Abro mis ojos con dificultad ya que un pequeño destello de luz cruza la ventana y me pega directo en los ojos. Uno de los brazos de Ari me sujeta por mi cintura. Intento girarme para aflojar su agarre y poder verle.
Duerme profundamente. Es hipnótico verle dormir. Todo él está en paz y serenidad. Lo miro y no puedo evitar sonreír al recordar todo lo que hicimos anoche.
Busco mi celular en la mesita de noche junto a la cama y miro la hora: 6:04 de la mañana. Tomo su brazo, cuidadosa de no despertarlo y lo hago a un lado. Veo su camiseta blanca y me la pongo intentando cubrir mi cuerpo desnudo. Me levanto de la cama y busco mi ropa por la habitación, pero no me es posible encontrarla.
A lo lejos logro visualizar en una silla, un pantalón de sudadera negro y una chaqueta color gris. Los tomo y corro hasta la sala en busca de mi bolsa. Cuando la encuentro corro de puntitas hasta el baño, me pongo la ropa de Ari y me miro al espejo. Mis mejillas tienen un tono carmesí singular y mi cabello es un desastre. Busco en mi bolsa una liga para el cabello y me intento hacer una cola de cabello alta, pero algunos mechones quedan al aire ya que mi cabello enmarañado es imposible de manejar.
Vuelvo a enfocar mi mirada en el espejo y no puedo dejar de sonreír al recordar sus caricias y sus besos por mi cuerpo.
Busco en mi bolsa un papel y un esfero y escribo una nota para Ari:
No encontré mi ropa, así que tomé algo de tu
ropa prestada, te la devolveré después...
Me fui temprano a mi habitación para cambiarme, te veré
en el desayuno.
Dudo unos segundos en lo ultimo que quiero escribir, pero finalmente me lleno de valor y lo escribo:
Te amo.
Salgo del baño y dejo la nota en su mesita de noche. Lista con todas mis cosas, camino hasta el vestíbulo de la habitación, tomo mis zapatos y los llevo en mis manos para no hacer ruido. Abro la puerta lentamente y cuando estoy afuera intentando cerrar sin hacer ruido, me giro y tengo a Juan Esteban frente a mí, que me observa fijamente.
Al parecer estaba haciendo ejercicio, ya que viene con una botella de agua en una de sus manos y una toalla en la otra. Mira la habitación de la que salí para después escanearme de arriba abajo. En su mirada la decepción se hace visible. Su respiración se hace pesada y veo como deja caer sus brazos a los lados, es señal de rendición.
Agacho mi cabeza y me giro rápidamente en busca del ascensor, pero siento como el corre detrás de mí.
-Oye, oye, oye... espera un momento... - dice mientras me detiene. Deja caer al suelo la botella de agua y la toalla. Con una mano me sostiene fuertemente de la cintura y con la otra, acomoda suavemente mi rostro para que el pueda verme. Me observa por unos segundos y sus ojos se humedecen y su expresión se vuelve fría. Me suelta y simplemente se queda paralizado.
Doy unos cuantos pasos atrás, aún sin decir palabra alguna. Intento entender la situación, pero él se ha quedado inmóvil. Finalmente vuelve a poner su mirada fría y húmeda en mí, se aclara la garganta y dice:
-Creo que te equivocaste de habitación... así como esa chaqueta es muy grande para ti...- responde con sarcasmo y decepción en sus ojos-...Y otra cosa, el perfume de hombre no es lo tuyo- haciéndome saber su enojo.
Ignoro su comentario y llamo al ascensor. Cuando estoy dentro, marco mi piso y antes de que las puertas se cierren, lo veo poner sus dos manos detrás de su cabeza, deja salir un grito de dolor y lo veo patear con fuerza uno de los sofás. Me sorprendo de su reacción... nunca lo había visto así.
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De Noruega, con amor.
Romance¿Sacrificarías tus sueños por las personas que amas? Alex, anhela ser la diseñadora de modas más reconocida del mundo, pero algunas "situaciones" de la vida, no le permitirán hacer realidad su sueño. Un concurso, dará vuelta a su fortuna y la llevar...