Ay estamos, los dos en el ascensor, mirándonos fijamente, yo esperando ansiosamente una respuesta a mi pregunta y el sin saber que hacer, si responderme o responder su celular.
No sabe que responderme, lo puedo notar en su cara. No sé qué pensar al respecto, pero sí sé que quiero escuchar. Quiero que me diga que me esperó porque le nació de su corazón hacerlo, porque quiere pasar otra hora conmigo en su carro, yo disfrutando de su compañía y el disfrutando de la mía, sin hablarnos o hablando de tonterías todo el camino, riéndonos, peleando, escuchando música y cantando a todo pulmón, como lo hacíamos antes, viendo las luces de la ciudad que adornan la noche y que hacen ese momento especial y único en la vida. Quiero saber en su respuesta, si el Juanes que conocí antes de "la situación" todavía existe. No el Juanes al que le entregue mi corazón y lo rompió en mil pedazos, el que jugo conmigo, el que me ilusiono y rompió todas las promesas que me hizo... ese no... el Juanes, tierno, cariñoso, detallista, desinteresado, mi "mejor amigo" y del que estaba profundamente enamorada y por el que mi corazón grita y pide con locura.
- Ale... yo...- Lo interrumpe una llamada entrante en su celular – Lo siento enserio es muy importante, debo atender esto... - Me dice mientras contesta su celular en inglés. Logro entender lo que habla y sé que es del trabajo. Estoy decepcionada, estoy segura que esta aliviado de poder librar mi pregunta. Yo estoy enojada. Es molesto, Juanes siempre me molesta con eso de que nunca le doy la cara a mis sentimientos, pero cuando es la hora que el de la cara a sus problemas y todo lo que eso conlleva siempre se las arregla para evitarlos y pretender que nada paso.
Su decisión y su actitud me da entender que no me va a contestar. Cuando llegamos al parqueadero, se abren las puertas del ascensor y yo salgo enojada y con marcha decidida hacia el auto, dejándolo atrás en su llamada. Cuando llego el auto, me recargo sobre el con los brazos cruzados mientras espero a que él llegue. Todavía sigue atendiendo la llamada, le hago señas para que le quite el seguro al carro y me deje entrar, pero me ignora. Está enojado, algo malo ocurre, camina de aquí para allá y en ocasiones manotea en el aire y levanta la voz.
Cuando cuelga, se gira y camina apresurado hasta donde estoy parada, pero esta furioso, saca las llaves y le quita la alarma a el carro, cuando lo hace me subo inmediatamente con la finalidad de evitar cualquier contacto visual con él. Se frena en seco, y cambia de dirección, se sube al carro.
- Iba a abrirte la puerta del carro- dice mientras se pone el cinturón de seguridad y prende el carro.
- Puedo hacerlo sola- le respondo -podemos irnos por favor, estoy cansada y quiero llegar a mi casa lo más pronto posible.
***
En todo el camino de la empresa a mi casa no nos dijimos nada. Cuando finalmente llegamos, Juanes rompe la tensión.
- ¿Podemos hablar? – Pregunta.
- Muchas gracias por esperarme hasta tarde y traerme. Le respondo mientras me acomodo para salir del carro.
- Alex por favor, hemos peleado todo el día, ¿Podemos hablar y tratar de arreglar las cosas como los adultos que somos?
Me dijo Alex, solo lo hace cuando está llegando la limite conmigo, pero lo cierto es que el día de hoy el sobrepaso los míos. Esta muy frustrado y estresado, lo puedo ver en la forma que me mira. Yo estoy agotada... de él, de su posesividad, de su actitud, de su manía por querer controlar cada aspecto de mi vida sin importar lo que yo piense. Me detengo antes de salir del carro para contestarle.
- ¿Sabes? Es curioso. Hace dos años, después de todas las falsas promesas que me hiciste y rompiste, después de todas esas estupideces, que dijiste acerca de amarme, y respetarme y no lastimarme y no sé qué más cosas... me dejaste muy en claro que siempre seria "una niña ingenua e inmadura", y que casualidad, que ahora que necesitas que toda esta situación este a tu favor, de la nada ya soy una "adulta". – le respondo con ironía y algo de dolor, pues esas palabras salieron desde los recuerdos más dolorosos que tengo de "la situación con Juanes"; recuerdo imposibles de borrar.
Agacha la mirada y sé que esta vez gane yo. Pero eso no me interesa. Me bajo del carro y busco dentro de mi bolso las llaves de la casa mientras me dirijo a la puerta de la casa, No las encuentro y cuando finalmente lo logro puedo sentir a alguien parado detrás de mí, es Juanes.
- ¿Qué haces? - le pregunto.
- Espero- responde sarcásticamente.
- ¿A qué?
- A que abras la puerta para poder entrar.
- ¿Qué? ¿Vas entrar? ¿A mi casa?
- Si
Es un desvergonzado... no lo invite a mi casa, o por lo menos no recuerdo hacerlo. Como se atreve a "autoinvitarse" sin consultármelo antes.
- ¿Y porque quieres hacer eso? - le respondo sarcásticamente e intentando descifrar sus planes... la cosa con Junes es... el nunca da puntada sin dedal, que estará tramando.
- Es que acaso no puedo saludar a mi tía/madrina... hace mucho no lo hago. - responde con sarcasmo, mientras estira sus manos hacia mi bolsa, abriendo el bolsillo trasero sacando las llaves y abriendo la puerta. - Después de ti...
¡Ufff QUE MOLESTO! Le quito las llaves de las manos y entro, no lo miro, pero algo me dice que sonríe de satisfacción de lograr su cometido... molestarme... al parecer todo volvió a la normalidad para él, ¿Para mí? No.
- Espero que tengas una buena explicación, para no haber ido a la pastelería y llegar a casa esta hora. - Es lo primero que escucho al llegar casa. Es mi mamá que sale a "recibirme" a la puerta, mi papá está detrás de ella escuchando, sabía que esto iba a pasar.
-Hola tía, buenas noches Alonzo- Interrumpe Juanes.
- ¡Juan Esteban! No sabía que vendrías... Alessandra no me dijo nada de que ibas a venir. – dice mi mamá mientras me culpa de todo con su mirada... como siempre. - entra por favor.
-Como quieres que Alessandra te diga algo, si lo primero que escucha al llegar a casa son tus quejas y peleas... en mis tiempos lo primero que hacías, es saludar a la otra persona en señal de respeto...- le responde mi papá a mi mamá, con una mezcla de sarcasmo, ironía y algo de enojo en su tono. - Hola Juan Esteban, ¿Cómo estás? - Cruza por el lado de mi madre, pone sus dos manos en mi cara y me besa en la frente.
- Hola Hija, ¿Qué tal tu día?... espero que haya ido bien- me dice mientras acaricia mi cabello. Por fin algo de amor sincero... necesitaba el cariño de alguien que no me juzgara cada segundo del día.
- Luces cansada... porque no comes algo y te vas a dormir.
- Lo estoy, pero no tengo hambre. Tengo revisar las tareas del colegio y adelantar algo de trabajo en el taller, después de eso tomare una ducha y me iré a dormir.
-Ok, pero no te quedes hasta tarde despierta- me dice para finalmente darme un beso y retirarse a la sala. Puedo ver la furia en los ojos de mi mamá. Obviamente le molesto el llamado de atención que le hizo mi papá en frente mío y de Juanes.
-Tía... -dice finalmente Juanes- ... Lamento que Ale no haya ido hoy a la pastelería, es que mi mamá necesitaba hablar personalmente con ella y me envió a recogerla a la salida del colegio para llevarla a la oficina. No pensamos que le tomaría todo el día. Salimos temprano de la oficina, pero había mucho embotellamiento y eso nos tomó tiempo. Por eso la traje algo tarde a casa. Lo lamento, fue mi culpa.
-No sabía que Sofia la necesitaba... hablamos hoy y no me dijo nada. - Responde mi mamá confundida y algo malhumorada.
Desde que llegue a la casa no me han dejado hablar. Juanes se ha tomado el atrevimiento de hablar por mí y estoy lo suficientemente cansada para reprocharlo al respecto, mi mamá me recibió con quejas y regaños y el único interesado de verdad en escucharme hablar fue mi papá que huyo a la sala para evitar confrontar a mi mamá. Como no quiero pelear con nadie en especial con mi mamá, decido seguir con nuestra rutina en donde la saludo y la evito.
- Hola mamá – le respondo mientras la miro unos segundos, para proseguir mi camino hacia las escaleras que van al tercer piso que es donde está mi habitación y el taller. Ella también me mira para finalmente decir.
- ¡Oye, oye, oye! Espera ¿A dónde vas? ¿No vas decirle nada a Juanes? Por lo menos dale las gracias... se tomó la molestia de traerte a casa a esta hora de la noche, y tu solamente te vas como si nada ubier...
Freno mi paso, suelto un suspiro y me giro rendida, estresada y frustrada, para responderles a ambos con mi característico tono sarcástico – gracias – y me voy sin nada más que decir.
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De Noruega, con amor.
Romance¿Sacrificarías tus sueños por las personas que amas? Alex, anhela ser la diseñadora de modas más reconocida del mundo, pero algunas "situaciones" de la vida, no le permitirán hacer realidad su sueño. Un concurso, dará vuelta a su fortuna y la llevar...