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Comienzo a empacar lo más rápido que puedo, ni siquiera me tomo el tiempo de doblar o de separar lo limpia de lo sucio... solo tomo todo lo de mi closet y lo guardo. Al igual que los regalos y las cosas de mi escritorio. Mi Mac y mis dibujos los llevo en mi bolsa de mano. Solo dejo afuera la ropa que usare mañana, mi pijama y algunas cosas de aseo.

Miro mi escritorio y está el lápiz digital que me presto Ruby en Tromsø, junto con los tres que he comprado. Saco los míos de la caja, para que no ocupen tanto espacio en mi bolsa. Busco mi celular y le escribo a Ruby:

¿Vamos por un helado?

Segundos después contesta:

¡Si claro!... me pongo un abrigo y salgo de inmediato.

Tomo la caja y le quito el precio. Agarro la única chaqueta que tengo a mi disposición y salgo. Camino hasta la sala y espero a que llegue y es cuando asoma por el pasillo. Tomamos el ascensor, salimos del hotel y vamos en busca de nuestro helado.

No tuvimos que caminar mucho para encontrar una tienda de postres. Entramos y pedimos dos helados con brownie. Buscamos una mesa vacía, para esperar nuestra orden y mientras tanto saco la caja y se la doy. Me mira confundida, pero la abre. Primero encuentra el lápiz que me presto - Muchas gracias por prestármelo- aclaro.

Después saca el lápiz personalizado, lo mira y no puede disimular su emoción.

- ¡Alex... es precioso! ...- dice mientras analiza cada ángulo del lápiz-... te debió haber costado un ojo de la cara, se ve costoso.

- No te preocupes por pequeñeces, disfrútalo...- respondo satisfecha por el éxito de mi regalo. Dudo unos segundos en mis siguientes palabras, pero me lleno de valor para hacerlo. En algún momento lo tiene que saber y el momento es ahora-... es... mi regalo de despedida.

La sonrisa de su rostro se comienza a desvanecer y en eso nos traen los helados. Finalmente, a solas, Ruby comienza con su interrogatorio:

- ¿Por qué dices eso Alex? Nos iremos hasta dentro de dos semanas. Todavía tenemos tiempo para estar juntas – responde y puedo ver que se empieza a poner nerviosa.

Lo único que puedo hacer es guardar silencio y esquivar su mirada. Tenía preparado el discurso perfecto para este momento, lo había estudiado detalladamente en el avión cuando volvíamos de Tromsø, pero ahora que la tengo frente a mí, no se como y por donde empezar.

Tomo un sorbo de agua que nos sirvieron cuando ocupamos la mesa y busco el valor que creí tener antes para afrontar este doloroso momento.

- Ruby... yo vuelvo mañana a casa – respondo y veo como sus ojos se llenan de confusión y tristeza.

- ¿A que refieres con eso Alex?... No puede ser, se supone que el viaje acabo en dos semanas ¿Cómo es eso de que vuelves a casa mañana? – está muy enojada.

- Es hora de volver Ruby... no tengo nada más por hacer en Noruega... Es decir, en algún momento esto iba a pasar. El viaje acabaría y tendríamos que volver a casa. Ahora o en dos semanas, el resultado iba a ser mismo. Tu momento de volver a casa, llegará en dos semanas el mío es mañana - digo con desilusión.

- ¡NO DIGAS ESTUPIDECES! ...- La escucho gritar enojada y algunos comensales nos voltean a mirar, confundidos ya que hablamos en español-... ¿Qué pasara con el concurso y con todo tu trabajo duro? ¿Lo tiraras a la basura y ya?

- Eso... ya no importa. Era obvio que nunca lo iba a lograr – respondo totalmente derrotada.

Suelta una risa de incredulidad por mi cometario. Nunca la había visto tan afectada, enserio esta enojada, incluso indignada. Sigue con sus preguntas.

De Noruega, con amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora