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A pesar de que ya tenían una enorme casa donde vivían con sus 3 pequeños, aquella noche de bodas decidieron pasarla en el apartamento, Jungkook se había encargado de decorarlo todo con las flores favoritas de Jimin que eran casualmente los lirios de tigre, la flor de nacimiento del pelinegro, en la estancia, justo frente a la pared de cristal transparente donde se apreciaba la ciudad, había un futón matrimonial y muchas almohadas alrededor junto con frazadas y sabanas para cubrirse perfectamente dobladas, había una botella de vino tinto con dos copas.
Cuando entraron ambos se soltaron de las manos, estaban más nerviosos que dos adolescentes a punto de perder la virginidad, pero ninguno decía nada, Jungkook se quitó el saco dejándolo sobre el respaldo del sofá y a éste le siguió la corbata, deshizo los tres primeros botones dejando ver parte de su pecho, al igual que los botones de las mangas de la camisa blanca para poder así arremangarlas, los tatuajes en tinta negra en su antebrazo haciéndose presentes, Jimin se dedicó a mirarlo caminar hacia la ventana y detenerse ahí para mirar la ciudad con las manos en los bolsillos del pantalón, ya que no habían prendido las luces, sólo la luz de una enorme vela aromática de vainilla era lo que iluminaba la estancia tenuemente, aunque no les hacía falta más, ya que las luces de Seúl, combinadas con la luna y el cielo estrellado de afuera contrastaban hermosamente decorándolo todo a través del enorme ventanal.
Ninguno de los dos dijo nada mientras Jimin se quitaba la ropa detrás de su esposo hasta quedar completamente desnudo de la cabeza a los pies, y a pesar de que el pelinegro podía escuchar el roce de la tela al ser retirada, esperó pacientemente sin girarse.
Jimin caminó cual felino con pies descalzos hasta quedar detrás del pelinegro y rodeó su cintura con los brazos reposando su mentón sobre su hombro, Jungkook sonrió posando sus manos sobre las de Jimin sobre su estómago soltando un leve suspiro.
-Amo nuestra casa... Pero si te soy sincero, extraño esta vista durante la noche y el amanecer.- Habló el rubio con voz suave, casi como un susurró, uno que erizó por completo la piel de Jungkook al ser escuchado entre tanta calma. -Pero supongo... Que de todos modos ya no íbamos a caber aquí.-
Jungkook sonrió aún más y lo miró sobre su hombro. -Yo amo aún más la vista que tengo ahora mismo.- Sus ojos recorrieron el cuerpo desnudo de Jimin, o bueno tanto como la posición en la que estaban se lo permitía, así que se giró completamente de frente a él. -Pero mira el monumento que tengo por esposo.- Dijo soltando un gruñido y mordiéndose el labio inferior. -Ven aquí.- Soltó posando su mano sobre la nuca del rubio para acercarlo a él delicadamente, éste posó las palmas de sus manos sobre los enorme pectorales del pelinegro dejándose hacer, ambos se encontraron a la mitad, uniendo sus labios en un beso suave, lento y al mismo tiempo lleno de deseo y amor, de necesidad, entrelazando sus lenguas en el proceso, Jimin corrió sus manos sobre los hombros ajenos y después a su espalda, sus omoplatos la parte de atrás de su cuello hasta llegar a soltar la coleta de cabellos oscuros mientras Jungkook se deleitaba con la piel de la espalda del rubio, su pequeña cintura y sus anchas caderas, ese redondo y suave trasero que era su perdición se sentía tan bien bajo su tacto.
-¡Nhg!, como te amo bebé... En serio... No tienes idea.- Jungkook bajaba por su mandíbula con húmedos besos y leves mordiscos que sabía derretían a su rubio favorito.
-S-si la tengo...- Jimin bajó despacio su mano derecha acariciando todo a su paso hasta llegar a la entrepierna del pelinegro masajeando su miembro ya erecto sobre las capas de ropa que lo cubrían.-
-Mhg... Joder... A-amor.-
-Quiero que me hagas el amor mientras miramos la ciudad Jungkook... Quiero que el mundo vea que sólo te pertenezco a ti y tu a mi.- Sus manos se deshicieron de la camisa del pelinegro y del botón y cinturón de los pantalones para poder bajarlos junto con el bóxer, mordiendo y lamiendo toda la piel que le era posible, poniéndose de rodillas en el proceso. Miró a Jungkook desde donde se encontraba, su pulgar esparció el pre semen que ya se encontraba sobre el glande y sin despegar sus ojos de los contrarios metió su miembro entre sus húmedos labios robándole un gemido al más alto que el reflejo posó su mano con delicadeza entre los dorados cabellos de Jimin, unos segundos después éste se levantó ayudado por Jungkook quien volvió a unir sus labios, probándose en ellos, cuando se separaron, sus respiraciones se aceleraron y éste último giró a Jimin, pegando su espalda contra su pecho.
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Siempre tú...
FanfictionJimin y Jungkook solían amarse mucho, eran la pareja perfecta desde la adolescencia, siempre melosos como ellos solos... pero todo cambió el día en que Jimin encontró a la persona que más amaba, el dueño de su corazón, Jungkook, en la cama con uno d...