Capítulo Final

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7 meses después...


-Ma... Ma no puedo... M-me va a dar algo.- Dijo Jimin nerviosamente mientras se tronaba los dedos, caminando de un lado a otro, vestido con un traje completamente blanco a excepción de la corbata que era de un dorado que contrastaba hermoso con el verde de sus ojos, llevaba un maquillaje ligero pero en tonos un poco rosados en los ojos que le daba un toque inocente y adorable al mismo tiempo que sexy con esa mirada gatuna y esos labios suavemente entintados de rojo con esa apariencia de haber comido una paleta de cereza. 

-Tranquilo cariño... Vas a poner nerviosos a mis pequeños bombones.- Le habló su madre con tranquilidad y una sonrisa divertida en los carnosos labios que el rubio le había heredado. 

-Y... ¿Y si no llega? ¿Y si...Si me cambia por un camión lleno de leche de banana, no sé a él le gustan mucho y se puede ir corriendo tras él, o si n...- 

-Bebé ya...- Se levantó su madre recostando a MinGuk en la cama a lado de MinNa para después acercarse a su hijo. -Ven aquí.- Tomó sus manos. -Jungkook te ama, solo mira todo lo que han debido pasar ambos para estar juntos, eres el amor de su vida, si hubieras escuchado todo lo que le dijo a tu padre cuando pidió tu mano... Dios mío que si es romántico el chico ¿Ah?- Ella sonrió contagiando a Jimin. -Eso sin contar todo lo que hizo mientras estabas en el hospital, tu padre le tomó mucho aprecio desde entonces... Ts... Incluso diría que hasta cariño al darse cuenta del amor que siente por ti y los niños.- Acomodó la corbata de su hijo. -Así que basta de nervios que tu futuro esposo y el padre de tus hijos esta esperando por ti en ese altar, y seguramente estará igual de nervioso que tú... No... Probablemente esté peor.- Dijo soltando una risita.

Jimin soltó todo el aire de sus pulmones. 

-Gracias mamá...- Dijo con ojos brillosos y una sonrisa. 

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a su padre con una expresión serena en el rostro aunque ese seño fruncido daba a entender que estaba igual de nervioso que su hijo. 

-Pero mira que hermoso estas.- Dijo mirándole con una sonrisa dulce. -Mi pequeño.- El mayor besó su frente antes de abrazarlo cálidamente. -Parece que fue ayer cuando estabas igual de pequeño que estas dos dulzuras.- Dijo girándose hacia los dos pequeños sobre la cama, a Jimin se le aguaron los ojitos. 

-Basta papá, me harás llorar.- Soltó abanicándose los ojos con las manos para espantar las lágrimas. 

-Vale, vale... Pero es que mírate, todo un adulto, siendo papá de 3 y ahora te casas con un greñudo pintarrajeado de tinta por todos lados y perforado hasta por dios sabe donde.- Siguió el mayor haciendo reír a Jimin. 

-Deja a mi greñudo pintarrajeado en paz, y de sus aretes mejor no hablemos.- Bromeó. 

El señor Park soltó un largo suspiro.

-Amándote como te ama cariño... Creo que así fuera un mismísimo extraterrestre le hubiese dado tu mano, no creo que haya hombre mejor para ti y mis amados nietos que él.- El mayor miró sus ojos. -Sabes que no somos muy católicos ni nada de eso pero igual como tu padre y estoy seguro tu madre, te deseamos todas las bendiciones del mundo por que te las mereces... Ambos... Y quiero que sepas que te amo, sé que no hemos estado muy presentes en muchas cosas... Has vivido varias etapas de tu vida sin nosotros presentes físicamente pero quiero que sepas que todo lo que trabajamos, todo lo que hacemos, amor siempre fue por ti y para ti, lamento si en algún momento te hemos fallado como padres pero eso no quita el hecho de que te amamos mucho y siempre serás nuestro bebé.- Una lágrima se derramó de sus ojos pero éste la limpió rápidamente. -Los amo a los dos.- Continuó girándose hacia su esposa que igualmente lloraba. 

Siempre tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora