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-¡Oh ese es tan lindo! y ¡Mira este!- Jimin parecía un niño en aquella tienda de juguetes, queriendo mirar y probar cada juguete que veía, Jungkook lo veía con una sonrisa que parecía no querer desaparecer, incluso le dolían las mejillas por ello.

-Minnie... Venimos a comprar cosas para los enanos no para ti... Mírate, pareces un bebé... Tan lindo.- Murmuró esa última parte más para sí mismo que para el rubio que ahora estaba hincado e intentando entrar a una casita de campaña plegable para niños, el pelinegro soltó una risita. -¿Ahora que intentas hacer, ah?-

-Kookieeeee ven mira que lindo esta aquí adentro.- Le llamó Jimin asomando su carita.

-Pero no vamos a cab...-

-Oh solo entra, ven...- Jimin le jaló de la mano atrayéndolo hacia el suelo, Jungkook entró despacio apenas haciéndose caber en el pequeño espacio. -Cuando era niño me encantaba construir casas de campaña con las sábanas de mi cama.- El pelinegro lo miró y ladeó su cabeza.

-Pues yo recuerdo que a los 17 aún me tocó estar dentro de una de esas contigo en tu cuarto.- Le dijo ahora levantando una ceja y con una sonrisa traviesa.

-Y-ya lo sé pero esa vez no hicimos cosas de niños pequeños, y-ya no cuenta.- Mencionó poniéndose rojito y no pudo sostenerle la mirada al pelinegro. -A-además yo no sabía que tú... yo no estaba en mis 5 sentidos, no sabía que... Pensé que estaba dormido.- Alegó. 

-Ajá.- Soltó Jungkook simplemente pero ambos se miraron entonces.

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Flashback

Jungkook tocó la puerta de la casa de Jimin aquella mañana de sábado, eran vacaciones de fin de curso y ya que el adolecente pelinegro de ojos grandes vivía justo a lado de él, se la pasaban Juntos casi las 24 horas del día desde que Jungkook se había mudado con sus padres.

La puerta se abrió dejando ver a la nana de Jimin, una señora de casi 60 años que había vivido con los Park por casi 20 años, siempre lucía algo imponente y estricta pero la verdad es que a pesar de que sí lo era, también era la persona más dulce que Jungkook había conocido.

-Buenos días Señora Wong ¿Cómo amaneció el día de hoy?- El adolescente pelinegro entró como si fuera su casa, la señora solo sonrió ante el gesto, ese chico siempre era tan propio y tan maduro para su edad, le causaba gracia.

-Hola Joven Jeon, buenos días, todo bien por aquí, usted ¿Durmió bien?- Le respondió ella igualmente.

-Si, gracias, se ve muy bien hoy ¿Jimin esta arriba?- Preguntó ya con un pie en la escalera.

-Pues gracias por el cumplico y si el joven Jimin está en su cuarto, si necesitan algo sólo díganlo... Estaré en la cocina.- Dijo y se encamino por un largo pasillo.

Jungkook subió las escaleras de dos en dos con agilidad, caminó por un corredor lleno de puertas y ventanas enormes hasta llegar a la puerta del fondo, tenía un oso dibujado en un pedazo de papel con una leyenda que decía "TOO SWEET FOR YOUR TEETH" mismo dibujo que él mismo le había regalado al rubio, giró la manija y al entrar vio una enorme tienda hecha de sabanas, cobijas y sillas, adentro se escuchaba el sonido de la TV y olía a palomitas.

-Jiminie...- Le llamo suavemente asomándose dentro de la "carpa", sí, efectivamente, la pantalla de la televisión estaba dentro de ésta, había un tazón lleno de palomitas justo a lado del cuerpo delgado del castaño que dormía con un puchero en sus llenitos labios, Jungkook sonrió y se adentró en el lugar para sentarse cerca de él. -Tan lindo...- Dijo bajito para no despertarlo pero no pudo evitar estirar su brazo hasta que las yemas de sus dedos tocaron su mejilla y delineó sus labios con su dedo pulgar, él era medio año más joven que Jimin pero no iba a negar que le había gustado desde el momento en que lo vio, mirando por su ventana cuando acababa de llegar al vecindario con sus padres y ni qué decir cuando comenzó a conocerlo, era una persona tan dulce y cariñosa, siempre se preocupaba por todo el mundo, eso definitivamente lo terminó de enamorar.

Siempre tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora