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- Veo que pudiste encontrar tu presente...- Satisfecha, Idina se para junto a Juan Esteban a contemplar nuestro reencuentro.

- ¿Sabías que él estaba aquí? – pregunto sorprendida.

- Es el peor compañero de viaje... solo hablaba de ti y su trabajo – dice con sarcasmo y entiendo que viajaron juntos.

Pongo de nuevo mis ojos en Ari y sin dudar un segundo le suplico -... Ari lo siento... cometí un error contigo y me arrepiento...

- Alex... cálmate por favor...- me interrumpe mientras limpia mis lagrimas-...Tenemos que hablar, pero este no es el momento y el lugar para hacerlo – usa un tono serio.

- Si lo dices por mí, no te preocupes. Alex y yo ya terminamos nuestros compromisos, así que a partir de ahora es libre...- dice con elocuencia. Voltea su vista a Juan Esteban y hace una pregunta certera- ¿Tu todavía sigues aquí?

Él la mira confundida y molesto. La cuestiona - ¿A que te refieres con eso?

- Buenos es más que obvio que tu presencia estorba... si fuiste capaz de planear todo lo que hiciste en Noruega, entonces eres capaz de entender que ya no tienes lugar en su vida... déjala en paz y márchate con la poca dignidad que te queda. Vive tu propia vida y deja que ella viva la suya – la escucho decir mientras se aparta para subirse al auto que nos trajo antes y que se aproxima a recogerla.

- ¿Quieren que los llevemos? – pregunta Idina.

- No gracia, rente un auto – responde Ari.

- Bien, entonces nos vemos mañana Alex, debemos ultimar algunos detalles... - Me comenta y aun algo aturdida, solo puedo asentir con mi cabeza- ...Y tu "chico noruego", más te vale que la cuides y la lleves a casa a una hora decente. Ahora estas en su territorio o mejor dicho en el de su padre... ahora le debes excusas a su él y no a mí, y créeme cuando te digo que estas en el radar de Alonzo – amenaza Idina a Ari.

El deja salir una pequeña risa nerviosa y responde – si lo se y gracias por la advertencia.

Idina se va en su auto y Ari me dirige a al suyo que esa a unos pocos metros de distancia. Me abre la puerta del auto y cuando estamos adentro, pregunto - ¿A dónde vamos?

- A buscar un lugar más privado, para que podamos hablar más tranquilos.

- Conozco un lugar – me apresuro a decir y él me sonríe. Empezamos nuestro viaje y por la ventana veo como Juan Esteban nos ve partir con la mirada destrozada.

***

Cuando entramos a la pastelería, una de las meseras corre hacia a mi – Bienvenida señorita Alessandra... su señora madre.

- Hola buenos días... - la interrumpo inmediatamente y Ari nos mira confundido- ya sé que no está, no te preocupes y gracias por decírmelo. Tengo que hablar en privado con él, así que usaremos la terraza privada del cuarto piso. Por favor, que nadie nos moleste y si mi madre llega, no le digas que estamos aquí, no quiero que nos interrumpa. Por favor llévanos dos cafés y los menús- ella asiente obedientemente y yo guio a Ari hasta el ascensor.

- ¿Qué le dijiste? – pregunta curioso.

- Solo le pregunté si podríamos usar alguna de las terrazas sin que nos molestaran y me dijo que sí. También le pedí nos llevaran los menús para que podamos ordenar; en unos minutos los harán.... ¡Ah! y me tome el atrevimiento de ordenar un café para ti... espero que no te moleste – le miento un poco. No quiero que se sienta incomodo o presionado, solo porque es la pastelería de mi madre, pero este lugar es el mejor para hablar sin ser interrumpidos.

De Noruega, con amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora