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Ese mismo día después de que ambos terminaron su desayuno y de que Minho estuvo ya más tranquilo, le pidió a Jungkook que lo llevara al cementerio, y a pesar de todo así lo hizo, incluso lo dejó solo frente aquella tumba que tanto daño le hacía mirar, el pequeño se había pasado ahí casi media hora para después regresar con sus ojitos rojos e hinchados de tanto llorar, ambos dejaron un ramo de rosas blancas y se encaminaron al auto, Jungkook estaba callado, realmente no tenía idea de si preguntar o no a su enano lo que había ido a hacer ahí, no lo entendía del todo, pero no podía negarse de cualquier forma, quizá tenía sus razones, era demasiado maduro, noble y no lo iba a cambiar.

-Pa...- Hablo Minho sacándolo de sus pensamientos. 

-¿Mh?- Respondió mirando el camino.

-Lo extraño mucho... Nada es igual si no está...- Dijo sin más, Jungkook lo miró y notó el pequeño puchero y el seño fruncido, su propio pecho dolió.

-Lo sé enano... Lo sé...- Respondió soltando un largo suspiro, sus oscuros ojos llenándose de lágrimas una vez más mientras sus manos se aferraban al volante.

-¿Pa?- Volvió a hablar Minho.

-¿Si?- Respondió parpadeando rápido para asustar esas lágrimas antes de volver su rostro hacia su enano

-¿Podemos llamar a la señora Lee? Quiero ver a Taemin y Jonghyun.-Jungkook sonrió levemente. 

-Claro, es bueno que no dejes a tus amigos de lado, ellos me han llamado para preguntar por ti, te extrañan mucho, sobre todo Tae.- Le explicó, el pequeño sonrió un poco. 

-Lo siento, no volveré a hacerlo ¿Pero si me dejas ir y quedarme con ellos hoy?- Preguntó el pequeño entuciasmado mirando a su papá, aunque segundos después, como si recordara algo, su sonrisa desapareció y su seño se frunció se nuevo. -B-bueno, pero no quiero dejarte solito tampoco.- Dijo pensativo. -No mejo...- 

-Nada, yo puedo ponerme a trabajar, ve con ellos, sólo se han visto en el colegio y no les has dirigido la palabra, tienes que disculparte por eso también.- Habló el pelinegro y la verdad es que si se había cargado de trabajo a propósito. 

-B-bueno, vale, pero me llamas en la noche para saber que estas bien.- Respondió Minho seriamente señalándolo con su dedito índice como si fuese el padre de la relación, Jungkook sin poder evitarlo soltó una risita.

-Vale.- Dijo simplemente mirándolo de reojo.

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Después de hablar con la señora Lee y que ésta aceptara recibir a Minho en su casa, Jungkook decidió primero ir al apartamento por el pijama y cepillo de dientes del pequeño, fue como si la voz de Jimin le hubiera dicho lo que tenía que hacer como siempre, acomodó una muda de ropa para el día siguiente en la mochila del pequeño junto con algunos videojuegos y ambos se dirigieron a la casa de los Lee. 

De regreso el pelinegro pasó a comprar algo de comida y ya el apartamento se dirigió a su estudio, tomó su portátil y decidió trabajar en su habitación, algo se sentía diferente aquel día, después de hablar con su enano, esa opresión en el pecho se había ido, no sentía esas ganas inmensas de llorar, y por primera vez desde todo lo ocurrido, desde que su rubio favorito no estaba con él, tenía esas ganas y esa pasión de querer trabajar y no sólo por que debía hacerlo, encendió el TV en algún canal de videos musicales, se sentó en la cama con el computador sobre su regazo y se puso los lentes de aumento. 

-Okay...- Dijo para sí mismo... -Jhm... Vale... Estas ya están terminadas...- Hablaba solo mientras revisaba sus pendientes. 

Pronto el sol cayó y por el ventanal entraban sólo las luces de la ciudad y la oscuridad de la noche, algo cansado, quitó sus lentes y frotó sus ojos con las yemas de sus dedos pulgar e índice, recargó su espalda en la cabecera de la cama y apagó el TV que ni siquiera había visto en toda la tarde, el silencio reinó en toda la habitación, se sentía tanta paz y tranquilidad que se permitió por un momento cerrar los ojos antes de continuar con su trabajo. 

Siempre tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora