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Estamos en el Subway de un centro comercial. La bandeja con el sándwich esta frente a mí. Después del drama en mi casa, se me ha quitado el hambre. Lucas esta frente a mi comiendo. En todo el camino no nos dijimos nada, ni siquiera nos hemos mirado.

- ¿Estás bien? – Lo escucho preguntarme sin mirarme.

- No lo se. – Le respondo aun confundida con lo ocurrido en casa.

- ¿Quieres hablar? – vuelve a preguntar.

Mi confusión crece aun más. ¿Está preocupado por mí? Por muchos años lo he escuchado humillándome y juzgándome. ¿Por qué de repente era preocupado por mí? Por más que lo pienso no lo logro entender.

- ¿Enserio te importa lo que tengo que decir? o simplemente quiere otra excusa para juzgarme. - con mi comentario logro llamar su atención. Hace a un lado la bandeja y dirige toda su atención a mí.

- Puedes bajar la guardia por favor. No quiero pelear... de hecho, no me gusta pelear. Soy te hermano y por más que peleamos me preocupo por ti. – Me dice y puedo sentir sinceridad y honestidad en sus palabras. Decido bajar mis muros que mantienen segura de sus palabras humillantes, y decido por primera vez hacer algo que nunca había hecho con mi hermano. Abrirle mi corazón y hablar.

- Lucas... ¿Qué quiso decir mi mamá con eso de que mi tía intento arruinar su matrimonio antes?

La postura de Lucas cambia totalmente; se pone nervioso y esquiva mi mirada. Yo me mantengo firme. Estoy decidida a obtener respuestas, no quiero más secretos, solo la verdad. Finalmente, Lucas suspira y se llena de valentía para responderme.

- ¿Recuerdas que... hace 3 años, hubo una época en la que nuestros padres pelaban casi a diario?

Asiento con la cabeza. Lo recuerdo bien. Estar en casa se había vuelto insoportable. No importaba lo mínimo que ocurriera, era la excusa perfecta para iniciar una pelea. Mi papá empezó a llegar tarde a casa, con tal de no tener que tratar con mi mamá... o eso era lo que yo creía.

- Bueno... - Continua - ... Las discusiones empezaron cuando la pastelería estaba en su mejor momento y mi mamá empezó a dedicarle más tiempo a su trabajo que nuestra familia. Tu nunca te diste cuenta, pero mi papá empezó a pasar mucho tiempo con Sofia. Iban y venían. Salían juntos a comer y sostenían largas conversaciones por Whatsapp... nada comprometedor, pero te imaginaras lo que pensó mi mamá al respecto.

No doy crédito a lo que escucho. Mi papá no sería capaz de...

- Alex... Nunca dudes del amor de mis padres. Mi papá adora a mi mamá, no lo olvides por favor. - Dice Lucas, interrumpiendo mis pensamientos.

- Un día...- continua Lucas- ... Fui a ver a Sofia a su oficina. No estaba su secretaria, así que no hubo quien me anunciara, por lo tanto, seguí hasta su oficina. Cuando estuve a punto de tocar la puerta, escuché la voz de mi padre dentro de su oficina. Abrí un poco la puerta, y...

Se queda en silencio. Veo como recordar le incomoda y a la vez lo lastima. Eso me hace retomar aquellas ideas que Lucas estaba intentando hacerme olvidar.

- Sofia... - intenta continuar- ... ella... se abalanzó hacia mi padre y lo beso.

Siento como mi mundo se derrumba. Las dos personas en las que más he confiado... No lo puedo creer. Me es inevitable no llorar. Mi decepción es visible, y también mi dolor. Lucas me mira y sabe que estoy destrozada. Estira sus manos para sujetar las mías.

- Después de eso, mi padre la aparto inmediatamente y le dijo que era un error, que ella estaba confundida y que había malinterpretado todo... que el la veía como a una hermana y una amiga y que el amor él tenía por mi madre era infinito y no estaba dispuesto a perderlo. Días después, las cosas mejoraron en casa, pero ese secreto me estaba matando, así que lo confronte. Le hice saber que sabia todo y el no negó nada. Ese mismo día, en la noche, mi papá le dijo todo a mi mamá, y obviamente no se lo tomo para nada bien.

Todo empieza tener sentido ahora. La frialdad de Lucas con Sofia, el distanciamiento de mis padres con ella, las cosas que dijo mi mamá hoy... Ahora entiendo todo.

- Tu nunca supiste nada, porque para esas fechas estabas de vacaciones con mis abuelos en su finca de Villavicencio. Ese día, la discusión entre las dos fue más grande que la de hoy. Creí que su amistad se había acabado, pero ya sabe cómo es. Dijo que todos merecíamos una segunda oportunidad y aposto por eso. Obviamente las cosas no volvieron a ser como antes antes, mi mamá dejo de confiar en ella y se distanciaron. Le empezó a molestar, verla a ella compartir con nosotros, en especial contigo. Pero nunca dijo nada por ella sabe lo que Sofia significa para ti.

No tengo nada por decir. Mi mente está en blanco y no sé qué se debo decir. Siento como las lágrimas corren por mis mejillas cada vez que recuerdo las conversaciones que tuve con Sofia; mis secretos, mis sueños, mis tristezas... todo se lo confié a ella, y por alguna razón siento que me traicionó. Veo como Lucas se levanta de su siento, rodea la mesa y me jala de mi mano para llevarme hacia él y abrazarme.

Salimos de Subway y caminamos por todo el centro comercial. No puedo recordar la última vez que Lucas y yo estuvimos así, como hermanos, riéndonos, sin pelear, sin juzgarnos. Me ha llevado a comer helado a Popsy y después lo he acompañado a comprarse unas deportivas. Tengo unas cuantas dudas que asaltan mis pensamientos y siento que, si no hablo ya, voy a explotar.

- ¿Por qué me odias? - logro preguntar. Lucas me mira, tiene sorpresa y confusión en su rostro.

- Jajaa, ¿yo, odiarte?... no, ¿Tu por que me odias?

- Yo no te odio, pero todo lo que yo hago no es suficiente para ti. Todo de mi te molesta, incluso lo que no hago. No importa lo haga o diga, siempre te decepciono y terminamos peleando.

- No te odio, te envidio...- dice- ...envidio tu talento, tu voz para hacerte escuchar, tu fuerza para seguir tus sueños, tu valentía por arriesgarlo todo por lo que quieres y no dejar que los demás te digamos que no puedes, incluso si mi mamá lo hace. La confianza que tienes en ti misma, es lo que envidio. Es la misma confianza que me hubiera gustado tener, para decirle a mi mamá que no quería estudiar medicina.

Siempre creí que Lucas era un fiel seguidor de los ideales de mi madre y ahora me doy cuenta que no es así. No puedo creer que a pesar de ser mi hermano y de vivir juntos, no conozco nada él. Todo este tiempo renegué que él no sabía nada de mí, y al parecer me equivoqué.

Cuando estoy a punto de contestarle, el me interrumpe.

-No quiero hablar del tema. Después lo haremos. Lo que sí quiero que sepas es que con esto... - saca mi carta de su bolsillo de la chaqueta- ... me has demostrado, que todo este tiempo el equivocado era yo. Eres la mejor y esta carta es prueba de ello. Ve a Noruega y demuéstrales a esos "aficionados" quien es la mejor. Estoy dispuesto a ayudarte en lo que necesites... solo si tú lo quieres, de no ser así lo entenderé a la perfección.

No dudo ni un segundo en lazarme en sus brazos. Lo abrazó fuertemente y el a mí.

- Gracias por confiar en mí. - Le respondo.

-Quiero que sepas, que no importa cuánto peleemos y las cosas horribles que nos digamos. Eres mi "pequeña" hermana, siempre lo serás y siempre estaré aquí, apoyándote, incluso en silencio.

Eran las palabras que siempre quise escuchar de él y es increíble creer que tuvo que pasar todo esto para que ambos fuéramos capaces de hablar. Lo cierto es que lo necesito. Necesito de su fuerza y su apoyo para continuar ya que después de hoy, nada volverá a ser igual.

De Noruega, con amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora