122. Lo que no se dijo

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Jill POV

Y una vez más Fred me había dejado ahí parada, sola como hace once años atrás y sin darme la oportunidad de decir algo más.

Sentí un nudo formarse en mi garganta, el temor me invadió junto a la desesperación, no sabía qué hacer o qué pensar. Fred se había ido y yo... nosotros nos quedamos solos.

Quería mantenerme positiva y pensar que él regresaría pero conforme más pasaba el tiempo más lejana veía esa posibilidad.

Caminé al sofá y me senté en donde mi pelirrojo se había sentado unos segundos atrás. Tomé los pequeños converse y sonreí porque a comparación de la última vez ahora si me sentía lo suficientemente capaz de hacer esto tal vez sola. 

Tal vez mañana vaya a buscar a Fred y hablaremos, me imaginó que ha de estar abrumado, ojala y sea eso. Suspiré. 

Me quedé en la sala intranquila mientras miles de cosas pasaban por mi cabeza. De todas las formas en la que me había imaginado la reacción de el pelirrojo esta fue la que nunca apareció en mi cabeza.

Reí para mi pensando en que él siempre encuentra la manera de sorprenderme incluso con momentos como este.

Tomé uno de los tantos libros que tengo y comencé a leer pero me costaba concentrarme así que mejor prendí el televisor buscando algo que me distrajera y encontré Friends, me quede viendo el capítulo que casualmente era el de cuando Rachel se entera que está embarazada.

Narrador omnisciente

Fred apareció de nuevo en el apartamento de Jill quien sin darse cuenta se quedó dormida acurrucada en el sofá mientras veía Friends.

El pelirrojo que apareció en la cocina se dirigió directo a la sala para buscar a la castaña por la cual había sufrido muchos años, logró visualizar su rebelde cabellera en el gran sillón ya que desde donde estaba el chico no podía ver el rostro dormido de su novia.

– Ji – le habló sin embargo no recibió respuesta – Nena, lo siento – dijo mientras se acercaba a ella pero sigo sin respuesta alguna.

Fred suspiro algo frustrado consigo mismo por ser tan tonto aveces. Siguió caminando hasta que estuvo frente a ella.

El Weasley sonrió al ver el pacifico rostro de su novia, el cual que aun ella estaba dormida reflejaba una ligera tristeza. Él sonrió tristemente al sentirse tan culpable de que aun dormida ella seguía dolida.

– Bonita – dijo moviéndola un poco sin obtener resultados – Hey, Jill – habló un poco más alarmado y agitando su cuerpo con más de brusquedad.

La castaña abrió lentamente sus ojos – ¿Fred? – preguntó con un suave tono de voz

– Si – dijo él aliviado – ¿Cómo estás? – cuestionó en un intento de iniciar la conversación de la que él sabía que no podía escapar y aunque pudiera no lo haría.

Jill asintió dándole a entender que estaba bien – ¿A dónde fuiste? – preguntó tallándose los ojos

Con esa simple acción Fred la vio tan vulnerable pero él sabía que eso no era así. Para el pelirrojo Jill era la mujer más fuerte, inteligente e independiente que alguna vez había conocido.

– A casa de Bill – dijo sin más

– ¿Bebiste? – volvió a cuestionar al sentir el aliento de Fred que olía un poco al Whisky que había tomado hace un rato.

– Solo un trago, ya sabes para calmar los nervios – dijo excusándose

– ¿Nervios? – dijo Jill un poco más alto y algo molesta con el chico frente a ella – Que conveniente, salir corriendo a beber cuando más te necesito – le reprochó

¿Por qué? (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora