejuicio de Jane Austin, el gran gatsby de Scott Fitz ... en fin). Papá siempre me dice que nací en el país equivocado, que mi lugar era allí; donde la historia y el arte se pueden disfrutar en sus muros y donde las románticas empedernidas como yo pertenecemos. Mi papá nunca se quiso ir de Italia y cuando quiso volver, ya era muy tarde, conoció a mi mamá y decidido estar con ella para toda la vida. En honor a su hogar, nombraron a mi hermano Lucas, como otra ciudad de Italia (Lucca) y a donde mi padre (Alonzo Enrico Rossi Antonioni) le gustaba ir a vacacionar de pequeño.

Lucas Elian Rossi Torres, es mi hermano mayor (19 años), tiene la misma edad de Juanes. Desde hace poco más de un año estudia medicina en la Universidad de Barcelona. Conto con la buena suerte de tener muy buenos fondos monetarios para sus estudios, hasta el punto de poder escoger una universidad europea y poder vivir allí sin ninguna preocupación. En Barcelona trabaja como asistente de un gerente de una empresa dedicada a la venta de carros, y siempre, desde la escuela, se ha caracterizado por ser buen estudiante. En casa, era el hijo perfecto, el que todo lo hacia bien, pero sobre todo el "hijo ideal" de mi mamá. ¿Nuestra relación? Prácticamente no existe. Es algo así como... no lo se es complicado. Siempre que hablamos, peleamos, o el me regaña, o me da un sermón sobre la importancia de tener los pies en la tierra y no estar "fantaseando"; como yo. Siempre que llama, me frustro tan solo al pensar, que nuestra rutina esta por empezar.

***

Mi celular vibra en el bolsillo de mi chaqueta, interrumpiendo mi conversación con Juanes. Es Lucas. Siento la tensión en mis hombros y mi cabeza se empieza a abrumar. Hace más de un mes que no llama, y la verdad no me importa, pero sé que esta llamada no es para saludarme o para saber de mí; tiene segundas intenciones. Algo me dice que hablo con mamá. Hace tres días fue el evento en la empresa de Sofia y desde ese día la relación de las dos no está bien. Solo le hablo para saludarla y despedirme, y cuando estoy en la pastelería intento no cruzarme con ella, por lo tanto, me quedo trabajando en el almacén prácticamente todo el tiempo.

- Hola, Lucas ¿Cómo estás?

- Hola... ¿Dónde estás?

- Estoy bien, gracias por preguntar- le respondo sarcásticamente- - ¿Dónde estoy? Voy camino a casa- le miento. Se que, al responderle de esa forma, lo estoy provocando, pero es mi forma de construir un muro entre los dos. Un muro que me proteja de sus afiladas palabras.

- Mamá dijo claramente que cuando salieras de la escuela debías ir a la pastelería. ¿Por qué nunca escuchas? ¿Por qué nunca haces caso a lo que te dicen? ¡¿PORQUE SIEMPRE TIENES QUE CAUSAR PROBLEMAS?! SIEMPRE COMPLICAS TODO- dice

Siento como un nudo en la garganta se forma y el muro que creí construir, se derrumba. Me cuesta pasar saliva. Mis ojos se ponen húmedos. Giro mi cabeza hacia mi ventana no quiero que Juanes me vea así.

- Mamá está trabajando muy duro, para darte todo lo que necesitas, ¿y tú le pagas así?, con tu indiferencia y tu mala actitud. Estoy decepcionado de ti- responde.

De Noruega, con amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora