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Antes que nada... UN PINSHI MILLÓN DE GRACIAS POR HABER LLEGADO A LAS 1K LECTURAS se me había pasado agradecerles desde el fondo de mi corazón q por cierto es púrpura 💜🤟🏻 oh si!!! No saben cuanto l@s amooooooo....






Cuando salió de aquella sala de juntas Jimin por fin sintió el aire entrar en sus pulmones, relajando un poco sus músculos y sintiéndose sin aquella sensación de sofoco en su pecho, aunque dejó que sus manos comenzaran a temblar.

Iba caminando quizá un poco más de deprisa de lo necesario pero de verdad necesitaba salir de aquel edificio, preguntándose como iba a soportar al idiota de Jungkook los próximos meses, ensimismado en cómo era posible que se viera tan malditamente atractivo y al mismo tiempo esa arrogancia lo hiciera odiarlo aún más de lo que ya lo hacía.

"Consentido... Ese idiota..." Pensaba Jimin justo al dar la vuelta del pasillo directo a los elevadores cuando...

-¡Jimin!- Escuchó la voz del pelinegro aproximándose detrás de él.

Lo ignoró y siguió caminando al mismo ritmo, llegando justo frente a los elevadores y oprimiendo el botón con la flecha hacia abajo.

-¡Jimin-ah!- Escuchó de nuevo, con nervios y exasperación... Okay, quizá más de lo primero. Se giró lentamente y controlándose de nuevo encaró al pelinegro sin decirle una palabra pero mirándole a los ojos. -¿Tanto me odias que no puedes si quiera responder cuando te llamo?- Le dijo con esos ojos de venado que lo hacían lucir tan inocente.

-Pues... Sí, más o menos... Y soy mayor que tú, deja de hablarme así.- Dijo Jimin con seriedad. -¿Que necesitas?- Le preguntó el rubio cruzándose se brazos.

-Okay, lo siento... Solo... Pues quería decirte que de verdad es un honor poder trabajar contigo y que por lo menos espero que no me mates mientras esto dure... Yo... Gracias por aceptar trabajar con la agencia y... Pues conmigo.- Continuo Jungkook, se veía hasta cierto punto tierno nada de aquel chico egocéntrico de la sala de juntas.

-Ya... No necesitas decirme esto, soy muy profesional en mi trabajo, además créeme que si no fuera por un motivo enormemente importante para mí, jamás hubiera aceptado estar cerca tuyo pero en fin, ya estoy aquí ¿no?- Respondió de forma hiriente. -¿Eso es todo?-

-Yo solo quiero llevar la fiesta en paz.- Dijo Jungkook, sus ojos reflejaban tristeza y dolor pero el rubio prefirió centrarse en sus propios sentimientos, a final de cuentas no sabía si era sincero o no, o mejor dicho quería, se aferraba a seguir odiándolo.

-Jungkook basta... bastante tengo con tener que soportarte siete malditas horas diarias los próximos meses, de verdad solo... Seamos profesionales y ya está.-

-Soportarme...- Dijo Jungkook con sarcasmo. -¿No será que tienes miedo?- le preguntó levantando una ceja.

Jimin sonrió amargamente y dio un paso, quedando frente a Junkook y lo miró a los ojos desde su estatura. -Pues claro que tengo miedo...- el pelinegro lo miro con ternura. -Tengo miedo de que lo hijo de puta, lo mentiroso y lo idiota sea contagioso y tantas horas contigo pues...- Dijo con una expresión fría, justo en ese momento el sonido del ascensor aviso que éste se había detenido en ese piso, mirándolo a los ojos una vez mas y sin decir otra cosa, Jimin se giró sobre sus talones y entro en el ascensor.

En el rostro de Jungkook se dibujo una sonrisa divertida lentamente, a pesar de que el comentario le había dolido, también le divertía el sentido del humor del rubio.

-Jimin-ah.- Le dijo justo cuando el rubio se giró. -Estás aún más hermoso que antes.- Soltó cuando las puertas comenzaron a cerrarse.

Jimin no tuvo tiempo de responder nada, sólo se quedó mirando las puertas cerradas del ascensor, su reflejo en ellas le mostro unos ojos verdes bien abiertos y entre sus labios una pequeña distancia de separación, sí, se había quedado sorprendido ante aquellas palabras. -Imbécil.- dijo Jimin, su corazón latiendo a la velocidad de la luz y un toque rosado adornaba sus pómulos. -Mierda...- susurró para sí mismo. -¿En serio Jimin?... Por dios no seas imbécil, no regresaste a Corea para seguir siendo un idiota.- entonces su reflejo volvió a ser serio y frío, aplaudiéndose así mismo por ello soltó un suspiro profundo, si sólo su corazón siguiera el ejemplo de su cerebro.

Siempre tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora