59. ¿Qué pasa, nena?

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Han pasado tres días desde que nacieron las gemelas, hoy por fin podré ir a casa junto a mis princesas, no veía la hora de salir del hospital.

– Solo tienes que firmar esto y ya te puedes ir – dijo una enfermera entregándome un portapapeles con hojas.

Les di una leída rápida para después firmar, le regresé los papeles y me dio autorización de irme.

Mi padre llevaba los bolsos y todo lo que habíamos traído o regalado, mi mamá llevaba a Zara en brazos y yo a Lilit.

Cuando llegamos al auto mi padre subió todo en el maletero, en el asiento trasero había dos portabebés dejando el asiento de en medio libre.

Recosté a Lilit en uno mientras mi madre hacía lo mismo con Zarah en el otro portabebé, cuando ya estaban bien sujetas a como pude subí y me acomode en medio de las bebés

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Recosté a Lilit en uno mientras mi madre hacía lo mismo con Zarah en el otro portabebé, cuando ya estaban bien sujetas a como pude subí y me acomode en medio de las bebés.

El camino fue muy tranquilo y silencioso, pues no queríamos poner música ya que las gemelas iban dormidas, yo iba revisándolas cada cinco minutos para verificar que estuvieran bien, aveces puedo llegar a ser un poco paranoica y en el hospital me explicaron algo acerca de la muerte de cuna, así que pues me entro miedo.

Cuando llegamos a casa bajamos primero a las bebés, las dejé en la sala con mi madre para ayudar a mi papá a bajar todos los bolsos y cosas que habíamos llevado o nos habían regalado la familia.

Terminamos de meter todo y lo subimos al cuarto de las gemelas, ellas aún no dormirían ahí ya que están recién nacidas, empecé a acomodar la poca ropa, pañales, osos, globos entre otras cosas que llevo mi familia para darles la bienvenida a mis princesas a este mundo. Al terminar revisé la hora, eran las 7:00, la verdad yo me sentía muy cansada y pude notar que mis niñas de alguna forma también lo estaban debido a que no se habían despertado para nada.

Baje las escaleras para encontrarme a mis papás en la sala con las nenas.

– Hola – salude al llegar a donde estaban los cuatro

Miré a Zara y a Lilit, no pude evitar sonreír, me sentía muy feliz de poder tenerlas conmigo, en ese mismo momento mi felicidad fue opacada por la tristeza.

Le estaba negando a Fred el hecho de conocer a sus hijas, de compartir con ellas pero es que yo me seguía sintiendo mal por lo que pasó antes y sé que ya no me puedo excusar diciendo que él no me creería que son de él, por que es claro que son sus hijas, digo, gemelas y pelirrojas, más obvio que eso no se puede.

– ¿Qué pasa, ovejilla? – la voz de mi papá me sacó de mis pensamientos

– ¿Eh?, nada, estoy cansada, es todo – suspire tratando de sacar esos pensamientos de mi cabeza

Me acerque al portabebé de Zara ¿o era Lilit?, pff, esto será más difícil de lo que me imagine, me incline a revisar la pulsera y era Zara, la cargue y la acomode en mi brazo derecho, después me acerque a Lilit la cargue como pude también acomodándola en mi brazo izquierdo.

¿Por qué? (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora